(Ilustraciones de Odalís G. Pérez)
Toda lectura es un proceso de construcción y reconstrucción del discurso leído. La lectura es un diálogo con el autor, desde el texto que se lée o que se analiza.
El lector es un sujeto dialogante con sí mismo (autodiálogo o diálogo interno) y es un dialogante con los otros (pluridiálogo).
Eso es lo que ha hecho el sujeto-autor de este ensayo (el doctor Odalís G. Pérez), al analizar las múltiples vertientes de un intelectual tan contradictorio, polémico y cuestionable, como Balaguer, en caso de verlo en su estatura de ente partidarista, metido en el cacareo de su cromático "gallo colorao", que es de lo que, atinadamente, el hermeneuta Pérez Nina, se ha cuidado.
Aquí, de manera ética, el crítico literario y de artes, Pérez Nina, se centra en el ejercicio o la pragmática de lectura del Joaquín Balaguer lector y en el Balaguer-como constructor de nuevos mundos de saberes.
Desde este ensayo, se proyecta el canon de no viciar la crítica literaria con las acciones transliteraria del sujeto-creador, con las del sujeto-anécdota de la cotidianidad vivencial.
Al analizar "Joaquín Balaguer, el lector"( Editora Búho. Santo Domingo, R.D el. 2022), el sujeto investigador, hace un abordaje por el hacer que, desde el proceso del acto de lectura de un sujeto-cognoscente, se asume como apuesta cognitiva.
De ahí el reconocimiento al intelectual, no he dicho al gobernante, me referi al sujeto-cultura, al hombre-enciclopedia, no al gobernante de la donación de "muñecas y bicicletas", ni al gran creyente de "Santa Tatica".
En nuestros centros académicos hay que estudiar el hacer intelectual de hombres como Juan Bosch, Balaguer y José Francisco Peña Gómez, entre otros personajes de nuestra política nacional, pero sin enturbiar el enfoque, dejándonos llevar de las pasiones políticas y politiqueras que, en nada, aportan a la crítica literaria, en nuestro difícil y polémico ambiente intelectual.
En este sopesado y cuidadoso ensayo, el sujeto-crítico ha tenido que manejarse como un fino equilibrista sobre el filo de la navaja cognitiva que representa el sujeto-episteme (Balaguer), por eso no aleja su enfoque del "Lector", para no autoirrespetarse, como analista, y no irrespetarnos a nosotros, como lectores.
Estoy seguro de que hay "lectores-malaleche" que ya deben estar señalándonos y acusándonos de ser "balagueristas", y eso sí que daría pena y vergüenza. De aceptar esa posible reacción, lo cual no es raro en este país de sujetos-folletos, estaríamos rechazando las obras de Mario Vargas Llosa y otros autores que, tal vez, no responden a nuestro modo de ver el mundo.
Ese tipo de investigación nos sitúa en el extremo obligatorio de seguir cuestionando la crítica personalista y de clanes que todavía prevalece en nuestro país y las academias que están comprometidas con las humanidades críticas, son culpables y eso hay que combatirlo desde otra mirada razonada, donde la obra, su discurso, su simbología, el signo, su ritmo y su cuerpo expresión, desde la lengua, sea el centro de análisis.
"Joaquin Balaguer, el lector, en un ensayo puntual. Hábilmente situado, con el cuidado de no dejarse arrastrar por la ideología del Balaguer de los doce (12) años (1966/1978), sino afinar su puntería analítica en aquel sujeto-territorio, raíz y demarcación geográfica de una media isla, no de una "isla unificada", donde cada quien conviva en democracia y en paz,aunque esto sea una gran utopía.
A ese Balaguer devorador de libros, metáforas, métricas y versos, es que el doctor Odalís G. Pérez Nina, le ha tendo su maya crítica y ponderativa, desde un tratamiento académico, caracterizado por su equilibrado abordaje analítico.
Decir que se trata de "lo mejor que se ha escrito sobre Baleguer", sería algo irracional de mi parte, pero negar que este es un trabajo provocador irresistible y tentador, sería una falta de criterio analítico de mi parte, y como procuro respetarme y respetar a mis lectores, me veo en la obligación de mediar, entre la crítica al texto y el historial anecdótico y referencial del sujeto-autor o lector.
Este es un análisis que reclama una nueva mirada crítica, asumiendo el deslinde analítico entre la obra y el autor de la obra y la madeja cognoscitiva de su quehacer intelectual, en este caso, como sujeto de y para la lectura.
Aquí, el sujeto-lector (Balaguer), se asume como un sujeto dialogante, constructor de nuevos saberes.