El libro La noche parió una Jinetera, escrito por Olga Consuegra en su quinta edición de 2019, lo conforman una serie de relatos sobre prostitutas cubanas erradicadas en República Dominicana. El mismo está prologado por el escritor Tony Raful, quien argumenta que la razón de fondo del sufrimiento y la prostitución de estas mujeres es la falta de amor. ´´De lo que tratan todos estos relatos es de la falta de amor, no hay otra explicación para poder comprender las vidas fallida que han terminado enroladas en la prostitución¨. Continúa diciendo ¨ La ausencia del amor desde el origen, en el desarrollo de la personalidad, esa es la causa eficiente de todo derrumbe moral¨. Si bien cierto, que la psicología ha demostrado que las carencias afectivas marcan de forma negativa a los seres humanos, también es cierto, que la pobreza y la marginalidad causadas por problemas sociopolíticos excluyentes los orillan a tomar decisiones, en muchos casos, funestas para sus vidas. Como bien, plantea Tony Raful, en estos relatos aflora la falta de amor, pero también subyacen otras razones de índoles económicas y políticas como causas de la prostitución y emigración de estas mujeres.
La obra consta de veintitrés relatos paridos por entrevistas que cuentan la historia de cada una de estas mujeres que han emigrado a República Dominicana, en algunos casos siendo ya prostitutas y en otros, decidiéndolo ya en el país. Las estrategias para salir de Cuba se conciben de diferentes formas, promesas de trabajo, invitaciones y matrimonios. Las promesas incumplidas y las adversidades fruto del desarraigo y el desamparo las llevan a convertirse en prostitutas o seguir con el oficio. Hay que mantenerse, se necesita el dinero. A estas mujeres, en muchos casos con formación académica no les queda otra opción.
Sus historias cuentan de violaciones, incesto, abandono de los padres, desamor y abuso de parte de sus parejas, orfandad, engaño y pobreza. Hay un factor común entre ellas; el que todas han recibido educación preuniversitaria, en algunos casos sin concluir. Están también, pero menos, las que han concluido los estudios superiores, por ejemplo, médicas e ingenieras. El patrón es que todas quieren huir de Cuba.
El imaginario de la cárcel infunde terror, la extorsión, el miedo y la tortura son fantasmas que les acechan dada las condiciones de otros presos, políticos o no.
Vistos los problemas familiares de estas mujeres que indudablemente dejan traumas psicológicos de todas índoles, es importante ponderar el entorno sociopolítico que les rodea. La pobreza es omnipresente, carecen de recursos básicos de subsistencia, comida, vestido, calzado, productos de higiene personal, como son jabón, crema dental, desodorantes, entre otros. Así como, bajos salarios que no alcanzan ni para comprar aceite para cocinar, mucho menos para pintar una casa o cambiar un electrodoméstico dañado, hacinamiento en muchos casos. Les rodea una Habana con varias caras; la de los pobres con edificaciones en ruinas y la turística llena de lujo y glamur; la del día y la de la noche, los supermercados en dólares y los de pesos, los altos salarios de los allegados al gobierno y los bajos que no dan para comer.
El otro contexto es el de República Dominicana. No siempre al llegar la realidad es la soñada, promesas incumplidas, parejas de personalidades desconocidas, no es lo mismo ser turistas y tener amantes de ocasión que lidiar con la cotidianidad. Falta de trabajo y dinero, necesidades apremiantes. Estas mujeres se aferran a la prostitución enmascarada como salones de masajes, damas de compañías… Desde cualquier modalidad las mujeres ejercen el oficio corriendo todos los riesgos de abusos físicos y mental, deterioro de su cuerpo y dignidad humana. Eso sí, dos aspectos tienen en común; ganan dinero para mantenerse y mandar a su familia y extrañan su tierra.
Otro factor importante como causa de la emigración de las prostitutas es el miedo a caer presas, a ser denunciadas como jineteras, a ser chantajeadas por policías y luego explotadas por los mismos. Desde la primera advertencia empiezan a fraguar la huida. El imaginario de la cárcel infunde terror, la extorsión, el miedo y la tortura son fantasmas que les acechan dada las condiciones de otros presos, políticos o no.
Olga Consuegra con sus historias contadas tras una narrativa llana y ligera transporta al lector por dos caminos paralelos, se bifurcan la descripción de los paisajes, los detalles que embellecen el entorno paradisíaco de La Habana y el desgarramiento del alma humana. Conforme se pintan los detalles que dan vida a una ciudad encantadora de turistas se tejen los cercos que aprisionan el espíritu de estas mujeres, se va trazando las líneas que las llevan al lugar más denigrante de la condición humana. La prostitución va mermando la capacidad de sentir, de sentirse así mismas, de amar y de amarse. Esos caminos, que por una dirección les guían por un estilo de vida nocturno, glamuroso y dolarizado y por la otra, les asoma a las brechas de la huida.
En fin y por todo lo expuesto anteriormente, queda claro que la decisión de estas mujeres de ser jineteras puede tener su razón en la falta de amor, pero no es la única como afirma Tony Raful, a esta se le suma, y en muchos casos con más peso, el contexto sociopolítico en el que viven.
Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do