‘’La envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento’’- Jackson Brown.

La envidia es una sensación que va empañando, cegando completamente. Es un estado de la mente en el que habita la aflicción por no tener lo que tiene otro individuo, en posesiones o en otras cosas materiales. Es el tormento frente a la contemplación de la favorable riqueza de diferentes personas.

Bertrand Russell dijo que: ‘’La envidia es una de las causas más potentes de la infelicidad’’. Crea un rencor (el individuo no desea mejorar su estatus, sino que anhela que al otro le vaya pésimo) ¿A qué corresponde la causa de la envidia? Equivale al egoísmo que en consecuencia es un vacío personal, auténtico o irreal. Es un enmarañado sentimiento mortal que va hilando en la red que tienen nuestras relaciones interpersonales, permitiendo en su avance una avalancha de molestias y muchas veces disputas. No es solamente un reflejo transitorio ante el triunfo de alguien más, es realmente un destello abismal de la inestabilidad y apetencias sin cumplir. En el narcisista, por medio de sus diversas expresiones, la envidia deforma la apreciación que él tiene de si mismo y de los otros individuos, deteriorando la credulidad y la estima que son soportes sustanciales de cualquier vínculo saludable.

La envidia en el narciso germina en una enrevesada combinación de inestabilidad, temor y similitud permanente. Cuando esta mezcolanza de sentires nocivos, se aloja en sus entrañas y en el cerebro empujándolo frecuentemente a ejecutar conductas desastrosas, lo va influyendo desmedidamente pero también daña a quienes rodean a este monstruo transformándose en un estorbo para el progreso de relaciones genuinas y de igualdad.

La conmoción de este sentimiento negativo se manifiesta en su perímetro individual introduciéndose en los intercambios diarios con asociados, compañeros, amistades y familiares. A veces se muestra en forma de resquemor en reposo, sobre el logro de parientes, conocidos y amigos. El “modus operandi” en los narcisos es furtivo, llenando de sombras la alegría sincera por los éxitos nuevos de otros seres humanos. Promoviendo una contienda de destrucción que debilita las bases de la franqueza y consideración mutua. La crítica inapropiada prolongada es uno de los primeros indicios de que ellos tienen envidia, sus comentarios nocivos constantes surgen de un deseo maligno que manifiesta su lucha recóndita y sus emociones navegando en la escasez.

Cuando los narcisistas se enfocan demasiado en nuestros desaciertos realmente están procurando equilibrar su inferior impresión de sí mismos. Esto no es más que una muestra de su conflicto profundo, no es un veredicto efectivo sobre nuestras competencias y avances. Cuando no muestran apoyo este es un prototipo raso, es su recogimiento de ayudar, de apoyar. Se alejan, no se expresan reconociendo con una actitud de alegría el triunfo de los demás sujetos. Esto demuestra sus impedimentos para sentir empatía por la felicidad impropia procedente de un anhelo secreto, de que ese éxito fuese de ellos. Este alejamiento emotivo suele estar ocasionado por una amargura “in crescendo”. La disminución de los triunfos ajenos es una bandera roja.

Cuando el narciso asigna los éxitos tuyos al azar o tiende a estimarlos irrelevantes está develando su incompetencia para admitir que tus conquistas no minimizan las propias de él. Esta postura lejana a la modestia es una muestra clara de su inestabilidad y codicia. Sus opiniones agudas pero perjudiciales, específicamente las disimuladas, de gracia o halagos que tienen una crítica oculta, no son más que indicios de celos. Esta técnica deja al narciso resentido. Tienen una apariencia cortés pero minando con suavidad tus victorias, sólo buscan con estos comentarios minimizar los lauros para preservar su soberbia. Quieren superar a los demás. El impulso de aventajar continuamente los éxitos de otros es un claro indicio de su ambición, intentando consolidar su propio mérito a costa de reducir el de los demás. Es la revelación de una inconstancia y afán encubierto de demostrar un perfil de preeminencia. Distinguir estas señales permiten entender el mejor funcionamiento de nuestras relaciones, nos llevan a la aproximación de un ambiente más solidario y comprensivo. ¿El narciso es consciente de que siente envidia? En un vínculo con un narcisista anómalo nunca aplicará el amor, un amor que se transformara en rencor, porque estos vampiros energéticos nunca han experimentado amor en el aspecto auténtico del término, más bien como una demostración que se convierte en aborrecimiento.

Si deseamos desvestir la relación malévola hay en su origen una escasez de afecto que se esconde debajo de un antifaz de capricho, pero no de un interés del ‘’ser’’ en sí mismo, sólo del resto de lo que posee y que el patológico narcisista desearía para él. También hay una rabia secreta unida al fracaso, que padece el engendro cada vez que no puede recibir de otros todo lo que ambicionaría. Cada vez que el rencor se revela claramente, siente un antojo de arruinar y eliminar a su presa.

En la perversión narcisista hay características notorias de su naturaleza: Falta de interés y empatía hacia los demás, exagerada centralización de sí mismos, y grandiosidad. Es increíble la insaciabilidad con que procuran su aplauso y beneplácito. No tienen profundidad sensitiva y el conocimiento para darse cuenta de las enrevesadas inquietudes de otras personas. A sus sentimientos les falta discernimiento encendiéndose en breves flashes para disgregarse en seguida.

Los narcisos son incapaces de sentir verdadero afecto. No experimentan melancolía cuando se sienten desamparados y decepcionados por otros sujetos, muestran reacciones depresivas, se manifiestan abatidos, pero esto no es más que una artimaña cargada de una dosis de disgusto y amargura, sumándole deseos de desquite y no de la auténtica aflicción por la partida de alguien que supuestamente estimaban. La vida del narcisista radica en buscar su destello característico en los ojos de quienes lo rodean. Para ellos no existen los demás como personas, sino como una imagen (espejo).

Los narcisos son un cascarón vacuo, no poseen una cotidianidad, una vida nata, significativa. Son seres patológicos artificiales que pretenden inventar un espejismo (ilusión) que disfrace su vacío interno. Su rumbo es un ensayo de eludir el deceso, su fin.

Los narcisistas no se han percibido jamás como humanos y han tenido que forzarse a diseñar un juego de ilusiones para sentir que coexisten como si fueran un prisma triangular en el cual se contemplan como figuras irreales. Por mucho que este juego se reproduzca y aumente, el narcisista siempre estará moldeado por la oquedad, por el vacío que lo habita. No tiene savia, ese zumo que le falta. Por eso se fusionará a su víctima como un parásito, aprovechando nutrirse, queriendo libar su existencia.

Para ellos es imposible construir un vínculo real, sólo pueden concebirlo en una ilusión óptica de pura maldad corrosiva. Su yo comienza y se describe por miedo de ese sentimiento agudo de soledad que lo sustenta, de esa edificación de refracciones que los invaden por dentro, pero sin ninguna materia en su intrínseco. Igual que un androide que viene diseñado para plagiar a la vida y tiene su forma, cuenta con apariencias y con los beneficios que ella ofrece, pero no puede poseer la vitalidad. El caos erótico y la crueldad son repercusiones de su armazón agujereado. Como sanguijuelas que drenan estos seres patológicos requieren alimentarse de la esencia de sus presas. Son como zombis sin vida propia y a toda costa intentan adquirirla, pero se les hace imposible, entonces aniquilaran para que no pueda haber vida en su derredor. La envidia es líquido, sangre del narcisista, está inmortalizada en su ejercicio ‘’Carcoma en sus huesos’’ es la fermentación que le corroe en sus adentros. Hay un nexo inmediato con la gasolina narcisista. El malvado con toda frialdad odia cuando el homenaje no es para él o lo que favorezca su preparación.

La envidia lo empuja a manchar lo que resplandece. Quienes lo rodean son supeditados para ser sombra del magnífico ser. ¿Un narcisista envidia? ¿Qué envidia un narcisista? Amor, apego, responsabilidad, sinceridad, integridad, independencia y autonomía. Ellos viven en un universo ficticio de fascinación y posición encumbrada. La envidia tiene un rol singular y con matices de obsesión. Es una de las características que definen mejor su trastorno patológico. El libreto común envidioso sube el elemento envidiado como propietario de atributos deseados o escasos en el envidioso.

El ser envidiado goza de la fortuna, el estatus o los halagos que el narciso quiere con desesperación. La envidia se tinta de un agrio despecho y devaluación. En la cabeza del narciso, el contraste entre el envidioso y el envidiado es injusto. ¿Los narcisistas pueden sentir envidia por sus parejas? Envidian todo de ella. Los logros que alcanzan, su felicidad, su manera de comportarse. Todo lo que le gusta, sus valores, su empatía, todo lo que ellos quieren tener y nunca tendrán. Y ese odio que sienten es lo único que puede calmar ese vacío que llevan dentro. ¿Los narcisistas son patológicamente envidiosos? En la mayoría de los casos los padres les inculcan que tienen que ser perfectos porque sólo así podrán amarlos y admirarlos, pero llegar a la perfección no es posible. Al no poder lograr esto, aprenden a fingir atributos ideales que sus progenitores demandaban de ellos para no sentirse repudiados.

Cuando el narciso interactúa con sujetos no ve a la ‘’persona’’ en sí, sólo la característica deseable que esta tiene, la plagia, va confeccionándola hasta lograr fusionarla en él. Es un extraño falsificador, un gran interprete de la actuación. Paradójicamente es inmoral, pero envidia la honestidad, es un mentiroso nato, pero codicia la verdad.

La envidia que los consume proviene de alteraciones en su cerebro que los hace proceder de forma maquinadora. Desde que despiertan hasta que duermen están planificando cómo destruir, programando como eliminar. Desean tener autoridad absoluta; para que bajo su dominio crezca su utopía frenética irracional de que todo avala los mandatos de su mente. Siempre confiados de que todo tiene que salir como ellos desean. Aborrecen la idea de equivalencia al considerarla como una pieza de desprecio en su rompecabezas, creen que la existencia tiene lógica para que vivan como dioses y que el universo los aclame siempre a sus pies.

Estudiando el narcisismo.

¿Cómo describir la envidia de un narciso? Su envidia enfermiza siempre está vigente, ellos pueden tener celos de las cosas mas desestimables sin que se pueda notar su codicia, son desquiciados sin una perspectiva racional de lo que es la vida, van implorando atención para sentirse que están por encima de los que los rodean. Identificar su envidia en la fase breve del bombardeo amoroso es más complejo. Ya en el transcurso de la devaluación y el descarte se torna más visible porque su representación termina y sale a flote su real jugada. Sus signos (banderas rojas) siempre están presentes. La tarea del empático es estar alerta a estas señales huyendo a prisa para eludirlas. Sus vidas están sentenciadas al aniquilamiento porque sus emociones son variables, no pueden aceptarse a sí mismos porque siempre están escapando de los demás. Los únicos sentimientos que pueden sentir son la frustración y el entusiasmo. Padecen discafobia, son seres capacitistas porque su vanidad excesiva y su arrogancia que los cubre saca su rencor, para así poder arruinar psicológicamente debilidades e inseguridades en los demás. Ven como una amenaza a sus víctimas y por eso las destruyen y sienten placer al hacerlo. Se sienten realizados al aniquilar la perfección en ellas, que estiman detestable y repulsiva. Sus cerebros están repletos de pensamientos inconstantes para causar desorden y devastación. Estos engendros no tienen paz interior ni una moralidad pacífica. Esto escapa de su cosmos psicopático.

Nunca han podido tener armonía emocional y una conciencia buena debido a las posibles anomalías genéticas heredadas que podrían ser: negligencia infantil, cariño desmedido, expectativas ilusorias y diversidad sexual (promiscuidad). Su discernimiento en cognoscente, no tienen una compresión emocional. Estos seres triviales (anodinos) navegan en su trastorno creyendo que la autoestima y el sentido del buen vivir se basa en el exterior. Para combatir la envidia patológica hay que enfocarse en los aspectos positivos que permiten mantener la integridad y quizás poder ayudar al envidioso a encontrar un paisaje más optimista. Pero si su conducta inapropiada persiste, habrá que enfrentarlo sin rodeos, pero con gentileza.

La relación asertiva permite expresar el sentir sin tener confrontamientos. Encarar desafíos y fracasos con estas personas narcisistas requiere mucho empeño. Practica la solidaridad recordando que ellos son reflejo de un sufrimiento que siempre han padecido. Si aunque hagas tu mayor esfuerzo, su envidia persiste siendo venenosa, es el momento de revalorizar esa relación. Cambia, escoge tu comodidad. No sientas culpa al distanciarte de escenarios que complican tu armonía interna.

Tu propósito no es enfrentar o discrepar a envidiosos, sino sacar a la claridad un entendimiento más reflexivo y proteger tu zona emocional. A través de este recorrido, puedes reconocer el comportamiento negativo por el que se enfilan los narcisistas y alejarte a prisa de su entorno fatalista. Si vez que como un vulgar reptil se arrastra para atraparte, no temas a su envidia. Crece, sánate, encuentra tu satisfacción en tu propio viaje. Después de todo, la mejor manera de disipar lo que oscurece la envidia, es iluminando con empatía, tolerancia y valor. En este camino de autoconocimiento, enfrentamos muchos retos. Aborda la envidia con asertividad. Cultiva una atmósfera sana y enfrenta está adversidad con un nuevo yo que sonría hacia una vida libre de ataduras y sentimientos nocivos.