La literatura es el arte de crear o recrear universos. Y el escritor es un demiurgo que da vida a su mundo sirviéndose de recursos estéticos, subjetividades, detalles, descripciones; única forma de presentar, en su complejidad, el cosmos que ha soñado.

El periodismo, por su lado, según algunas concepciones que primaron durante mucho tiempo y ahora resultan obsoletas, vendría siendo únicamente la representación objetiva, realista y concisa de los hechos que ocurren en el mundo real, y el periodista un rígido exponente de estos, huyendo siempre de los elementos de ficción bajo riesgo de falsear la verdad, volviéndola literaria, subjetiva y poco eficaz para la comunicación.

Contra la literatura, en cambio, se utilizan los mismos argumentos, pero a la inversa. Si una novela está escrita con sencillez, sin las técnicas y figuras literarias, representando un hecho con realismo, entonces se le acusa de periodística, de sucinta, y de no poseer los indispensables valores estéticos para representar al género con éxito.

Lo cierto es que la frontera entre periodismo y literatura ha sido siempre muy confusa. La autora de este libro que presentamos hoy, Marcia Castillo, se suma con él a la notable lista de los que colaboran para que esas fronteras sigan difuminándose. La realidad es que quienes afirman categóricamente que el periodismo es una deformación de la literatura, o viceversa, corren el riesgo de representar un ridículo público. La historia demuestra que ambos han mantenido una relación de mutuas influencias, intercambiando técnicas y métodos que han terminado por fusionarlos indisolublemente.

El hecho de que muchos escritores se hayan convertido en periodistas, o al revés, ha terminado de confundir los límites. Para los escritores, y así lo ha confesado más de uno, el ejercicio del periodismo ha sido una escuela insuperable cuya rapidez, objetividad y disciplina les ha permitido dominar el lenguaje, amén de constituir una fuente riquísima de historias que pueden ser llevadas a la literatura. Y en el caso de los hombres y mujeres de prensa, la literatura les ha brindado un arsenal de técnicas y recursos imaginativos a la hora de enfrentar, incluso, hechos noticiosos de escasa trascendencia. Es fácil encontrar, por ejemplo, crónicas periodísticas cuyo único valor radica, precisamente, en cómo están contadas.

La autora de este libro, Marcia Castillo, no es periodista, al menos, no en funciones, pero, podría serlo perfectamente, de no ser doctora. Lo que sí es, pues, simultánea y brillantemente con su profesión, es escritora, una buena: culta, acuciosa, cerebral, llena de ideas creativas que plasma en sus cuentos y poemas con la misma sagacidad conque aporta un diagnóstico médico. En lo literario, al menos dos excelentes libros: Solo voy por café, y Vasija rota, ya dan fe de ello. En lo médico, el currículo crece también, y de qué modo.

Ahora, Marcia da un paso más en el mundo de las ideas, cruza la frontera literaria y compila en este nuevo libro veinte artículos de opinión, la mayoría de ellos publicados en medios impresos y digitales del país. La controversia, en tanto género, es igual de rica, pues mientras algunos alegan que el artículo es un género periodístico, debido a que expone un tema y ofrece una opinión en un contexto relacionado con el periodismo y a la información; otros opinan que puede calificarse como literario, porque no es una noticia, sino simplemente un texto donde el escritor reflexiona y da sus pareceres sobre un determinado tema.

Todo es verdad, dado que apenas se trata de enfoques, de estilos, de ángulos; y La humanidad en su barril, artículos sobre ciencia, literatura y posmodernidad, resulta una prueba fehaciente de ello, pues no pocos artículos parten de un hecho concreto, de una noticia, incluso, para luego explayarse sobre los temas que interesan a la autora, que son muchos, y muy variados. Para decirlo mejor, con las palabras del autor de la nota de contracubierta, Dr. Ricardo Nieves, el libro va desde el majestuoso laberinto de los altares neuronales, hasta la piedra dura del certamen filosófico (…) Ciencia y neurociencia; literatura, poesía y postmodernidad. (…) [Y] su aporte, más allá de la concesión literaria, está en poder contar con benevolente elegancia el espectro multidiverso del conocimiento cabal y la elevada cultura.[1]

Que Marcia escriba estos artículos con la misma eficacia, profundidad de miras y contundencia con que escribe sus cuentos y poemas, les aporta valores que no podrían tener de ser simples despliegues retóricos. Cuando echa mano a un poema, a un fragmento de cuento, a un personaje de novela para describir un dolor del mundo de hoy, una patología, una desesperanza, está yendo directo a lo que acaso el poeta llamaría “el corazón de la refriega”, hacia la sagrada, inexplorada, inentendida subjetividad; allí donde se mueven esos intangibles que nos hacen verdaderamente humanos y que no pueden ser explicados con parrafadas científicas, ni tomos, ni estadísticas.

Por eso, muchos de estos artículos son duros y brutales como los buenos cuentos, que nos ponen a pensarnos a nosotros mismos, o a asomarnos apenas a esos crueles espejos interiores de refilón, porque muy bien sabemos que no podremos sostener por demasiado tiempo la mirada que nos dará el reflejo.

Así también, despliega mucha información útil, y, como en los textos que terminan por ser imprescindibles, hay homenajes, reflexiones, inteligencia fina, sólidos argumentos para narigonear a los lectores hacia donde se quiere, para mover el piso, dar un buen sacudón y gritarles: ¡reaccionen!; pero, sobre todo, para enunciar preguntas que hagan nacer otras nuevas y espoleen esa curiosidad que es la madre de todo conocimiento, para que empiecen a “cavar”, y abandonen caretas, superficies, plácidos espejismos… y sean dignos de ser llamados, en verdad, seres humanos.

Cabría, pues, preguntarse, para finalizar, y echar algo de leña a la hoguera de géneros que se adversan solo en páginas frías y teóricas, pero que se entrelazan y se aman en la vida real: Este libro de Marcia, ¿es periodismo? Sí, lo es. Pero, ¿y literatura? Sí, también. Si a alguien le queda alguna duda, solo puedo decirle: No deje de leerlo, y lo comprobará.

[1] Ricardo Nieves (nota de contracubierta), La humanidad en su barril. Artículos sobre ciencia, literatura y postmodernidad, Marcia Castillo, Santo Domingo, Río de Oro Editores, 2022.