Toda la vida de Raúl Pérez Peña (Bacho) fue un largo trabajo político por la justicia social y la dignidad de las personas. Lo hacía desde su militancia en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, y luego, cuando el 1J4 dejó de existir, Bacho asumió con plena solidaridad la defensa de sus compañeros de otras organizaciones y sus familias, quienes eran atrozmente perseguidos y/o asesinados por los gobiernos balagueristas. A partir de ahí, Bacho emprendió su trabajo periodístico y de gestor cultural como una prolongación de su trabajo político. Una gran parte de sus reportajes retrataban las crudas realidades sociales de los excluidos en nuestro país. El texto que reproducimos a continuación da la voz a un gran investigador de los barrios dominicanos: el jesuita Jorge Cela. Su interés radica en mostrar que, en una sociedad tan marcada por la desigualdad, no se puede ocultar el combate constante por la vida que se libra cada día en los sectores marginados. Aquí no solo se restituyen los orígenes sociales de la muerte. Se desvelan por igual los mecanismos de defensa por la vida (entre ayuda, solidaridad…) que desde el barrio se creaban en aquel entonces, y se siguen creando hoy, para paliar la abdicación del Estado. Como recalca Jorge Cela, “son las fuerzas de vida contra todas las fuerzas de muerte del barrio”.
Jorge Cela define fuerza de la vida*
(Publicado originalmente el 24 de mayo de 1987, en el suplemento Domingo en Especial del Listín Diario)
Raúl Pérez Peña (Bacho)
En Los Guandules, Agua Dulce, La Ciénaga, el 27 de febrero: La muerte había llegado el día anterior a un enfermo de tuberculosis. Con todo el dolor de su caso, era sencillamente uno más. Nuevas víctimas han de cobrarse en los próximos días el “poder de la muerte”. Esa es la rutina en los barrios pobres de la capital. Porque se vive una situación de “extremo abandono”, a juicio del padre Jorge Cela, de la Orden Jesuita.
“En el fondo no hay oportunidad de vivir”. “No hay empleos, y el costo de la vida sigue subiendo sin detenerse”. Los servicios elementales no alcanzan más que a una baja proporción de la población. En los barrios brillan por su ausencia. Expresa, el padre Cela, que vivimos en una sociedad que trata de ignorar la carencia de servicios médicos, educativos y otros en los barrios marginados. De ahí que, a su juicio, el hombre que murió por tuberculosis “es una víctima de la estructura social, quedando una familia arrinconada y condenada a la mayor pobreza”. Cuando se producen muertes como esa, “uno dice que murió enfermo, pero es una enfermedad que ha sido causada por el hambre, por el desempleo”. “Ese drama se está viendo todos los días. Estamos viendo una vida que por esas razones no puede aflorar”.
Fuerza de vida en el barrio
Afirma Jorge Cela que en el barrio existe una “Fuerza de vida que hace que se pueda decir que lo mejor de la sociedad dominicana está presente en el barrio”. Porque en medio de esa situación de penurias, emerge la pregunta de cómo es posible que todavía exista el ánimo, el tiempo, la energía para organizarse y mantener una organización durante ocho años, creada por la misma gente.
“¿Cómo es posible que gente que no ha tenido el privilegio de una educación formal, que nunca tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir, sea capaz de organizar un grupo, de mantener reuniones sistemáticas durante años, ayudar a otros a educarse y a promover la organización por años?” ¿Cómo es posible que gente que no tiene el privilegio de una educación formal pueda hacer un análisis de la realidad que supera el análisis que hacen los que tienen en sus manos los medios de información y educación? “Esa gente no sólo hace mejores enfoques, sino que es capaz de visualizar la realidad con mucha más claridad y es capaz de comprometerse con esa realidad”. La conclusión de Jorge Cela es que lo que mueve todo es una impresionante Fuerza de Vida en medio de toda la Fuerza de Muerte.
Tras afirmar que eso es lo que realmente conmueve en el barrio, agrega que eso explica la existencia de COPADEBA (El Comité Para la Defensa de los Derechos Barriales), organización con ocho años, luchando sin ningún recurso, totalmente contra la corriente.
Atención médica
En el barrio no hay centros de atención médica. Pero se ha generado un proceso de organización de un proyecto de salud y dando servicios de salud, que por lo pronto cuenta con dos médicos. Ese servicio no sólo se concibe como un paliativo a la falta de servicios de la sociedad, sino como una forma de organización y un mecanismo de defensa del barrio.
El proyecto comprende no sólo el dispensario, sino una lucha por la higiene, ya que en el barrio no hay recogida de basura ni se ha tapado la cañada, situación que acarrea acumulación dé basura pestilente. Jorge Cela destaca el contraste de que cuando hay un bache en una gran avenida. Seguidamente el Ayuntamiento lo tapa, mientras que la gran cañada del barrio se mantiene como foco de enfermedades y tragedias. “Es preciso luchar por años viajando al Ayuntamiento, incluso sin dinero para el pasaje”. En el Ayuntamiento no reciben a la gente y hay que volver al día siguiente.
La biblioteca
Pese a que las autoridades no se han preocupado porque los jóvenes del barrio no tienen libros, pero los jóvenes con algunos medios si se han preocupado por sus hermanos. En el colegio Domingo Savio existe la biblioteca popular del mismo nombre. Allí hay decenas de jóvenes organizados que se las arreglan para obtener libros. “No hay ninguna institución oficial que se haya preocupado por darle libros”, afirma Jorge Cela. “Con trabajo voluntario, los jóvenes abren la biblioteca seis horas al día. Esto hace posible que los estudiantes del barrio puedan estudiar”.
“Para enfrentar el problema de los apagones, los propios jóvenes se han ingeniado una planta eléctrica que ya está a punto de generar energía”, para que en la biblioteca se pueda estudiar. Afirma Cela que cuando uno ve esas cosas, puede afirmar que en esos jóvenes está la esperanza de este país. “Son fuerzas de vida contra todas las fuerzas de muerte del barrio”. Esas fuerzas de vida la conforman gente que es capaz de organizarse y capaz de luchar y capaz de inventar soluciones increíbles para los problemas.
El periódico en los barrios
Existe un periódico de los barrios que lleva once años saliendo mensualmente. La gente que lo ve le pregunta a Jorge Cela que, quién escribe ese periódico, porque considera que en los barrios no hay nadie que pueda hacerlo. “Sin embargo lo escribe la misma gente que va aprendiendo y conociendo en la lucha diaria”. Apunta como ejemplo de esa lucha el problema de la ecología que sólo está enfocado en el aspecto de la siembra de árboles, porque detrás de eso está el interés de los dueños de agroindustrias. “La siembra de un arbolito, debe ir a la par con la preocupación por la existencia de cañadas contaminantes, que afectan grandes núcleos de la población”.
“No es preocupación que los barrios estén llenos de ratones. Es una responsabilidad de esta sociedad eliminar esa plaga que está destruyendo a la gente. Pero lo que pasa es que la gente que se muere en los barrios no afecta las entradas de la agroindustria, cosa que sucede con los árboles que se cortan en los campos para la subsistencia de los campesinos, afectan los bolsillos de los agroindustriales. Ahí reside el problema. Esta sociedad piensa por sus bolsillos. Y no piensa en la realidad humana”.
“Pero en el barrio uno encuentra la fuerza que es capaz de luchar y de comprender que la vida humana es solidaria”, afirma en términos categóricos Jorge Cela.