El cielo se pintó de gris, negros nubarrones presagiaban una tormenta de llanto, una pertinaz llovizna comenzó a caer, la infausta noticia comenzó a correr de voz en voz, atravesando, con la fuerza de un rayo, el sentimiento de quienes se resistían a creer que el ideólogo de la revolución constitucionalista, Rafael Tomas Fernández Domínguez, el coronel del pueblo, había caído en combate, aquella triste tarde del jueves 19 de mayo de 1965, en valiente intento por recuperar el Palacio Nacional.

La rabia era incontenible "¡Malditos Yanquis!" gritaban los combatientes al enterarse que junto a Fernández Domínguez yacían en el sangriento asfalto de la avenida 30 de marzo, los cuerpos sin vidas del líder militar del Movimiento Revolucionario 14 de junio, Juan Miguel Román, Euclides Morillo, Ramón Tavares y José Jiménez, estos tres últimos pertenecientes a una generación verde y negra.

Con su rostro atribulado el capitán Claudio Caamaño Grullón, cumpliendo órdenes del coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, de rescatar el cadáver de Fernández Domínguez, se apersonó al comando 30 de marzo donde pernotaban varios integrantes de la columna de hombres ranas que había participado en el frustrado asalto y al comunicarles la orden de Caamaño Deño seleccionó a los que iban a participar en la peligrosa misión.

Entre los escogidos señaló a el sargento Andrés Dirocié, Aníbal López, Francisco Antonio Lora, Raúl Méndez lama, los hermanos Estanislao y José Manuel Núñez, Evangelista Fabián, Carlos Sánchez, (de la marina de Guerra), José Quezada Tiburcio y Ulises Jiménez Melo León,

Cuenta que la columna de hombres ranas bajo una lluvia de disparos y afectada la visión por la oscuridad de la noche pudo rescatar dos cadáveres entre ellos se pensó que estaba el del coronel Fernández Domínguez, pero al indenticarlos no estaba este sino los cuerpos de Papy Jiménez y Ramón Tavares.

Fue en un segundo operativo de rescate que lograron recuperar los cuerpos sin vida de Fernández Domínguez y Juan Miguel Román quienes reposaban muy cerca uno del otro.

Media hora antes del primer operativo, en un intento de heroísmo y solidaridad, el líder estudiantil del IJ4, Amaury Germán Aristy quiso rescatar los cuerpos de Fernández Domínguez y Juan Miguel Román frustrándose la hazaña al ser   impactado por una bala en su muslo izquierdo por los mismos soldados invasores causantes de la muerte de los patriotas citados.

Estados Unidos vs República Dominicana, 1965

En este contexto combatientes del IJ4 rescataron el cuerpo herido de Euclides Morillo quien falleció minutos después de ser atendido en el hospital padre Billini, lugar donde fueron traslados los muertos y heridos del frustrado asalto.  Minutos después fue retirado de este lugar el cadáver de Fernández Domínguez para ser trasladado a la sede presidencial del edificio Copello de la calle El Conde donde fue velado en un ambiente de profunda tristeza con la presencia de su viuda Arlette Fernández, el presidente de la república Caamaño Deño, Claudio Caamaño, Héctor Aristy, Héctor Lachapelle, Manuel Lora Fernández y demás integrantes del Alto Mando Militar constitucionalista. Al otro día, 20 de mayo, sus restos    fueron trasladados a Santiago de los caballeros donde le dieron cristiana sepultura. en el cementerio Municipal de esa provincia.

Lúgubre escena

En esa lúgubre noche, el autor de este trabajo recuerda la presencia masiva de cientos de combatientes del IJ4 que se presentaron compungidos   al referido hospital a ver los restos de Juan Miguel Román, el líder más carismático del 14 de junio, tras el asesinato en las Manaclas de Manolo Tavarez Justo  acudieron a la referida morgue con sus rostros compungidos y humedecidos por el llanto al ver el cuerpo inerte del inmenso comandante verde y negro Juan Miguel Román y de los también cactorcistas, Euclides Morillo, Ramón Tavares y Papy Jiménez.

Illio Capocci 

Illio Capocci

Entre tanto, sobre  Illio Capocci, cuenta Dirocíe  que a la mañana siguiente (20 de mayo), mientras pernotaban  varios hombres ranas (que combatieron el día anterior ) en el Comando de la 30 de mayo,  dirigido  por Perfecto Camacho,   pasaron dos niños limpiabotas que le dijeron: -‘’Allí frente al palacio hay uno que viste igual que ustedes’’.- Todos coligieron que se trataba de Illio Capocci, aunque ya Montes Arache estaba informado de su heroica caída al tratar de brincar la verja perimetral de la parte sur del Palacio  aquella infausta  noche del 19 de mayo. .

De esta manera, se ordenó rescatar su cadáver utilizando los servicios de una ambulancia de la Cruz Roja Dominicana que estaba en el hospital Padre Billini. Su cuerpo presentaba múltiples disparos.

Los cadáveres de Illio Capocci, Euclides Morillo, Juan Miguel Román, Ramón Tavares, José Jiménez y un haitiano de nombre Jean Sateur, caído también en el fallido asalto fueron  conducidos a la morgue del referido hospital procediéndose a su entierro el día después en el viejo cementerio de la Avenida Independencia donde se les rindieron las honras fúnebres militares con salves de disparo al aire, panegíricos y el canto a la patria interpretado por los presentes entre voces iracundas que decían: ¡Go Home yanquis!

 Fernández Domínguez y el asalto al palacio

Rafael Tomás Fernández Domínguez, cadete del Ejército Nacional.

¿Quién fue el de la idea de recuperar el Palacio Nacional?  Dirocié explica que   cuando el coronel Fernández Domínguez regreso al país el 14 de mayo de 1965 y visitó a Caamaño en su despacho del edificio Copello, este al verlo se paró en atención militar y le dijo: -¡Venga, ocupe su puesto!, -la presidencia-, respondiéndoles Fernández Domínguez: – ¡No usted se lo ha ganado yo tengo que ganarme ese rango en el combate!

Enterado Montes Arache del deseo de combatir de Fernández Domínguez, el 17 de mayo, le dijo -según testimonio de Dirocié: – ‘’Ya que tu estas interesado en combatir intégrate mañana a una escaramuza que le vamos hacer, a la 6 de la mañana a los guardias del CEFA que ocupan el Palacio Nacional.

Relata Dirocié que Fernández Domínguez fue de los primeros en llegar y que participó con mucho coraje en el operativo que les produjo varias bajas a las tropas de San Isidro, De esta experiencia Fernández Domínguez concibió la idea de atacar el palacio Nacional el día 20, cerca de las 6 de la tarde. recordó que al planteárselo a Montes Arache este le dijo que no estaba de acuerdo porque ya los militares del CEFA -después de la escaramuza del pasado día 17 estaban en alerta. Igualmente, sus aliados las tropas de los Estados Unidos que habían establecido una trinchera en la calle Méjico, por lo frente de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).

Tres frentes

Pero era tan fuerte su pasión de Fernández Domínguez por combatir que no le hizo caso a esos consejos sumando en su planificado plan al comandante del IJ4 Juan Miguel Román con quien había logrado una gran empatía desde el primer día que se conocieron.

Así las cosas, se crearon tres frentes, uno dirigido por Montes Arache y sus hombres ranas, otro por Illio Capocci y el de Fernández Domínguez, constituido fundamentalmente por combatientes civiles del IJ4, con Juan Miguel a la cabeza.

Según Dirocié, Camaño, finalmente le expresó a Montes Arache su interés de participar en el asalto de recuperación del Palacio Nacional, solicitud que le fue rechazada por Montes Arache con la siguiente palabra: – ‘’-Tú estás loco, tú no sabes que si te matan ahí mismo muere la revolución, ¡tú eres el presidente de la república! Y así lo convenció.

Cerca de la 6 de la tarde, Dirocié relata que los tres frentes se concentraron en el Parque Independencia donde se distribuyeron las rutas a seguir en dirección al objetivo.

Dijo que a Illio Capocci,  armado de una tanqueta y acompañado de varios militares constitucionalistas, se  le ordenó marchar  por la  Julio Verne, Montes Arache y sus hombres ranas, Dirocié, Aníbal López, Francisco Antonio Lora de León, Raúl Méndez Lama, José Quezada Tiburcio, Ulises Jiménez Melo, marcharon por  la calle 16 de agosto  , doblaron por el Callejón Imbert, hicieron una izquierda y tomaron la 30 de marzo  ocupando la azotea del Edificio Garrido Puello donde  Andrés Reviere comenzó a dispararle morteros a los soldados del CEFA  atrincherados en el frontal sur del Palacio Nacional .

De repente, un soldado del CEFA que se acercó al edificio sin ser percibido lanzó una granada que fue vista a tiempo por uno de los ranas dándoles tiempo a protegerse del impacto que   sólo hirió en la cara ligeramente a Raúl Méndez Lara. De ahí bajaron del edificio y desde los patios de las casas vecinas al Palacio, repitieron el ataque de morteros y fusilería.

Fernández Domínguez y Juan Miguel Román marcharon por la calle 16 de agosto y al llegar a la calle Trinitaria-frente al parque San Carlos, – llegan a la calle Abreu y al cruzar la 30 de marzo con el objetivo de penetrar al Palacio Nacional fue que recibieron varios impactos de balas provenientes de soldados yanquis que estaban colocado en una trinchera instalada en la 30 de marzo con Méjico, cercana a la oficina de la Dirección de Inteligencia Nacional (DNI)

Eran cerca de las 6 de la tarde cuando ocurrió esta tragedia que enlutó a los constitucionalistas. Y que el poeta nacional Tony Raful, cree que Fernández Domínguez al planificar el operativo de recuperación del Palacio Nacional quiso responder la      ofensiva criminal del CEFA de la ‘’Operación Limpieza.’’

Amargas y tristes experiencias  

Tras esta amarga y triste experiencia y la vivida los días 15, 16 y 17 de junio de 1965, fechas en que la ciudad intramuros fue sometida a un salvaje ataque por las fuerzas invasoras dejando decenas de víctimas, la dirección política del 14 de junio decidió trasladar la guerra a las diversas regiones del país enviando sus mejores cuadros militares a emprender acciones dirigidas a la toma de fortalezas y cuarteles para armar la población y consolidar la revolución que ya lucía decaída.

 Estrategia militar que no logró sus objetivos recibiendo el golpe más contundente el 25 de junio en San Francisco de Macoris cuando se frustró el planificado asalto a la Fortaleza Juan Pablo Duarte de esa provincia donde perdieron la vida 16 combatientes pertenecientes al 14 de junio y al MPD.

Parecidas experiencias se repitieron en el municipio de Pedro Santana, donde se intentó tomar el cuartel policial sin alcanzar el objetivo ocurriendo otras frustradas operaciones en Bani, Azua y   Santiago.

Estas frustradas acciones condujeron a una seria reflexión a los lideres de la revolución quienes finalmente fueron conducidos a una desventajosas negociaciones impuestas por el imperio, la Organización de Estados Americano (OEA)  y las Naciones Unidas (ONU) que finalmente  pusieron fin  al gobierno constitucionalista mediante la firma del Acta de Reconciliación y el Acta institucional   que instaló en el poder al presidente provisional Héctor García Godoy  y fijó elecciones en 11 meses después de la entrega del poder constitucionalista el 3 de septiembre de 1965.