La pintura, es también una forma de enunciación discursiva, desde el color. Es drama, es teatro, es ironía, es memoria, es muerte, es vida, es sentido del pensar y del mirar del otro, en este caso, catalogado como pintor.
Cuando se trata de un creador, con sistemática orientación estética, desde lo personal y desde lo académico, ese mirar-sentido, ese contemplar, va más allá de la observación, porque se internaliza en los sentimientos del creador o del artista-pintor, y, mueve sus sentimientos, hasta hacerlo manifestarse, decir, expresarse, en este caso, desde la simbología cromática.
A ese misterioso proceso, es a lo que algunos críticos o comentaristas de la pintura y de la literatura, suelen llamar "inspiración", olvidando que se trata del impacto psico-afectivo que el sujeto creador ha recibido, al momento de situarse frente a una realidad específica, en un espacio y tiempo determinados.
En mi calidad de transcrítico he recurrido a ese teorizar para iniciar este tránsito analítico sobre algunas pinturas del pintor domínico-norteamericano, Ismael Checo (1962- Santo Domingo, República Dominicana), a quien conocí por referencia directa del pintor Dominicano, Eris Estrella, y, a Eris, lo capté, vía el maestro del rostro, el pintor, también dominicano, Román Castillo. Un pincel me lleva a otro pincel…así es la vida.
La vida y su contexto es el entramado temático del pintor Ismael Checo. Ya sea desde un baile de flamenco o desde algún juego para niños, como el "trompo" y las canicas (juego de bolas), todo eso apoyado en la mirada de un maestro del pincel y del dominio acrobático del pincel, fijado en la realidad de su entorno vivencial. Es un teórico-practico de la pintura y sus expectativas cromáticas.
Hay aquí una reflexión en torno a la imagen y los colores que se desplazan en su pintura, por lo que es el color, el medio de desplazamiento comunicacional que, desde el discurso, desde cada trazo gráfico-visual del artista.
Hay ahí un destello de luz, desde el color, pautando el estilo.sobrio y refinado de este clásico, en tiempos moderno, que nos deleita con sus creaciones pictóricas.
Frutas, en pedazos o enteras, quedan sobre la mesa, representando la armonía de la imagen, fijada en lienzo como expresión de una crónica pictórica cotidiana que nos dice y comunica de su valor estético.
El ser humano, desde sus rostros y posturas, junto con el paisaje, forman el código expresivo y sígnico de este creador. No es suficiente una primera mirada a la pintura de este creador de mundos cromáticos, por lo que el espectador de esta pintura, debe replantear miradas, una y otra vez, sobre la misma imagen, y, de seguro que, en cada observar, encontrará nuevas enunciaciones, fluyendo de estos cuadros de Ismael Checo.
Cuando recurre a la naturaleza, como vínculo temático de sus creaciones, árboles, raíces, hojas, agua y troncos, adquieren vida y procuran ampactar al espectador, desde las siluetas trazadas y trabajadas, desde el pincel, de un artista que busca reinventarse, a partir de cada una de sus obras.
Miramos sus autorretratos y ellos delatan el soporte artístico de este creador, al momento de intramirarse, para exponer su propia imagen frente a la vida, frente a su vida.
Cada uno de sus personajes, se expresa de manera patética. Se mueve y proyecta su historia y su cotidianidad vivencial, dejando al espectador la sensación de compañía y acercamiento sensorial, como ocurre con aquel cuadro donde el pintor trata de representar "la última cena", esta vez, no sólo con panes, sino también con frutas y uvas, con sujetos en abierto diálogo y cofradía, encabezados por Jesús Cristo contemplativo y dialógico.
Es que en la pintura del maestro Checo, hay una narración del tiempo, del espacio y del contexto situacional, en que se ejecuta la obra. Su obra es una evidencia de su sentir y de su mirar hacia el otro y su entorno. Es por eso que el universo infantil y sus juguetes, también están presentes en su creatividad y en su imaginario simbólico.
Su pintura se nos muestra como una crónica viva de la vida y de la existencia del pintor. En este creador, no es suficiente asumir la llamada "inspiración", porque en este pintor, la academia complementa su técnica, su agudeza, su hacer pictórico, como una pragmática vivificante de su ritual, como sujeto-creador (pintor) del vivir y hasta del morir.
Este es el imaginario de un creador que asume su libertad perceptual, su realidad visual, para tratar de sintetizar en imágenes y colores, su mundo, su inventiva, su poematizar pictórico,su narrativa pictórica,teniendo como apuesta, su visión de lo intangible, para convertirlo en razón de sentido, en sus cuadros.
Frutas, mesas, manos, rostros, naturaleza viva y movimiento, desde el color, hacen de esta pintura una sentida crónica pictórica, donde la creatividad y la textura, se mezclan, con la inventiva expresada en imágenes que dejan fluir desde su corpus, metáforas cromáticas, pletóricas de luz, de colorido, de fuerza estetica y vida cromática.
Sobre Ismael Checo
Nació en la República Dominicana en el año 1962. Desde muy temprana edad, demostró gran interés por las artes plástica. En 1981 ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes. En 1984, se matriculó en "The Art Students League of New York", en donde recibió docencia con los reconocidos pintores americanos, David Leffer y John H. Sander.
Allí conoció al prestigioso pintor e instructor Nelson Shanks, desempeñándose como su aprendiz personal, en su taller privado, localizado en Andalusia, Pennsylvania, desde 1985, hasta 1989. Durante ese mismo año comenzó a recibir entrenamiento profesional en The Grassi Fine Art Conservation Studio, graduándose allí en Conservación y Restauración de obras de arte.
Durante su carrera como artista plástico ha recibido numerosos reconocimientos y distinciones, por su labor y sus aportes a las artes en general. Ismael Checo, también se especializó en impartir talleres sobre las diferentes técnicas en la pintura, por todo los Estados Unidos. Actualmente es profesor de pintura en el "Rye Art Center en Rye, New York".
Es el presidente de la organización Colectivo de Artistas Visuales Dominico-Americanos.