Juan Bosch, escritor dominicano, y ex presidente de la República Dominicana, es un gran escritor, especialmente en el género de cuentos. Nació en la Vega, el 30 de junio de 1909.
Es conocido por su narrativa social realista.
Después de Horacio Quiroga, uruguayo, el mejor cuentista de América Latina, es Juan Bosch.
Juan Bosch es uno de los maestros del género de cuentos en la República Dominicana y en América Latina. Entre sus discípulos sobre esta disciplina es Gabriel García Márquez, quién hizo un curso en Venezuela con el Profesor Juan Bosch, y siempre resaltó que aprendió mucho de él.
Lo primero que debe aclarar una persona que se inclina a escribir cuentos es la intensidad de su vocación. Nadie que no tenga vocación de cuentista puede llegar a escribir buenos cuentos. Lo segundo se refiere al género.
¿Qué es un cuento? La respuesta ha resultado tan difícil que a menudo ha sido soslayada, incluso por críticos excelentes, pero puede afirmarse que un cuento es el relato de un hecho que tiene indudable importancia.
La mayoría de los cuentos de Juan Bosch los escribió mientras estuvo exiliado de su país, la Republica Dominicana.
“Apuntes sobre el Arte de Escribir cuentos”, es una obra cumbre de Juan Bosch, donde dice; EL CUENTO ES UN género antiquísimo, que a través de los siglos ha tenido y mantenido el favor público. Su influencia en el desarrollo de la sensibilidad general puede ser muy grande, y por tal razón el cuentista debe sentirse responsable e lo que escribe, como si fuera un maestro de emociones o de ideas.
La importancia del hecho es desde luego relativa, más debe ser indudable, convincente para la generalidad de los lectores. Si el suceso que forma el meollo del cuento carece de importancia, lo que se escribe puede ser un cuadro, una escena, una estampa, pero no es un cuento.
“Importancia” no quiere decir aquí novedad, caso insólito acaecimiento singular. La propensión a escoger argumentos poco frecuentes como tema de cuentos puede conducir a una deformación similar a la que sufren en su estructura muscular los profesionales del atletismo.
Un niño que va a la escuela no es materia propicia para un cuento, porque no hay nada de importancia en su viaje diario a las clases; pero hay sustancia para el cuento si el autobús en que va el niño se vuelca o se quema, o si al llegar a su escuela el niño halla que el maestro está enfermo o el edificio escolar se ha quemado la noche anterior.
Aprender a discernir donde hay un tema para cuento es parte esencial de la técnica.
A menos que se trate de un caso excepcional, un buen escritor de cuentos tarda años en dominar la técnica del género, y la técnica se adquiere con la práctica más que con estudios. Pero nunca debe olvidarse que el género tiene una técnica y que ésta debe conocerse a fondo.
No puede olvidar ciertas cantidades o ignorar determinados valores. Llevar cuenta es ir ceñido al hecho que se computa. El que no sabe llevar con palabras la cuenta de un suceso, no es cuentista.
De paso diremos que una vez adquirida la técnica, el cuentista puede escoger su propio camino, ser “hermético” o “figurativo” como se dice ahora, o lo que es lo mismo, subjetivo u objetivo; aplicar su estilo personal, presentar su obra desde su ángulo individual; expresarse como él crea que debe hacerlo.
Pero no debe echarse en olvido que el género, reconocido como el más difícil en todos los idiomas, no tolera innovaciones sino de los autores que lo dominan en lo más esencial de su estructura.
El interés que despierta el cuento puede medirse por los juicios que les merece a críticos, cuentistas y aficionados. Se dice a menudo que el cuento es una novela en síntesis y que la novela requiere más aliento en el que la escribe.
La diferencia fundamental entre un género y el otro está en la dirección: la novela es extensa; el cuento es intenso…”
La importancia del hecho es desde luego relativa, más debe ser indudable, convincente para la generalidad de los lectores.
Si el suceso que forma el meollo del cuento carece de importancia, lo que se escribe puede ser un cuadro, una escena, una estampa, pero no es un cuento.
Aprender a discernir donde hay un tema para cuento es parte esencial de la técnica.
Una persona puede llevar cuenta de algo con números romanos, con números árabes, con signos algebraicos; pero tiene que llevar esa cuenta.
No puede olvidar ciertas cantidades o ignorar determinados valores. Llevar cuenta es ir ceñido al hecho que se computa. El que no sabe llevar con palabras la cuenta de un suceso, no es cuentista.
A menos que se trate de un caso excepcional, un buen escritor de cuentos tarda años en dominar la técnica del género, y la técnica se adquiere con la práctica más que con estudios. Pero nunca debe olvidarse que el género tiene una técnica y que ésta debe conocerse a fondo.
Pero no debe echarse en olvido que el género, reconocido como el más difícil en todos los idiomas, no tolera innovaciones sino de los autores que lo dominan en lo más esencial de su estructura.
Juan Bosch, maestro del género de cuentos, escribió tres significativas colecciones de cuentos, tituladas;
Cuentos escritos antes del Exilio.
Cuentos escritos en el exilio.
Mas cuentos escritos en el exilio.
Se dice a menudo que el cuento es una novela en síntesis y que la novela requiere más aliento en el que la escribe.
Juan Bosch también escribió algunas novelas, pero su especialidad siempre fue el cuento.
En realidad, los dos géneros son dos cosas distintas; y es es más difícil lograr un buen libro de cuentos que una novela buena. Comparar diez páginas de cuento con las doscientas cincuenta de una novela es una ligereza.
CUENTOS DE JUAN BOSCH
Camino real. La Vega: Imprenta el Progreso, 1933.
La mañosa. Santiago, R.D.: Imprenta El Diario, 1936.
Dos pesos de agua. La Habana: Editor A. Ríos, 1941.
Ocho cuentos. La Habana: Edición del autor, 1947.
La muchacha de la Guaira. Santiago de Chile: Editorial Nacimiento, 1955.
Cuentos de Navidad. Santiago de Chile: Editorial Nacimiento, 1956.
Cuentos escritos en el exilio. Santo Domingo: Colección Pensamiento Dominicano, 1962.
Más cuentos escritos en el exilio. Santo Domingo: Colección Pensamiento Dominicano, 1964.
Cuentos escritos antes del exilio. Santo Domingo: Colección Pensamiento Dominicano, 1975.
El oro y la paz. Santo Domingo: Alfa y Omega, 1975.
Cuentos. La Habana: Casa de las Américas, 1983.
Vers le port d’origene. París: Ediciones Alinea, 1988.
Cuentos más que completos. Madrid: Ediciones Alfaguara, 1998.