Las industrias culturales, dirigidas a la producción, distribución y comercialización de bienes y servicios con contenido cultural, artístico o intelectual, se ven impactadas por eventos que, como la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo (FILSD), movilizan y concentran a miles de personas.
La FILSD actúa además a modo de catalizador, promoviendo la diversidad y la identidad cultural, fortaleciendo las relaciones comerciales y abriendo nuevos mercados para productos y servicios editoriales. Este evento también impulsa la promoción de los derechos de autor y fomenta la traducción de obras literarias, contribuyendo al desarrollo integral del sector.
Estos acontecimientos culturales no solo ofrecen una oportunidad ideal para que tanto autores noveles como consagrados presenten sus obras y estas ganen visibilidad, o para reunir a libreros, editores y distribuidores, sino que también funcionan como plataformas para exhibir innovaciones tecnológicas en el ámbito editorial y fomentar la creación de redes profesionales.
Este es un dato que se desprende del estudio “El futuro de las ferias de libros”, realizado por la International Publishers Association (IPA), que analiza el proceso de evolución de este tipo de eventos en relación a los avances tecnológicos y la digitalización de contenidos.
Pero más allá del mundo editorial, en dichas ferias también se integran presentaciones de proyectos tecnológicos diversos, como lo ha hecho la FILSD en su Pabellón de la Imaginación.
Una de las industrias más favorecidas por la Feria del Libro es el turismo, en especial el turismo cultural, que impulsa la economía local, genera empleo y contribuye a la promoción de la Marca País República Dominicana. La FILSD ostenta esta distinción desde septiembre del año pasado, cuando se convirtió en el primer evento gubernamental en lograr este reconocimiento.
David Llibre, presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana (Asonahores), considera que eventos como la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo (FILSD) aportan múltiples beneficios a la comunidad.
El dirigente del sector turístico nacional destaca que la afluencia de visitantes, tanto nacionales como extranjeros, dinamiza la actividad hotelera y favorece también a restaurantes y comercios locales, generando un impacto positivo en toda la zona.
Llibre también destaca el aporte de la feria a la promoción cultural, ya que muchos de los libros expuestos son obras de autores dominicanos y reflejan el patrimonio y la identidad del país, estimulando el conocimiento del mismo más allá del sol y la playa.
De igual forma, las ferias de libros oxigenan la cultura, abriendo espacios colaborativos entre países y ensanchando el mercado para productos o servicios culturales, como los vinculados a la literatura.
“La Feria del Libro es un espacio de celebración del arte de la literatura, que fomenta la identidad, la cohesión social y el sentido de pertenencia, que son esenciales para el ser humano y el desarrollo sostenible”, afirma Arlette Palacio, directoa ejecutiva de Educology y Sustainable Innovation Partners (SIP) Group, quien define la cultura como un gran nivelador en medio de esta cuarta era industrial.
Desde su óptica, la cultura, como forma de expresión humana, nos permite conectarnos como especie, lo cual es un activo que la inteligencia artificial no puede reemplazar.
Otra industria que recibe un significativo impulso a través de la FILSD es la musical, puesto que mediante charlas, conversatorios, conferencias y otros formatos de actividades se exploran aspectos propios de dicho ámbito, al tiempo que se fomenta el conocimiento y el debate sobre los diversos géneros, su evolución, la protección de los derechos de autor y otros temas de interés para el sector.
Así lo considera el reconocido merenguero Pochy Familia, para quien lo ideal sería que se celebraran varias ferias del libro al año.