Siempre existirán teorías nuevas sobre la educación. Todos los argumentos producidos por el pensamiento humano de alguna forma estarían vinculados a este acto sino carecerían de sentidos. Las ideas nacen, crecen, se reproducen y se desusan o desvanecen. A veces se convierten en virales, se apoderan de la mente y en su actividad cerebral suelen ser positivas como negativas según las complejidades biológicas, psicológicas y sociales del individuo. Infinidades de conceptos que son abordados por las ciencias humanas revelan el orden y el caos presentes en lo real, lo simbólico y lo imaginario, solo por tomar tres categorías de la cosmogonía lacaniana como ejemplo.

Las explicaciones sobre lo real y la realidad encuentran en importantes pensadores formas de abordajes desde simples a complejos; tubulares, fraccionarios, particulares y holísticos. Se tiene en Jacques Derrida un ejemplo cuando afirma “que no hay nada fuera del texto”. Entonces, “no hay más posibilidad de referirse a una realidad, a lo real, y entonces la existencia misma de un contexto es así recusada.”1

Existen las interpretaciones orientadas hacia un tema de interés subjetivo respecto al cual el texto es susceptible. Puede decirse que el lector realiza una eiségesis. Por su lado, aquellos que hacen una exégesis tratan de extraer la verdad más objetiva, diferenciándose de la forma hermenéutica que centra su atención en la interpretación de los textos. Derrida quiso expresar que no hay nada fuera del lenguaje. Todas las teorías educativas caben o están en el texto, en esa construcción de lo real y la realidad. Es por eso que debe prestarse atención al discurso del poder, dentro de esa construcción.

A medida que avanza el desarrollo de las sociedades se interpretan y se descubren nuevas vertientes para las explicaciones de lo humano y su relación con lo demás. Todo esto implica una actividad educacional que requiere de múltiples maneras de auscultar o construir la realidad y la verdad. Nunca habrá acuerdos generales en todos los sentidos. Las creencias y las ciencias aportan maneras de interpretación y comprensión. A pesar de sus sesgos la ciencia aporta un importante elemento y es la oportunidad del descubrimiento, cosa que no lo hacen las creencias. Es capaz de pronunciarse de forma fática y objetiva, sabiendo que la condición de objetividad es cuestionada como tal, tanto por filósofos como por científicos. Aunque siempre hay que inferir que la ciencia se sirve de las creencias para formular sus postulados.

¿Qué hacer para que los docentes produzcan una disrupción en sus esquemas tradicionales para el aprendizaje?

En Jacques Derrida con su deconstrucción encuentra el docente otra manera de análisis de los contenidos educativos, permite que centre la atención en el contexto y “sobre el movimiento incesante de la recontextualización”2, que permea toda la actividad educativa. La recontextualización “es observable en diferentes géneros pedagógicos, tales como guías didácticas, reseñas o mapas.3

Jacques Derrida.

En la actividad docente el límite no debe ser establecido en el nivel de interpretación, aunque este cumpla con una naturaleza fáctica, analítica o crítica. Debe empujar hacia producir lo que sería una maravilla para el aprendizaje, esto es, el “descubrimiento de algo”, que amplía los bordes del contexto, que desentrañe los intersticios del texto por medio de una especie de intertextualidad u otro recurso.

En los currículos actuales se sugiere la deconstrucción en la actividad pedagógica, se enfatiza en las competencias y se activa el carácter crítico en el desarrollo de los aprendizajes. Sin embargo, las formas tradicionales de enseñanzas impiden la creación de espacios, no solo de interpretación crítica de los fenómenos, sino que se alcance el nivel de descubrimiento de nuevos campos de saberes. Más del 90% de la actividad pedagógica recae sobre planteamientos fácticos, generados en modelos discursivos y prácticos donde la asunción y ejercicio del poder cristalizan agendas de dominación, siendo ese poder de carácter coercitivo y generativo, tomando ideas de Michel Foucault.

Michel Foucault.

¿Qué hacer para que los docentes produzcan una disrupción en sus esquemas tradicionales para el aprendizaje? Para esto no existe una regla mágica que con un clic se resuelva. Sería un proceso consensuado más allá del compromiso de cumplir con planes decenales, pactos educativos o elevando el humanismo a categoría de religión. Es necesario algo más.

El recorrido que ha realizado el individuo humano para alcanzar los estados de desarrollo del conocimiento ha sido verdaderamente asombroso en los últimos dos o tres siglos. La revolución cognitiva que se produjo en estados primigenios de la evolución humana ha propiciado, en estos tiempos, grandes saltos con el uso de las tecnologías modernas. El desmonte de paradigmas mentales de orden mítico y místico, ha permitido ensanchar las vías para darle sentido a la vida humana en su estado de relación. Sin embargo, la educación en muchos lugares de América Latina sigue empantanada en sistemas tradicionales y obsoletos de enseñanzas, cuando ya la información, el dato, es considerado como partícula con energía cuántica.

En República Dominicana “no hay nada fuera del texto”, en el relato se replican los hechos y las realidades conocidas, muchas veces con falta de las necesarias ficciones. Se dictan normas y la lectura carece de intertextualidad. Lo apreciamos en el docente, en las luchas sindicales del magisterio, en el papel del Estado y la abulia de una sociedad que centra su atención en el espectáculo del exterior. Esa sociedad impactada por el fenómeno posmoderno no muestra sus fueros internos y los individuos parecen dormir sueños de opio.

Lo peor de todo es que solo una parte de esa sociedad, una élite, vive no solo interpretando su contexto, sino descubriendo y construyendo sentidos de verdad que luego la sociedad los hace funcional. Lo hacen como una forma de perpetuar su supervivencia. Para ello se valen del liberalismo, la pobreza y la cultura.

¿Cómo seguir con este tipo de construcción, de una educación fragmentada, sin permitir acciones de reemplazo, para pasar de una etapa de descripción, aceptación fáctica e interpretación a otra de descubrimiento? En ese caso hay que repensar la educación, abrir categorías históricas, lingüísticas, pedagógicas, económicas y hasta filosóficas. Hay que repensar el sujeto, de-construirlo, sino es que ya está borrado del debate educativo.

Domingo 10 de julio de 2022

Virgilio López Azuán en Acento.com.do