Con Gaza en el corazón
Marcio Veloz Maggiolo (1936-2021) fue, además de un gran escritor de lo breve, un ser humano excepcional por su formación, entre otras materias como arqueólogo y antropólogo. Fue también un transformador de la novela dominicana de vanguardia y de nuestra narrativa, un genio de la imaginación. Escritor, además, de poesía, logró en diversas ocasiones los premios nacionales de novela y cuento, así como muchos otros éxitos dentro y fuera de nuestro país. Su vida y su trabajo tenían múltiples facetas y escucharlo era un viaje al mundo del conocimiento de lo dominicano y de nuestra identidad cultural.
Hoy, cuando todos tenemos la cabeza puesta en las elecciones presidenciales y legislativas del próximo 19 de mayo, cuando todas las esperanzas de dignidad se depositarán ese día en las urnas, vamos a detenernos en otros temas, puesto que las expectativas y las esperanzas de cambios también entran dentro del mundo emocional de las sociedades.
Por casualidad me he reencontrado con una novela de Marcio, La vida no tiene nombre, que no alcanza ni las cien páginas, pero que está llena principalmente de una dura realidad que marcó a República Dominicana, puesto que se desarrolla durante la invasión militar estadounidense en nuestro país en 1965 y, en ese contexto, nos hace viajar por la vida de una madre y su hijo.
Por su título, pueden intuir el desarrollo azaroso de esa mujer, que vive en la más inmensa de las desgracias, desprovista de los más mínimos derechos y sin ningún tipo de oportunidades por su condición social y con un hijo que no la deja e intenta salvarla a toda costa… Siempre interpreté que esta mujer, en realidad, es nuestro país, porque esa madre padece todo tipo de expolios a lo largo de su vida y todas las puertas y oportunidades siempre la excluyen, con miles de salvadores que nunca la salvan y con un único doliente: su propio hijo.
Sin embargo, no quiero ser pesimista, debemos guardar un lugar para la esperanza. En las fuentes de las promesas están las esperanzas a nuestra pequeña nación de tantas cosas que le faltan y pensamos que está siempre tan llena de fuerzas para un futuro mejor. Tenemos ahora la libertad de poder expresarnos y de pensar en un país libre, que respete a sus ciudadanos con educación y sanidad pública y gratuita, derecho a la vivienda, derecho a la justicia…
Por último, les dejó un breve fragmento del imaginario de un escritor dominicano único, Marcio Veloz Maggiolo: “Las tierras del este son prodigas en caña de azúcar y yerba para el ganado. Son tierras donde los hombres no tenemos ni siquiera precio; donde los hombres trabajamos como animales, de sol a sol, por unos cuantos centavos americanos. Para mí, que en estas tierras ya ha perdido hasta la conciencia, porque cada familia tiene miedo a sus vecinos debido al terror que implantan los invasores con la fuerza de sus fusiles…”.