En el poemario Ruptura del maestro, luchador revolucionario y poeta Sixto Gabín, la muerte y un desafío infernal recorren cada verso de una  manera descarnada. Parecen gritar que de ellos estamos llenos, que la esencia de la poesía está marcada por su olor y sabor, que las vidas expuestas en estas páginas no son más que pequeños trocitos de sufrimientos y huidas.

Llega la tarde y también muere……

El grito de tus entrañas lacera el alma del universo

….y se pierde tu amanecer conmigo, contigo (Niebla)

Los dos referentes mencionados recorren a un mismo ritmo  la estructura poética de todo el libro.  Dos  referentes que al mismo tiempo se esconden entre hipérboles  y metáforas, entre una atmósfera gris, en el alma agitada. En el alma que huye, en el alma que calla y que  al mismo tiempo muere en el devenir que ha proyectado el poeta. Copado de amarguras camino cual carne descuartizada por el cuchillo del carnicero que no siente compasión al triturarla… (Fragmento de Metamorfosis)

El poeta no  toma estos dos referentes para embargar su poesía. Son solo recursos para seducir y a la vez confundir al lector displicente. Son simples e ingeniosos parámetros para producir en cada lector, angustia, pena e insatisfacción por no descubrir todo lo que hay debajo de lo dicho. Todo texto sugiere o concita el descubrimiento de significados que subyacen ocultos en sus redes o estructuras, más si su género es la poesía. En el caso de Ruptura, esa característica de la buena poesía se lleva a su máxima expresión.  En cada lectura se crean múltiples universos que llegan a ser entendibles a medida que se relee el corpus y se descubre poco a poco otros datos o pistas que completan el rompecabezas de la interpretación anterior. Para muestra dos botones: Hay muertos que agigantan la vida/ Desgarran el alma. (Fragmento del poema Ramón)

Gotas enternecen la tarde

Su liquidez moja el alma

Las almas huyen

Temen al vino tinto de la vida (Poema Gotas)

 

En cada roce que tiene el lector con estos versos, le surge un universo forjado de sensibilidad, forjado de una  humanidad distante e intangible, porque lo que se expone aquí es el residuo de aquellos seres que pululan en la oscuridad. Los seres de  luz ya no sonríen/La apesadumbrada noche ha caído sobre el amanecer/ Extraños giros  han  cambiado el día. (Fragmento de Ruptura). Cuando el lector se  da cuenta de lo que vive la voz poética, se enternece y cae junto a sus voces graves.

El nido de  realidades que  presenta la voz poética, está impregnado de un sabor a sangre y a sexo;  y de una melancolía que se  drena entre  suspiros.

Sixto Gabín entrega a la comunidad literaria un manojo de exquisitos poemas que marcan el trajinar entre el tiempo y la maraña que se ha entretejido. Cada verso de estos poemas llevan a múltiples interpretaciones. Por ejemplo, el poema Gotas  sugiere crear un espacio en donde no cesa la guerra, en donde la sangre fluye y la tragedia se impregna en la tierra.

Este poemario  lanza ideas, sensaciones y emociones  por doquier. Sus versos parecen grullas que gritan de una manera  inquietante. Gritan la guerra que el corazón del poeta lleva consigo. Hoy, desde otras trincheras la conjura camina/Huele a conspiración del ser… (Fragmento del poema Utopía)

He leído este libro varias veces. Su poesía va dirigida hacia el centro de las lamas sensitivas, como proyectiles  que se escinden y se ramifican en haces de luces fugaces y de emociones perennes. Ese centro al que se dirige el poeta quizás podría ser la guerra existencial en donde en sí misma  llueve la esencia de la tragedia: la sangre.

Ruptura, de Sixto Gabín   evoca   las palabras  de Franz Kafka  a Oskar Pollak: “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros”. Ruptura  logra quebrar los sentidos de la imaginación  y del alma de cualquier lector, porque el lector en contacto con esta poesía se   embriaga de amaneceres y se estremece con el drama de  almas desgarradas; y así, se  desvanece en suspiros.

Este es un libro retador. Su extensión no es óbice para que cual David rete la imaginación del lector, para que este  a partir de las claves que ofrece el poeta, descubra o construya el verdadero sentido que subyace en la red de poemas y de versos que lo constituyen. Crece la sospecha de que tal vez la ruptura que encarna este libro podría ser el último adiós de un ser incomprendido, de un ser ingenuo, de un ser humano que pasó a ser la tangente olvidada. ¿Saldremos del insomnio o moriremos en la pesadilla de la angustia? (Fragmento de Ahora).

El poemario Ruptura  no parece obra de un poeta bisoño, remite a un poeta consagrado; o a la consagración de su autor como un poeta de primer orden en el parnaso de la literatura dominicana.