La lectura es un pilar fundamental para el crecimiento personal y el desarrollo social. Es una puerta de entrada al conocimiento, el pensamiento crítico y el enriquecimiento cultural. Las sociedades que priorizan la lectura tienden a disfrutar de mayores niveles de innovación, compromiso cívico y cohesión social. Para los individuos, la lectura fomenta la imaginación, la empatía y la curiosidad intelectual.

Diferentes tipos de materiales de lectura contribuyen de manera distintiva al desarrollo personal. Los libros, con sus narrativas estructuradas e ideas complejas, fomentan una comprensión profunda y el análisis crítico. Mejoran el vocabulario, la comprensión y la capacidad de articular pensamientos con claridad. Por otro lado, textos más breves como las publicaciones en redes sociales ofrecen información rápida, pero a menudo carecen de profundidad. Si bien estos textos pueden mejorar la adaptabilidad a entornos digitales de ritmo acelerado, una dependencia excesiva de ellos puede limitar el pensamiento crítico y la expresión matizada.

La lectura también desempeña un papel importante en el desarrollo cerebral. Participar en textos complejos fortalece las vías neuronales asociadas con el lenguaje, la memoria y la resolución de problemas. Mejora la flexibilidad cognitiva, permitiendo a las personas abordar los problemas de manera creativa. En contraste, hojear contenido digital fragmentado puede fomentar un procesamiento superficial, lo que puede obstaculizar el aprendizaje y la retención a largo plazo.

Además, la lectura construye un vocabulario sólido y mejora las habilidades de comunicación. Los lectores expuestos a diversos géneros y autores están mejor equipados para articular ideas de manera efectiva, una habilidad crucial para el éxito personal y profesional.

En la República Dominicana, el estado de la lectura refleja tanto avances como desafíos. Los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) destacan las dificultades del país en cuanto a la alfabetización. En los últimos años, los estudiantes dominicanos han obtenido puntuaciones por debajo del promedio global en comprensión lectora, lo que indica la necesidad de mejoras sistémicas en la educación.

Según Educa, hay aproximadamente 135 mil profesores en la educación primario y secundario en el sector público a nivel nacional y unos 50 mil en el sector privado. Muchos en el sector público carecen de la capacitación adecuada para promover la lectura como un hábito de por vida entre los estudiantes.

El número de librerías en el país es limitado, concentrado en áreas urbanas, lo que restringe el acceso para quienes viven en comunidades rurales. Plataformas como Amazon forman una buena alternativa por la parte de la población con más recursos.

Según el reciente informe técnico del Ministerio de Cultura y la Oficina Nacional de Estadística hay 405 bibliotecas a nivel nacional. El reto principal de las bibliotecas es la calidad del servicio: muchos dependen de donaciones de libros (el número de libros en la mayoría de las librerías es bajo la norma recomendado por el Centro Regional de América Latina del libro), pocas prestan libros a domicilio, muchas operan en infraestructuras inadecuadas y falta capacitación técnica y profesional de los empleados.

La lectura, Imagen creada con IA.

El país cuenta con una comunidad creciente de escritores dominicanos, con autores como Junot Díaz, Angie Cruz y Pedro Henríquez Ureña ganando reconocimiento internacional. Sin embargo, la promoción de la literatura local dentro del sistema educativo sigue siendo inconsistente.

Los Países Bajos ofrecen un modelo ejemplar para fomentar una cultura de lectura. Las políticas neerlandesas enfatizan la alfabetización temprana con iniciativas como BoekStart, que introduce libros a los niños desde la infancia. Las bibliotecas públicas desempeñan un papel vital, ofreciendo acceso gratuito o asequible a libros y organizando eventos que fomentan la participación comunitaria.

Las escuelas neerlandesas integran la lectura en sus planes de estudio con métodos de enseñanza innovadores. Programas como las Semanas de Lectura en Voz Alta involucran a padres, maestros y voluntarios en sesiones de lectura, creando una apreciación colectiva por la literatura. Además, los Países Bajos invierten significativamente en la formación de maestros para garantizar que los educadores estén capacitados para inspirar el amor por la lectura entre los estudiantes.

Aplicar estas prácticas a la República Dominicana podría implicar:

Fortalecer las bibliotecas públicas mediante el establecimiento y la ampliación de bibliotecas en áreas rurales y urbanas con colecciones diversas y programas comunitarios.

Promover la alfabetización temprana lanzando iniciativas similares a BoekStart para proporcionar libros a niños pequeños y sus familias.

– Invertir en la formación profesional para ayudar a los educadores a adoptar estrategias de lectura atractivas.

– Fomentar la participación comunitaria al alentar a padres y líderes locales a participar en iniciativas de lectura.

En conclusión, la lectura es una fuerza transformadora que impulsa el crecimiento personal y el avance social. Aunque la República Dominicana enfrenta desafíos para fomentar una cultura de lectura, las lecciones de países como los Países Bajos ofrecen una hoja de ruta para mejorar. Al invertir en bibliotecas públicas, la formación de maestros y el compromiso comunitario, la República Dominicana puede desbloquear el potencial de sus ciudadanos y allanar el camino hacia una sociedad más alfabetizada, equitativa y próspera.