Cuando los estilos propios de hacer algo vienen influenciados por una cabeza que ideó y desarrolló todo desde un principio (a pesar de que más tarde se agregaran más formas de hacer lo que se hacía), se vuelve una insensatez tratar de negar la  influencia de la mente maestra que dio lugar a que por lo menos existiera una base sobre  la que se asentaría todo lo demás. Esta situación toma lugar en la consideración que algunos críticos comparten de que el prominente escritor Jorge Luis Borges no es un precursor del movimiento literario conocido como Postmodernismo, lo cual es totalmente falso; las características fundamentales del Postmodernismo son vistas en la obra literaria de Borges antes, incluso, de que el movimiento se desarrollara. La mayoría de los que oficialmente son considerados como precursores de este movimiento declararon haber sido influenciados por el laberíntico e intelectual escritor, quien es parte imprescindible del génesis de esta forma tan compleja de hacer literatura.

En primer lugar, Djibril (2014), ha creado un repertorio de las características más representativas del Postmodernismo en cuanto al estilo de hacer literatura, uno de estos rasgos distintivos es la oposición a que haya una sola forma de ver las cosas; la  subjetividad es más importante que las verdades universales a las que (según muchos),  todos los hombres deben apegarse. Borges deja ver con sutileza en su obra Funes el  memorioso (1942), cómo Funes se creía tan sabio que podía afirmar la hora exacta sin  siquiera mirar el cielo o algún reloj “"¿Qué horas son, Ireneo?"". Sin consultar el cielo,  sin detenerse, el otro respondió: “Faltan cuatro minutos para las ocho, joven Bernardo  Juan Francisco".” (p. 2). La mayoría de las personas verían confiadamente su reloj, o  por lo menos el cielo, para tratar de ser lo más objetivo posible sobre el tiempo, pero en ese momento se tuvo que aceptar el tiempo que para Funes era el tiempo exacto, su  tiempo exacto. Funes tenía su opinión sobre la naturaleza de todos cristianos “Me dijo  que antes de esa tarde lluviosa en que lo volteó el azulejo, él había sido lo que son  todos los cristianos: un ciego, un sordo, un abombado, un desmemoriado.” (p. 4); los  números (convertidos por él en palabras codificadas), la ortografía (sujeta a cambios) e  incluso las casas a su alrededor (aunque tenía un tiempo sin salir y se habían hecho  nuevas construcciones), eran tan imaginarias y reales para él, como la existencia de la  lluvia lo es para los hombres que la piensan, ven, tocan y disfrutan; a lo largo del cuento también es vista la opinión del autor sobre las novelas, deja dicho, básicamente, que no  son más que pequeños cuentos unidos. En otras narraciones como Emma Zunz (1948), El jardín de los senderos que se bifurcan (1941) y muchos de sus poemas, puede verse  el manejo del tiempo por los personajes y hablantes líricos y no la zona horaria  mundialmente aceptada.

Por otra parte, la intertextualidad es otro de los rasgos fundamentales que Djibril destaca como elementos del movimiento postmodernista, también menciona la deconstrucción; la primera es uno de los elementos más vistos en muchos cuentos de Borges, en sus obras hace tantas referencias a lecturas y relecturas que hizo, que el  lector podría llegar a preguntarse si se halla ante un cuento, un discurso narrativo o una  convención literaria que tiene como objetivo promocionar la lectura de buenas obras. En  Pierre Menard, autor del Quijote (1937), hay hasta listas de lecturas y se habla un tanto  de lo que tratan, pero la intertextualidad principal se da con la constante alusión a la  obra Don Quijote de la Mancha y su autor Miguel de Cervantes Saavedra (1605-1615),  se vuelve a dar importancia a la subjetividad del lector, ya que se cree firmemente que  aunque una obra sea una copia exacta de otra, no se va a entender lo mismo, pues el  lector estaría en medio de circunstancias diferentes a la escrita por primera vez:

 

El texto de Cervantes y el de Menard son verbalmente idénticos, pero el segundo  es casi ínfimamente más rico” “Es sabido que D. Quijote (como Quevedo en el pasaje  análogo, y posterior, de La hora de todos) falla el pleito contra las letras y en favor de  las armas. Cervantes era un viejo militar: su fallo se explica. ¡Pero que el don Quijote  de Pierre Menard —hombre contemporáneo de La trahison des clercs y de Bertrand  Russell— reincida en esas nebulosas sofisterías! Madame Bachelier ha visto en ellas  una admirable y típica subordinación del autor a la psicología del héroe. (p. 4).

Ciertamente el contexto que rodea a una persona es tan importante que un mismo mensaje podría entenderse diferente según el contexto que tome lugar. Aunque hubiese mil contextos y el mismo mensaje para cada uno de ellos, sería entendido totalmente diferente a lo que se comprendió en el otro; por ejemplo, decirle a alguien “mono” en España, sería tomado como un halago, pero en Colombia sería un insulto, todo por una cuestión de contextos culturales diferentes. Una idea deconstructiva es plasmada en esta misma obra, y es el hecho de que la importancia y crédito no puede dársele a un autor como si fuera y siempre será el mejor escribiendo de la forma en que lo hace, ya que las consideraciones estarían viciadas por la cultura que rodee a los críticos que lo eligen como el mejor en su área; ¿qué pasaría si los críticos propios de la cultura de Menard le eligieran como el mejor autor de literatura española de su siglo por su obra del Quijote? Borges ha enviado un gran mensaje: no hay un valor que por siempre se deba tomar como la cúspide en todo el universo y por los siglos de los siglos, solo porque a unos cuantos (y de un determinado siglo) les pareció como tal, cada quien en su pequeña porción de universo podría ser el mejor de ese universo en ese siglo, quizás también en los demás si son igualmente aceptados para que continúen en la cúspide: atemporalidad.

En otro tenor, la metaficción también es ampliamente trabajada por Borges en muchas de sus obras narrativas, es sorprendente ver la manera en que le hace saber al  lector que su presencia es notada, “mi testimonio será acaso el más breve y sin duda el  más pobre, pero no el menos imparcial del volumen que editarán ustedes.” (Funes el memorioso, p. 1); “Éste (bueno es que ya lo sepa el lector) no tiene otro argumento que ese diálogo de hace ya medio siglo.” (Funes el memorioso, p. 3); lo cual le da participación en la obra y se comunica de manera directa más allá de la ficción, ficción  que piensa de ella como si fuera, incluso, la realidad misma. Esto es muy notable en El  jardín de los Senderos que se bifurcan (1941), en donde en medio de la historia, Stephen Albert le hace ver al protagonista que esa misma historia puede terminar de varias  maneras, no hay una sola forma de ver las cosas o de que estas sucedan,“»-No en todos  -murmuró con una sonrisa-. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables  futuros. En uno de ellos soy su enemigo.” No hay una sola verdad, hay pluralidad (la  cual se muestra cuando el protagonista tiene la idea de que hay miles de él y miles de  Albert en dimensiones diferentes y que tomarán decisiones diferentes que  desencadenarán finales diferentes) :

Volví a sentir esa pululación de la que hablé. Me pareció que el húmedo jardín que rodeaba la casa estaba saturado hasta lo infinito de personas invisibles. Esas personas eran Albert y yo, secretos, atareados y multiformes en otras dimensiones de tiempo. (p.  8).

Cuando se piensa en la realidad de la vida, esto que parece ficción cobra vida, cada mínimo detalle cuenta, toda acción es determinante en cómo vendrá la reacción; un día no sería totalmente idéntico cuando se perdió una hora al mismo día en que no se  haya perdido, la vida no es la misma eligiendo por una que otra carrera o uno que otro

esposo. Todo tipo de futuro es posible, esta obra es posible también en múltiples maneras.

La descentramiento del sujeto y el palimpsesto también son caracteres destacados por Djibril y vistas en muchas obras narrativas de Borges; por un lado, el descentramiento del sujeto es entendido como la prevalencia de la idea del sujeto sobre  sí mismo y otros aspectos que sobre lo que piensan los demás, de hecho, lo que piensan  los demás es molesto y demasiado general, por lo tanto, es ridículo aceptarlo y es mejor  ser original:

No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos  individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de  las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y  cuarto (visto de frente).” (Funes el memorioso, p. 5).

Además es presentada la consideración de Funes sobre su estado a lo largo de su conversación con Borges; muchos dirían que una vida se ve perdida cuando ocurren accidentes que dejan a la persona sin movilidad en el cuerpo, pero para el enfermo  Funes todo fue al revés: cuando estaba bien de salud es como si estuviera muerto, pero  cuando parece haber muerto en vida es cuando en realidad se siente vivo. En segundo lugar, se hace alusión al palimpsesto que hiciera Menard en su reescritura del Quijote:

Dedicó sus escrúpulos y vigilias a repetir en un idioma ajeno un libro  preexistente. Multiplicó los borradores; corrigió tenazmente y desgarró miles de  páginas manuscritas” […] He reflexionado que es lícito ver en el Quijote “final” una  especie de palimpsesto, en el que deben traslucirse los rastros —tenues pero no  indescifrables— de la “previa” escritura de nuestro amigo. Desgraciadamente, solo un

segundo Pierre Menard, invirtiendo el trabajo del anterior, podría exhumar y resucitar  esas Troyas… (P.5).

El primer fragmento puede tomarse como un mensaje ambiguo, el narrador  podría referirse tanto a la escritura y borrones de la obra de Cervantes para escribir la de  Menard, como al arduo trabajo de carácter perfeccionista que tenía el reescribir el  Quijote; en el segundo es visto cómo el narrador menciona la misma palabra que  anteriormente describe (por si el lector no se dio cuenta de que a ello se refería).

Cabe destacar que la ironía y engaños al lector son partes del viento del jardín narrativo de Borges; se supone que Yá Tsun en El jardín de los senderos que se  bifurcan, era la víctima que había huido para que algún mafioso (que terminó siendo  teniente) no lo matara, y que buscaba un lugar alejado y seguro para esconderse, pero  los motivos fueron totalmente contrarios, la víctima era Albert, su muerte había sido un  plan con el único motivo de comunicar un mensaje; Yá Tsun sugirió que era su amigo  en esa dimensión, pero terminó matándolo, dando un giro al final totalmente  desconocido e inesperado para el lector, pero conocido y esperado por el personaje  principal; “una amistad valiosa y sana”, dirían algunos postmodernistas. “Había en la  fábrica rumores de huelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia” está escrito en el cuento Emma Zunz (1948), pero los actos que cometió fueron  totalmente violentos: buscó un hombre agresivo para ser violada, mintió y asesinó de forma violenta…Vaya rasgos de una persona que se proclamaba en contra de tal  antivalor. En Pierre Menard autor del Quijote, el autor comparte dos fragmentos de la  obra del Quijote (uno de Cervantes y otro de Menard) que dicen exactamente lo mismo  y los presenta como si fueran diferentes, lo cual representa una sarcástica contradicción en algo que parece semejante.

En última instancia, muchos de los que son considerados como precursores del  postmodernismo literario admitieron por medio de cartas, prólogos de sus obras y  conversaciones la fuerte influencia de Borges sobre sus escritos postmodernos; entonces, aunque sus obras marcharan más allá de los límites que pudiera tener Borges  en cuanto a su estilo adoptado y proveniente naturalmente de sí mismo, se postura a  Borges como base de un movimiento que otros seguirían desarrollando, y, al mismo  tiempo, como un precursor protagonista. “Mis lecturas de los cuentos y de los ensayos de Borges, en la época en que publicó «El jardín de senderos que se bifurcan», me mostraron un lenguaje del que yo no tenía idea” dice Julio Cortázar en una entrevista con Omar Prego Gadea (LEEPORGUSTO, 2015). La forma en que Gabriel García Márquez juega con el tiempo también descubre una influencia notable del intelectual escritor. Paoli (1993), estuvo hablando sobre la influencia que tuviera Borges en el autor postmodernista llamado Italo Calvino, también considerado como precursor del movimiento, éste cita mucho al argentino al detallar sus teorías y sustrae honestamente técnicas narrativas de Borges que adopta en sus escritos posteriormente. Así también hay otros escritores postmodernistas fundamentales como Carlos Fuentes, en cuyas obras puede verse claramente marcas de intertextualidad y técnicas narrativas postmodernas que había desarrollado Borges.

Luego de todo lo expuesto, no quedan dudas de que Borges es (sino el mayor) uno de los principales precursores del Postmodernismo, aquel que preparó el camino sobre el cual otros caminarían y llegarían lejos. No pueden cerrarse los ojos neciamente y afirmar que no tuvo nada que ver con el movimiento cuando sus obras lo definen (sin querer y naturalmente) mejor que las grandes y diversas teorías que se han hasta perdido en el camino laberíntico de este estilo complejo, pero ingenioso, de hacer literatura.  Borges es un maestro de maestros, un clásico de clásicos y un creador innato e

intelectual cuyas ideas escaparán, a veces, de aquellos que se empecinan en encerrarlo en un solo movimiento o un solo pensamiento, sin reconocer que estaría tratando con uno de los escritores más diversos y plurales de la historia hasta el día de hoy.

Referencias

Mbaye, D., (2014). Entender la postmodernidad literaria: una hermenéutica desde la  “segunda fila”. Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y  Humanidades, 16(31), 203-211.

https://doaj.org/article/aabaf43e82064eb99a3e5dade2840c72

Leeporgusto, Leeporgusto, & Leeporgusto. (2015). Cuando Borges habló de Cortázar y  Cortázar de Borges. Lee por Gusto – Leemos por placer.

https://leeporgusto.com/2015/08/31/cuando-borges-hablo-de-cortazar-ycortazar-de-borges/

Borges, J. L. (1942). Funes, el memorioso.

https://www.ingenieria.unam.mx/dcsyhfi/material_didactico/Literatura_Hispa
noamericana_Contemporanea/Autores_B/BORGES/memorioso.pdf

Borges, J.L. (1941). El jardín de los senderos que se bifurcan.

https://www.derechopenalenlared.com/libros/jardin-senderos-borges.pdf

Escalante, E. (s/f). Jorge Luis Borges, ¿iniciador de la posmodernidad?. Uam.mx.  https://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/80_sep_2005/86_88.pdf

Borges, J.L. (1948). Emma Zunz.

https://www.ingenieria.unam.mx/dcsyhfi/material_didactico/Literatura_Hispanoameric ana_Contemporanea/Autores_B/BORGES/Zunz.pdf

Borges, J. L. (1939). Jorge Luis Borges, Obras completas. Pierre Menard, autor del  Quijote. Emecé editores.

https://estudiosliterariosunrn.files.wordpress.com/2010/09/jorge-luis-borges-pierre menard-autor-del-quijote1.pdf