El 21 de enero pasado se celebró el día de la virgen de la Altagracia declarada patrona del pueblo dominicano. En ese día se observó a grandes grupos de personas que salieron desde distintos campos y pueblos del país en procesión hacia la basílica de Higüey. Su procesión estuvo cargada de promesas, ofrendas y la búsqueda de respuestas religiosas a problemas de salud, económicos, afectivos, entre otros.
La mayoría de las personas que participan en las procesiones son mujeres muchas de ellas de estratos pobres y comunidades rurales.
Ese día se escuchó en los alrededores de la Basílica de Higüey a los grupos que se congregaron allí cantando salves al igual que en distintas comunidades rurales. Las salves también se cantan en las “velaciones” como bien señala Marta Ellen Davis Antropóloga norteamericana en su libro sobre la Salve dominicana (1979).
La Salve es una de las manifestaciones musicales con mayor presencia en todo el territorio nacional. Encontramos continuamente grupos de mujeres cantando salves y tocando panderos en campos ubicados en las diferentes regiones del país con motivo del día de la Virgen de la Altagracia, Las Mercedes, celebración de los nueve días por la muerte de alguna persona en la comunidad.
La difusión de La Salve junto a otras de nuestras manifestaciones identitarias como Los Atabales favorecen al reconocimiento de nuestras raíces afrocaribeñas, su riqueza y diversidad cultural.
Marta Ellen Davis *1979 ( en su libro “Voces del Purgatorio. Estudio de la salve dominicana” presenta la siguiente definición de la salve:
“La salve es así denominada porque este género musical originalmente consistía en versiones musicales del texto de la oración “Salve Regina” de origen eclesiástico. Al pasarse al contexto del ritual del catolicismo popular parece haberse hecho menos rígida. En la República Dominicana este género musical, difundido desde el catolicismo formal al popular… comprende todo un espectro de gran variación”. (Davis 1979:26)
En la cita Davis (1979) señala el estrecho vinculo de la Salve con la religiosidad popular. Los cantos de la Salve han ido cambiando con el tiempo porque este género musical ofrece la apertura a la improvisación y la creatividad. Si bien muchas salves están dirigidas a la Virgen desde sus distintas manifestaciones otras contienen textos que integran otros elementos de la religiosidad popular y/o de la cotidianidad.
La Salve sufre discriminación y escaso reconocimiento público a pesar de ser una de las principales manifestaciones de la cultura dominicana. Su reproducción histórica se debe a las mujeres campesinas que son las principales portadoras de esta expresión identitaria de nuestra cultura social.
Detrás de la Salve hay un liderazgo femenino rural que la sustenta y la mantiene en forma dinámica con cambios en su estructura musical y en los textos como todas las manifestaciones musicales y artísticas.
La Salve refleja el sincretismo mágico religioso presente en nuestra religiosidad popular porque en ella se encuentra el componente católico mezclado con los elementos de la cultura afrocaribeña. El arraigo cultural existente en la Salve esta sostenido en el liderazgo de las mujeres campesinas que son las principales portadoras originales de esta manifestación musical.
La difusión de La Salve junto a otras de nuestras manifestaciones identitarias como Los Atabales favorecen al reconocimiento de nuestras raíces afrocaribeñas, su riqueza y diversidad cultural. La Salve debe ser parte del aula y la escuela junto a los Atabales para asì fortalecer la relación escuela-comunidad y la conexión intergeneracional con nuestra cultura y nuestra historia.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY