Los juegos folklóricos o tradicionales son parte fundamental de la vida de los pueblos, ver un objeto que usamos en un juego, escucharlo mencionar por otro, ver algún video o imagen en las muy de moda redes sociales, nos remontan a viejos y maravillosos tiempos. En mi caso, que soy de la época donde todavía se practican mucho estos juegos, a sola o acompañado, todo dependía. Por esa razón he querido compartir unas reflexiones con todos los lectores, a modo de poner en valor estos juegos, sobre los orígenes, etimología, vinculación de los juegos en otros países, cambios de los mismos, nombres diversos de acuerdo a la zona y algunas anécdotas propias con estos juegos.

Puesta en valor de los juegos desde la historiografía

Son cantidades los juegos que existen en nuestro país, aunque la gran mayoría han perdido vigencia en el tiempo, por el proceso normal de la transformación de la cultura por la necesidad del individuo. En el caso de estos juegos, pertenecen al folklore, por las características que cumplen en cuanto a sus hechos.

Portada de la obra de Egna Garrido de Boggs.

Por eso, se han documentados, se ha escrito y recogido sus usos, características, formas, construcción y origen. Como lo ha hecho la folklorista e investigadora dominicana, Egna Garrido de Boggs, que publicó una de las más importantes obras sobre el tema, titulada: Folklore Infantil en Santo Domingo, con su primera edición del año 1955, ya luego han salido cuatro ediciones por la importancia de la obra y la referencia de consulta obligada para los que trabajamos el tema y todos los interesados.

Otros dominicanos vinculados al quehacer folklórico que han trabajado el tema, haciendo sus aportes, son: Rafael Fradique Lizardo Barinas, que fruto de sus investigaciones publicó la obra: Fiestas Patronales y Juegos Populares Dominicanos, en el año 1979, junto a J.P. Muñoz Victoria; sí como la muy querida Xiomarita Pérez, que escribió la obra: Brinca la tablita, canciones y juegos tradicionales dominicanos, publicado en el año 2004. Han sido significativos los aportes en materia de puesta en valor de estos juegos, que han realizados estos y otros investigadores.

El trompo más allá del juego tradicional

Uno de esos juegos folklóricos muy conocidos en el país, jugado y disfrutado por un servidor, es el trompo. Por eso nos adentramos a conocerlo a fondo, que es la finalidad de estos cinco trabajos publicados. La creación del clásico juguete es todo un misterio. Aunque ha figurado en distintas culturas, los historiadores han tratado de conocer en qué año surgió el trompo, con el que se pueden realizar diferentes trucos en sus movimientos.

Imagen con trompo en mano en movimiento y otro sin movimiento. Fuente externa.

Plath, Oreste en la obra: Origen y folclor de los juegos: el trompo. Aproximación histórica-folklórica de los juegos en Chile 1986, sobre el origen del juego, plantea:

De acuerdo a los investigadores, se ha documentado la existencia del trompo desde el año 4.000 a. C. Sin embargo, no se conoce el año exacto del nacimiento de este juego que al día de hoy en muchos países sigue siendo un clásico. Hay algunas pinturas antiguas donde se encuentra representado el trompo, así como en algunos textos literarios de vieja data, por ejemplo, en textos del historiador romano Marco Porcio Catón, o en los escritos de Virgilio, poeta del siglo I a. C., destacándose en su obra la Eneida, además se han encontrado ejemplares de trompos hechos de arcilla en las orillas del río Éufrates”.

El trompo de tipo de giratorio y de material de madera o plástico, tiene varias denominaciones en español dependiendo del país, entre ellas: peón, peonza, piuca, perinola, cachaza, mona y repión, mientras que en inglés es conocido como top o spinning top. Este juego ha resistido de quedar en el olvido, puesto a que algunas personas que un día lo jugaron aún conservan uno de estos ejemplares, como es mi caso, que tengo uno de la colección de hizo Xiomarita Pérez.

El historiador y político romano Marco Porcio Catón ilustró al trompo en sus libros. Uno de sus ejemplares, que data del siglo 1.250 a. C., se exhibe en el Museo Británico. En el dibujo se puede apreciar a un niño dedicando un gran número de juguetes a manera de ofrendas al Dios Zagreo, entre ellos un trompo con su cuerda.

Niño con un trompo del año 1250 a.C. de Marco Porcio Catón. Foto Mathías Espinoza.

Asimismo, Platón usó el movimiento del juguete como metáfora; Aristófanes se declaró aficionado del trompo; Ovidio lo mencionó en sus poemas y en Troya se encontraron peonzas de barro. Sin embargo, las culturas china y japonesa fueron las encargadas de presentar al mundo este peculiar juego. Los nipones crearon diferentes técnicas y trucos para usarlo, destacando el clásico movimiento que consiste en lanzarlo y recogerlo con una cuerda para hacerlo bailar en la palma de la mano (Burgos, Antonio 2003).

Con el pasar del tiempo, el juego llegó al continente americano, traído como otros juegos por los españoles y estos se han ido adaptando a la realidad y la dinámica de los diferentes pueblos. Desde entonces, el trompo ha ido de generación en generación, marcando la infancia de muchas personas, quienes lo utilizaban en sus momentos libres, en los patios, en las casas y sobre todo muy usados en los recreos de los colegios y escuela del país. Yo recuerdo un señor que era experto en hacer trompo en el barrio donde viví mi niñez.

Sobre su uso en República Dominicana, Egna Garrido en la obra mencionada anteriormente, en una entrevista al señor Lorenzo Piña en 1946, refiriéndose a como se juega en San Juan, establece:

El trompo es un juguete, generalmente de madera, de forma cónica, terminado en punta, al cual se le pone una pone una púa de hierro, llamada rejón, la que nuestros muchachos llaman pulla. En la parte superior tiene un saliente que permite sujetar la cuerda, que luego se enrolla al resto del trompo, empezando por la punta. Una vez arrollada la cuerda, se agarra el extremo que queda libre con la mano y se desenrolla rápidamente, lanzando el trompo al suelo para que gire o baile.

Niño jugando trompo. Fuente externa.

La misión de este juego tradicional de niños, adolescentes y hasta mayores, es hacer que el juguete gire en el suelo por más tiempo. Para ello, se debe utilizar la mejor técnica al lanzarla y pasar la prueba de hacerlo bailar en la mano sin que el trompo se detenga.

Pero la historia del trompo parece perderse en los infinitos recodos del tiempo, debido a que las nuevas generaciones parecen no tenerla muy presente en sus catálogos de juegos y entretenimientos, especialmente aquellas nacidas después de la llegada de la era digital. Ahora los juegos están basados en los temas audiovisuales, que tienen como punto en común que se practican en solitario y en lugares interiores. La cultura se transformó y estos juegos cumplieron su función en el tiempo.

Lo que si queda es la vinculación con el termino y su uso el día a día, como por ejemplo en varios países de Suramérica, he escuchado que dicen:  Cara de trompo y buscando informaciones encontré, que es lexicográfica y se aplica a la persona torpe y poco desenvuelta, de acuerdo al Diccionario de las hablas leonesas. Por igual se emplea el termino trompo en algunos países para decir, echarse el trompo a la una. Una para conminar a alguien a que demuestre que puede llevar a cabo aquello que asegura o de lo que se jacta por tratarse de algo poco probable o poco creíble (Zamora, de Miguélez 1993).

Quiero finalizar con este cuento que encontré publicado de fecha, septiembre de 2017 en https://infantojuvenildominicana.blogspot.com/2017/09/carta-de-un-viejo-trompo-al-nino-que-lo.html, escrito por Juan Báez Melo, titulado: Carta de un viejo trompo al niño que lo abandonó, comparto el primer párrafo:

“…Me hiciste casi redondo para que rodara lejos cuando dejara de bailar y así evitar quedar dentro de círculo que daba inicio al juego. El clavo que me pusiste de pie, lo afilaste tanto, que, si no me movían, hacía un hoyo en la tierra, lo que de vez en cuando sucedió, principalmente cuando estaba floja por efecto de la lluvia. Cuando nos ponían a bailar dentro del círculo, aquel de nosotros que no rodara lo suficiente para salir de él, se quedaba, y los demás trataban de sacarlo con sus respectivos trompos. Quien lo lograra, se convertía en su dueño, pero algunos niños nos clavaban, lo hacían de maldad y ahí venía el pelear con los tramposos. Me peleabas contra los de guayacán, de caoba, de roble, también de esa madera fibrosa que le decían majagua. Contra todos me tiraste y a todos los rajé. Fui dichoso. Muchas veces sentí miedo, principalmente cuando me enfrentabas a los de guayacán, pero esos, cuando secaban, se rajaban solos. Nosotros los de baitoa, mientras más pasa. el tiempo, más endurecemos. Me cayeron muchos trompos con clavos bien afilados, pero mi fortaleza me permitía rechazar las picadas profundas…

Hasta la próxima semana con la segunda entrega de Juegos Folklóricos Dominicanos desde la columna Kalunga.

Fuentes:

Garrido de Boggs, Egna. 1955. Folklore Infantil de Santo Domingo. Santo Domingo.

Jurado, J.J, y Ramas L.M. 2017. «Juegos cooperativos con trompos, peonzas y perinolas. Editorial CCS (Madrid).

Kraiselburd, David (1941). Psicología de los juegos infantiles. Buenos Aires: El Ateneo.

Plath, Oreste (1986). «Origen y folclor de los juegos: el trompo. Aproximación histórica-folklórica de los juegos en Chile. Santiago.

https://larepublica.pe//trompo-la-historia-del-juego-creado-hace-miles-de-anos. Consultado el 10 de octubre de 2023.

https://infantojuvenildominicana.blogspot.com/2017/09/carta-de-un-viejo-trompo-al-nino-que-lo.html. Consultado el 12 de octubre de 2023.

Zamora de Miguélez. 1993. Diccionario de las hablas leonesas. León, Salamanca.