Las fiebres de la memoria es una novela escrita por Gioconda Belli, que embauca rápidamente al lector, transportándolo a periodos históricos neoclásicos de influencia grecorromana en la que se describen paisajes de lugares emblemáticos unido a la belleza de la narrativa que utiliza la autora. En esta se expone la forma de proceder de la monarquía de 1847, cuando alguno de su miembro se veía involucrado en un escándalo, y prefería hacer algo inverosímil para evitar que los hechos trascendieran, y evadir la justicia civil. En ese marco se ambienta la trama de la novela, narrada por Charles Choiseul Theobald de Praslin, un noble de la corte de Luis Felipe I de Orleans, rey de Francia; años después de haber ocurrido la tragedia.
Los seres humanos estamos físicamente “programados” para intentar sobrevivir; ante el peligro se activan todas las capacidades que se tienen, y nos concentramos en tomar decisiones rápidas para mantenernos a salvo (Trajtemberg, 2017), a tal punto que hasta quienes no respetan el derecho a la vida de los demás hacen lo inimaginable por conservar la suya. Es el caso del duque Charles Theobald quien, ante la idea de ser capturado y encerrado en prisión, aflora el miedo que sienten las fieras cuando huelen la presencia del cazador, y optó por quitarse la vida, aunque sus allegados lo impidieron.
En su huida, Choiseul inicia una travesía en la que conoce a personas, enmascarando su identidad, y desde un rol diferente al que tuvo cuando era miembro de la monarquía, intentando rehacer su vida. Para esto, debe enfrentar largas noches en las que el remordimiento le impide conciliar el sueño, la nostalgia ante el abandono de sus hijos, la modestia en la que tenía que vivir, privase del lujo que significa pertenecer a la monarquía, asumir una nueva personalidad, en un lugar remoto, donde no fuera reconocido, y pudiera ver la vida desde un ángulo que jamás pensó vivían las personas comunes, sin abolengo, en lo que él se había convertido.
El desasosiego, especialmente al despertar de una pesadilla impedían que el duque Charles Theobald Choiseul pudiera continuar su actual vida en paz, pese a encontrarse en Matagalpa, Nicaragua un paraíso, le acompañaba su pasado, y no podía olvidar su complicidad en el crimen contra su esposa, borrar el recuerdo de los hijos procreados en su primer matrimonio, la nostalgia ante el recuerdo de los amigos que había dejado y de quienes que no se despidió. La fraternidad es un valor al que no tiene derecho quien huye de la justicia, pero que él no dejó de sentir siendo simplemente un ser humano, sin los títulos de la monarquía del pasado.
Durante mucho tiempo, Charles mantuvo un perfil bajo en Matagalpa, sin embargo, la crisis sanitaria que ocurrió en la comunidad le indujo a desempeñar el oficio de médico, sin mucho esfuerzo y gracias a los conocimientos de botánica que tenía. Fue visto como un salvador y pasó a ser nombrado el doctor de la comunidad. El transcurrir del tiempo se encargó de que volviera a enamorarse, formar una familia, convertirse en otra persona, respetada, amado por su esposa actual, y los hijos que procrearon, lejos de las comodidades en las que creció y en la que fue formado para que le sirvieran, en su nueva vida él servía.
Y, aunque el paso del tiempo influye en que los hechos dolorosos se olviden, igual que las dificultades que se enfrentan en la cotidianidad, y Charles se mostraba como una persona feliz, cuando menos lo espera, en medio de un sueño reparador surgía una pesadilla y desde su psiquis como un fantasma el olor de la sangre de Fanny que venía a recordarle su complicidad en el horrendo crimen de la madre de sus primeros hijos.
Por otro lado, en la sociedad centroamericana, la mujer desempeñaba un rol más activo que en la monarquía de la época, en esta última, se impone el patriarcado, y su papel es una figura decorativa destinada a procrear hijos que continúen la sucesión de los cargos destinados para los hombres, y Fanny cumplió a la perfección con este, sin embargo, la maternidad deja estragos, huellas en la figura femenina, y esto incidió en que el amor que Charles sentía por ella se diluyera como el óleo en la linaza, y buscara la satisfacción sexual en otros brazos, la nana de sus hijos. Lo que condujo a que su esposa recibiera varios tipos de violencia, entre estas la sexual, que al parecer era lo que Fanny más extrañaba porque se entendían muy bien en la intimidad, aunque la comunicación fuera un fracaso como pareja
Gioconda Belli diluye la línea que separa la ficción de la realidad al mostrar como escapa de la justicia Charles Theobald, similar a como ocurrió con un recluso en una de las cárceles del país. Acaso, ¿este fue un lector de las fiebres de la memoria, y orquestó su escape de forma parecida a Charles Theobald?, ¿fue solo una coincidencia en los hechos? o ¿la autora partió del incidente para dotar de veracidad su narrativa?