La organización de la feria del libro en Santo Domingo resultó de la iniciativa de don Julio Postigo, bibliófilo en superlativo, a mediados del siglo XX; faltándole un tercio a la Era aquella. Con altas y bajas, fueron celebradas varias versiones hasta 1961. Su continuidad fue impedida por la interrupción del Gobierno Constitucional de Juan Bosch por los golpistas de septiembre de 1963, por la inestabilidad del Gobierno de facto del Triunvirato y por el estallido de la Guerra de Abril de 1965; frenada por los marines invasores de Estados Unidos. La feria fue retomada en 1967 por el presidente Balaguer, quien le dio alcance nacional. Treinta años después alcanzó mayor proyección por su nuevo formato, vigente hoy; en el que nos visitan editoras extranjeras prestigiosas y autores de reconocimiento mundial.
Desde 1997, la carta de presentación de esta feria se resume en lemas que delatan su objetivo esencial e invitan a su cumplimiento. Como muestra, recuerdo estas expresiones: la lectura enriquece, leer es avanzar, llénate de lectura, leer es nacer, leer te lleva lejos, ven al libro, el libro arriba y, la de hoy: para todo hay un libro. Estas consignas provocan la entrada sin salida al mundo de la lectura. Te invitan a superar la pobreza de iniciativa y algo más, al avance si estás estancado, a llenarte si estas vacío y, a nacer si no sabes dónde estás. Además, te facilitan llegar al libro si no tienes destino, subir con el libro de escalera y escoger el necesario para cada desvelo y esperanza. Para eso, y por mucho más, el espacio ferial siempre nos espera. Ahora, en la Plaza de Cultura Juan Pablo Duarte, su casa de muchos años. Que todos los caminos conduzcan a la Feria Internacional de Libro Santo Domingo 2023. ¡Allá nos veeemos!