Esta ocupación debe contar de un enfoque multidimensional dado el alcance, impacto y diversidad de situaciones implicadas en los 8 años de ocupación y su proyección en el tiempo, marcando de forma definitiva, el devenir del país hasta los tiempos modernos.
En lo político
Obviamente que esta intervención interrumpió la vida soberana de la nación, desarticulando su tejido político, institucional, jurídico y militar. La ocupación militar norteamericana impuso otras reglas de juegos que dejaría al país huérfano de su independencia y dinámica libertaria, pasando a ser territorio norteamericano que condicionaba todo accionar político interno y control absoluto en lo militar y la seguridad nacional.
En lo económico
La ocupación definitiva de las aduanas y el control de las recaudaciones del fisco, fueron causas inmediatas de esta intervención, pasando luego los norteamericanos a definir la economía del territorio a partir de sus intereses políticos y comerciales. Una de las primeras medidas que redundarían en realidad a una mejora de la vida económica nacional, lo fue la implementación y aplicación de una contabilidad pública, práctica esta inexistente en el país y para ellos, los EUA, factor determinante, junto al factor político del desorden de las finanzas nacionales, la corrección administrativa y el incumplimiento con los compromisos de pago de la deuda externa.
Igualmente sobre este renglón de la ocupación se destaca la inversión en obras de infraestructuras importantes en la consolidación de su política de dominación en nuestro suelo como la construcción de carreteras, caminos, hospitales, escuelas, puentes y otras obras de desarrollo que les ayudaba igualmente en su estrategia de control y seguridad del territorio y los posibles conatos de resistencia que se registrasen.
También valga decir que la llegada de los norteamericanos al país privilegia la economía azucarera en el orden de prioridades de la producción nacional, desarrollando esta área de la economía que implicó la importación de mano de obra sobre todo, haitiana y la construcción de una gran infraestructura en los bateyes, donde residía el personal de control de estos enclaves agroexportadores.
En lo social y cultural
Su dominación impactó sobre la vida social y el rechazo de las formas culturales del dominicano, aunque no fuera un objetivo claro de dominación, de una u otra manera estas relaciones inter étnicas, reflejaban la razón del encuentro de estas formas nacionales diferenciadas.
Naturalmente que esa presencia influyó en las formas cultuales nuestras en donde la vida cotidiana y del lenguaje coloquial, algunas de cuyas algunas siguen siendo parte del anglicismo nuestro como parqueo, zafacón, entre otras.
Las marchas militares que acompañan los desfiles de las tropas norteamericanas son aun parte de las formas de organización predilectas en la mayoría de los pueblos nuestros hoy como son los bastón ballets, que, acompañados de los redoblantes, el bastón, los pasos y acrobacias, encabezan la mayoría delas actividades oficiales de los pueblos del interior como parte de esa herencia recibida.
Su presencia, ya no solo como bastón ballet, sino como danzas rítmicas contagiosa está muy presente. En el carnaval conocidos como los Ali Baba, cuya coreografía descansa de redoblantes y trompetas ocupan la mirada, la atención de los públicos del carnaval dominicano siendo su lugar de origen los barrios tradiciones de la capital, en especial Villa Francisca, Villa Consuelo y Villa María y Mejoramiento Social, sugiriendo algunos estudiosos que el personaje de Califé, está muy relacionado al Tío Tom, pero con dimensiones artística y crítica en el carnaval dominicano y con traje de corte norteamericanos y sus símbolos también como la bandera de ese país.
En lo militar
La creación de un ejército de ocupación les permitió deshacer las viejas prácticas caudillistas provenientes de las distorsionadas costumbres militares de los viejos caudillos y la tradición militarista nuestra, sino también crear continuadores entre los reclutados internos que pudiesen en un momento sustituirlos en el mando y las formas de dominación que les permitiera seguir controlando el país a través de terceros por ellos seleccionados, como sucedió en el caso de Rafael Leónidas Trujillo, oficial del ejército de ocupación seleccionado luego como el brigadier que dejan al frente de este ejército profesionalizado por ellos y bajo las condiciones por ellos establecidas, una vez se retiran en 1924.
La resistencia
Naturalmente en este recuento se incluye la resistencia que se produjo de distintas maneras y en distintos momentos, pero las hubo de manera constante como los llamados Guerrilleros del este, por los norteamericanos denominados gavilleros, término despectivo que denigraba la figura y acciones y motivaciones del quehacer de estos campesinos y sectores sociales que se organizaron en el este y resistieron con cierto ahínco la ocupación de 1916, creándole preocupación al gobierno de los EUA.
Asimismo en las zonas urbanas, más refinados, con nivel académico y de una clase social económicamente estable, se originó un movimiento nacionalista representado en ciertas figuras de renombre y de familias y capas sociales importantes que, desde algunas ciudades y en especial la capital de la república, impulsaron un movimiento urbano de resistencia que fue expandiéndose entre profesionales, escritores, artistas, comerciantes y miembros de este sector social, con voz y espacio de opinión cada vez creciente y que, igualmente, fueron reprimidos, como los guerrilleros del este, aunque con métodos distintos por ser un movimiento de resistencia urbano.
Finamente, se conoce la confrontación del liborismo de San Juan de la Maguana con el ejército norteamericano que, decidido a desarmar la población civil como parte del mecanismo de control político por ellos ejercido, se encuentra con la negativa de Liborio Mateo, Mesías, jefe religioso popular o líder de un movimiento mesiánico de importancia en la zona sur del país, que le opone resistencia y termina acribillado a balazos en la parte sur de la cordillera central del lado a San Juan de la Maguana en 1922. De otra naturaleza, esta forma de resistencia encontró en el desarmen de sus milicias una causa para explicar la ocupación norteamericana y ser parte de esa resistencia que encontraron los americanos en el período 1916-1924, uno por unas razones, otros por otras.
La desocupación norteamericana. Las lecciones de 1923 y la transición
En 1923 se organizan unas elecciones para producir sin traumas la salida de las tropas norteamericanas del país, cuya condición vino como arte del acuerdo de esa ocupación. Estas son condiciones en ese momento consideradas las de mejor perfil para ser definidas como las primeras elecciones organizadas bajo criterios internacionales más o menos establecidos para la época, aunque aclaramos que se dieron con un país ocupado.
Estas elecciones fueron ganadas por un viejo caudillo ya presente en las acciones políticas que dieron con la muerte de Ulises Heureaux en 1899, siendo para la ocasión presidente interino de la transición.
El país celebró con júbilo, uno una vez llegara Horacio Vásquez como presidente: la desocupación y el magnetismo del viejo caudillo y su liderazgo innegable cargado de esperanza y futuro en la mente de la población.
Su inicio fue marcado ya tempranamente por luchas internas, y viejas formas políticas que la ocupación no pudo resolver porque eran endémicas a la conformación del tejido sociopolítico de la nación y una mala herencia del caudillismo decimonónico, del cual nos ha resultado difícil desprendernos.