Vidas paralelas, del historiador griego Plutarco de Queronea, es una colección de biografías de grandes personajes de la vida griega y romana. Estas biografías, donde el autor puso elementos que diferenciaron a los biografiados, fueron escritas entre el año 96 y 117 después de Cristo. Guardando la enorme distancia, y haciendo una relectura de dicho libro, hice un ejercicio de comparación y diferencias entre Joseph Conrad, escritor polaco nacido en 1857 (quien acogió el inglés para escribir su obra), y André Malraux, escritor francés que nació en1901. Ambos escritores europeos, no fueron coetáneos, y al no tener simultaneidad cronológica, podría decirse que tampoco fueron contemporáneos.
Joseph Conrad es uno de los escritores mejor valorados, y considerado uno de los más grandes de la literatura inglesa. Lo mismo sucede con André Malraux, un genuino representante de la cultura francesa. El escritor, traductor e historiador hispanoamericano Horacio Vásquez Rial, en el siglo XX llegó a expresar que en Malraux se han reunido los valores que definen la continuidad de la Ilustración en el siglo XX, tales como el compromiso, la cultura de vocación universal, la lealtad, la solidaridad, la coherencia, la justicia y la igualdad como normas éticas y estéticas, la dignidad ante la vida y ante la muerte.
El corazón de las tinieblas es la obra más conocida de Joseph Conrad. De su lado, La condición humana es la más célebre de André Malraux. Como contraste, La vía real, una obra de juventud de él, tiene cierta semejanza con El corazón de las tinieblas, escrita en la madurez del autor, y publicada dos años antes de nacer Malraux. Como escritores, ambos usaron sus recuerdos y experiencias de vida para la construcción de su obra literaria. Conrad fue viajero por vocación y marinero perito. Malraux, después de culto y lúcido, fue arqueólogo autodidacta y tenía la vocación de la aventura y la acción.
El corazón de las tinieblas se desarrolla en el Congo, un territorio colonial belga, en la jungla del continente africano. Su lectura ha generado diversas interpretaciones. Entre estas, la crítica al colonialismo europeo en Africa, el choque entre civilización y el salvajismo de la selva, y el conocimiento del individuo. Marlowe, su personaje central, emprende la búsqueda de Kurtz, un enigmático individuo que ha sido arrastrado a la irracionalidad y que por iniciativa propia ha decidido cometer actos de barbarie. A diferencia de Kurtz, Marlowe no se ha dejado vencer por la fuerza salvaje de ese mundo desconocido, aunque ambos se han enfrentado a ella. Sin embargo, a pesar de la diferencia entre ambos personajes, Marlowe no defiende a Kurtz, si no que busca entenderlo, una forma quizás de tratar de comprender al individuo en sentido general.
La novela de Conrad fue publicada nueve años después de haber sido contratado por una compañía belga para trabajar en un barco de vapor por el río Congo. Lo que observó durante esa travesía, la forma atroz con que los europeos trataban y explotaban a los africanos, inspiró la escritura de esta novela. Esto indica, que El corazón de las tinieblas puede ser considerada como una crítica profunda sobre los abusos del colonialismo europeo en el continente africano.
Por su parte, en La vía real de Malraux, la acción transcurre también en la selva, pero en la Indochina francesa del continente asiático, un territorio colonial francés. Similar al Corazón de las tinieblas, fue escrita después de los hechos que la inspiraron, pero contrario a Conrad, que al ser contratado por una empresa europea, conoce la situación en la jungla cuando observa el maltrato a esa pobre gente; en Malraux la situación es diferente. Previamente conocía sobre el tráfico de arte Jemer en la selva de Indochina. De manera voluntaria, acompañado de un amigo y su mujer, se interna en ella con el propósito de conseguir piezas de interés artístico y venderlas en el mercado clandestino de Europa. Utilizó el pretexto de una expedición arqueológica para sacar esas piezas de unos templos budistas abandonados. De esa experiencia de juventud es que escribe La vía real.
Si al Corazón de las tinieblas, le atribuimos que el conocimiento del individuo es su tema central, a La vía real le podemos atribuir como temática central el discurso existencial. Claude Vannec, cuando se interna en la jungla, se hace acompañar de Perken, un enigmático aventurero danés que tiene su propia misión: buscar a Grabot, un hombre por el que se plantea la posibilidad de que haya caído en la barbarie. En Grabot se insinúa el Kurtz de Conrad. A su vez, tanto Joseph Conrad como André Malraux, en ambas novelas comprenden el horror y las atrocidades del colonialismo. Malraux llegó a decir que su anticolonialismo nació en Indochina.
La diferencia entre ambas, es que El corazón de las tinieblas es parecida a un extenso monólogo. Mientras que en La vía real, hay diálogos abundantes y es más descriptiva. Entre Claude Vannec y Perken hay todo un discurso sobre la vida y la muerte. Discurso que se extiende a la idea del suicidio porque la muerte acaba con el tiempo. Perken, en la profundidad de la selva, le dice a Claude Vannec que la verdadera muerte es la decadencia. Luego le expresa: le deseo que se muera joven, no se imagina usted lo terrible que significa estar encerrado mucho tiempo en esta coraza llamada cuerpo.
Escritores de la categoría de Virginia Woolf, William Faulkner, Thomas Mann, Ernest Hemingway, Graham Greene, Thomas Stern Eliot y Francis Scott Fitzgerald, reconocieron la maestría de Joseph Conrad. No se conoce que lo hiciera André Malraux. Lo que sí me induce a creer, es que alguna influencia tuvo en él para escribir La vía real.