Estaba lloviendo a cántaros, pero los poetas no le tienen miedo a la lluvia. Y ella llegó, colgada de las aguas de noviembre, con su libro debajo del brazo y, al presentarlo, se puso a hablar con la prima noche y le contó en versos esta historia:

“Vía viene hoy a buscarme / Por ser día de carnaval / para luego caminar / y bajar al malecón. / ¡Que sorpresa para mí! Cuánta gente viene aquí. / El sol quema, el mar golpea / y ondea, mientras / Las palmeras bailan / de alegría en Carnaval.

Vía dice que me suba / en un banco para ver / que vienen las carrozas, / los cojuelos van a pasar. / ¡Mira allá los macaraos! / Grita Vía con pasión, / es la comparsa de Salcedo, / de mi pueblo acogedor.

¡Que sorpresa para mí! / Cuánta gente viene aquí. / El sol quema, el mar golpea / y ondea, mientras / Las palmeras bailan / de alegría en Carnaval. /

Pasan por el frente / las carrozas llenas de confeti, / los lechones de Santiago, / los civiles y los toros / y un gran número de gente / a coro cantan y danzan.

¡Que sorpresa para mí! Cuánta gente viene aquí. / El sol quema, el mar golpea / y ondea, mientras / las palmeras bailan / de alegría en Carnaval.

¡Qué bonito luce todo! / Yo feliz saltando voy. Vía dice que recuerde, / que lo guarde en el corazón, esto es parte de mi pueblo, mis raíces y tradiciones. /

Mientras tanto, yo feliz estoy esperando / el próximo año cantando / con todo mi corazón. / ¡QUE VIVA EL CARNAVAL!

Lo leyó como si fuera un canto y puso a volar a las palabras. Lo hizo con tanta elegancia, con tanta galanura, con tanta con pasión, que no parecía una escritora, parecía una artista en escena. Y, como los artistas, arrancó aplausos y sonrisas a la concurrencia, incluida la ministra de Cultura Milagros Germán, y Margarita Marmolejos, encargada de la Editora Nacional.

Mi carnaval, My carnival fue presentado en una edición bilingüe por la Editora Nacional en el marco de la XXVI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, este año dedicada a los escritores de la diáspora dominicana, a Washington Heihths, como símbolo de ella, y al legendario poeta Mateo Morrison.

Poeta al fin, Elizabeth Balaguer tiene la facultad de hablar con la brisa y de contarle cosas como esta:

“Es un recurso eficaz para preservar la dominicanidad entre los niños dominicanos que viven en Washington Heights, y en un mundo cada vez más globalizado, no solo preserva la cultura, sino que también enriquece la vida de las nuevas generaciones, manteniendo viva la llama de la identidad, construyendo un ciudadano más vinculado a su doble ciudadanía, al respeto y tolerancia entre sus compañeros”.

Y como esta:

“La literatura infantil desempeña un papel crucial en la formación de la identidad cultural de los niños y, en el contexto de la diáspora dominicana, esta herramienta se vuelve aún más vital, ya que permite a las nuevas generaciones mantener un vínculo con sus raíces culturales”.