De 1961 a 1964, la República Dominicana experimentó intensas luchas fratricidas entre los bandos político-militares o mafias pro-imperialistas representadas por un lado en la figura de Joaquín Balaguer, y por otro lado, en los herederos familiares del fallecido dictador Trujillo. En medio de esta pugna por el poder estaba la repartición del pastel en el sector económico y estatal. Las luchas interclasistas del periodo post-dictatorial dieron paso a una crisis detrás de otra, a la implosión de la maquinaria trujillista y a varias intentonas de golpes de estado y contra-golpes así como a la apertura política a raíz de luchas populares y estudiantiles que dieron paso al retorno de centenares de exiliados políticos. [1]

Para el exilio dominicano en los EE UU y de otras regiones del hemisferio, el apoyo incondicional de la izquierda norteamericana a la lucha por la democracia, la revolución social en Santo Domingo y la campaña por el retorno de los sectores en el exilio fue un factor determinante en la construcción de espacios de libertad.

Lucha por el retorno de los exiliados 

Deseosos de regresar al terruño patrio, las comunidades del exilio antitrujillista enfrentaron fuertes trabas legales y oposición política desde los sectores de la derecha y sus aliados en Washington. Afortunadamente el exilio contaba con el apoyo de organizaciones de izquierda e intelectuales independientes que desde EE UU amplificaban el clamor de los exiliados.

Una denuncia pública que puso de relieve los esfuerzos del exilio dominicano en Nueva York por retornar al país y su combate en contra de los remanentes del trujillato apareció en la página 4 de la edición del 23 de abril de 1962 del periódico Militante, órgano del Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Workers Party-SWP):

“Una organización que busca el derecho de regresar a la República Dominicana para todas las personas exiliadas durante el régimen del fenecido tirano Rafael Trujillo, ha pedido apoyo acà [en Nueva York]. El llamado fue emitido el 15 de abril por el Dr. Roberto Sánchez, la Licenciada Lydia Castro y Dylce Grullón Vda. Álvarez, [2] en nombre de la Organización para el Retorno de los Exiliados Antitrujillistas.”

“La organización está haciendo un llamado internacional a aquellos comprometidos con los derechos democráticos para que se unan a una campaña contra la continua prohibición de que muchos exiliados antitrujillistas regresen a su propia tierra.”

El breve artículo publicado en el periódico del SWP resalta la complicidad del gobierno norteamericano con las autoridades dominicanas. Una estrecha complicidad política que sigue su curso hasta el día de hoy forjada en la tradición antidemocrática de los sectores políticos y recalcitrantes norteamericanos y dominicanos. A esa alianza podemos agregarle el ingrediente del anticomunismo de la época:

“Las autoridades estadounidenses se han negado a permitir que algunos dominicanos antitrujillistas exiliados aquí se embarquen hacia su patria, lo que constituye una flagrante interferencia en los asuntos internos de otro país. A otros exiliados, al llegar a la República Dominicana desde el exilio en varias partes del mundo, se les ha negado severamente la entrada debido a sus supuestas creencias políticas. El Consejo de Estado que actualmente gobierna República Dominicana teme el regreso de los exiliados porque aún prevalece una condición de ‘trujillismo encubierto’ en el gobierno y los círculos gobernantes de la república insular.”

Notas

1.Para este artículo se ha consultado el libro Trujillo y Balaguer: entre la espada y la palabra (Letra Gráfica, 2004) de Francisco Rodríguez de León.

2.En el texto el nombre aparece con una errata: “Dylce” en vez de “Dulce”. Lo más probable es que el texto se esté refiriendo a Dulce Grullón Vda. Álvarez.