El teatro, cuando es bueno, es un viaje. Pero cuando se trata de un teatro extraordinario, el viaje es travesía sorprendente e inolvidable, digno de ser reemprendido más de una vez.
La enorme ventaja del teatro sobre otras experiencias estéticas (literatura, cine, artes visuales expuestas), es su cualidad de reunir en un mismo espacio y tiempo, a artistas y receptores del arte, de modo que la interacción es directa e instantánea, jugando con emociones y sensaciones.
Con La Lechuga (César Sierra, Venezuela), el espectador es objeto de sacudimientos emocionales que muy a propósito inicia con un tramo lento, insoportablemente estático e irritantemente monótono, creando una aversión de la cual no se ve clara una salida que ayude a sobrepasar la pesadez del momento. Pero es estrategia pensada para el desarrollo posterior de la trama, que opera como el tren que inicia lento hasta desarrollar su potencia máxima.
El pasaje inicial, que no logra el objetivo de definir personajes, (que puede haber estado pautado en el libreto original, o ser creación en la adaptación de Espinal) pero, con los eventos que se sucederán, entrelazando aires de comedia, tonos de sarcasmo e ironía y el planteamiento dramático final en torno a decisiones cruciales de vida o muerte, que justifican esa aproximación escénica inicial.
La lechuga es fruto de una creatividad, resultado de un pensamiento denso, uno que sabe combinar emociones y sensaciones las cuales, en titularidad de un elenco adecuado, logra una experiencia emocional con el efecto de sus retorcimientos sorpresivos, de la interrelación que tejen los parlamentos entre sus cinco personajes.
Humor, drama, ironía y exageración, junto a decisiones cruciales habrán de conformar una oferta escénica que hacen de esta pieza una experiencia digna de ser repetida más de una vez, girando todo en torno a las complejas relaciones de familia, lo que transforman la obra en una realidad asimilable para la situación parental de cada quien.
Lo actoral
Mateo Gómez se lleva sin dudas las palmas interpretativas más altas como el argentino Héctor Córdova, al punto de confundirnos en torno a su nacionalidad. Es autentico y fiel a en el acento asignado y crea un universo de expresión corporal que se transforman en el principal patrimonio de la pieza. Es de lo mejor del montaje.
Carlos Espinal, mas allá de su responsabilidad de dirección actoral general, se mete en su personaje y tiene limpieza expresiva y momentos que van de lo tierno, lo dramático y lo humorístico, Un poco menos de gesticulación lo habría centrada más en su personaje de Vinicio Martínez.
Sabrina Gómez es una estrella actoral a la cual se le deben reiterar oportunidades de franco lucimiento como ésta. Es consistente. Sabe lo que debe alcanzar con sus matices interpretativos.
Miguel Alcántara es experiencia de larga data en escena. Lo habríamos deseado con una voz de tono mas grave, pero con la que tiene se maneja, sabe sacar sus matices y tiene experiencia para mantener ritmo y rictus escénico.
Carmen Rosa Molina cumple adecuadamente con los requerimientos cómicos de su personaje, la multi reproductiva Dora de Martínez. Se instala en la personalidad de esa mujer de complementariedad marital y produce risas y, en determinados momentos, reflexiones y buena onda.
Tras finalizar sus presentaciones a casa llena, La Lechuga es el tipo de montaje que siempre se habrá de extrañar, sobre todo por la inteligencia de su concepción y su golpe temático final.
Sinopsis
Comedia de tonalidades dramáticas y trágicas, reúne a una familia el día del cumpleaños de su progenitor y durante la misma viviremos momentos de grandes carcajadas, pero a la misma vez, nos dejará reflexiones y similitudes con nuestras propias familias ¿Quién se hará cargo de papá? ¿Cuál solución darle a papá?
El autor
César Sierra: Autor y director caraqueño. Licenciado en Producción Teatral en el Instituto Universitario de Teatro de Caracas. Comienza su carrera como actor infantil en la compañía de Lily Álvarez Sierra. En 1984 debuta como autor y dramaturgo, obteniendo el premio como Revelación en el Festival de Teatro Juvenil. Su pieza “La Lechuga” ha sido estrenada con éxito en Nueva York, Miami y Santiago de Chile, y en 2004 se estrenará en Chicago, Buenos Aires y Madrid.
Ficha técnica
La Lechuga
Autor: César Sierra, dramaturgo venezolano
Dirección general: Carlos Espinal
Producción: Producciones CRM
Producción ejecutiva: Carmen Rosa Molina
Productora en línea: Celeste Bretón
Escenografía: Tracke Stage-Angela Bernal
Diseño visual, iluminación y vestuario: Marcos Malespín
Iluminador: Roberto de León
Maquillaje: Jonathan Klembert
Utilería Héctor Matos
Elenco: Mateo Gómez (Héctor) , Miguel Alcántara (Víctor), Sabrina Gómez (Virginia), Carmen Rosa Molina (Dora) y Carlos Espinal (Vinicio).