A finales del siglo XIX, Rubén Darío llega a España con una nueva tendencia estética procedente de Hispanoamérica; el modernismo. Un movimiento literario desarrollado principalmente en la poesía. Caracterizado por poner mucho énfasis en la voz individual del artista y en la subjetividad. Los modernistas buscaban innovar en la forma de escribir al experimentar con nuevas estructuras poéticas y narrativas, incorporando técnicas como la metáfora, el simbolismo y la musicalidad el lenguaje.

Julio Herrera y Ressig fue un destacado poeta uruguayo, conocido como uno de los principales exponentes del modernismo tanto en Uruguay como en toda Hispanoamérica. De acuerdo con Fernández y Tamaro (2004) el propio fundador del movimiento, es decir Rubén Darío, identificaba a Ressig como el modelo ideal del poeta debido a su exotismo, su rechazo a las servidumbres de la vida y su aislamiento. Murió a la edad de apenas 35 años, pero su producción poética ha dejado una huella en la historia.

Su creación literaria se distingue por su estilo innovador y audaz, explorando temas que abarcan desde el amor hasta la crítica social, la búsqueda espiritual y la belleza de la naturaleza. Sus versos destacan por su profunda expresión lírica, capaz de provocar emociones intensas en quienes los leen. La manera novedosa y provocativa en la que este autor aborda temas los amorosos y sensuales resulta sumamente atractiva para los lectores debido a su elegante uso de imágenes sugestivas y evocadoras. Echemos un vistazo a varias de sus más célebres producciones.

“Amor sádico” es un poema que habla sobre la complejidad de los sentimientos después de que una relación ha terminado. Esa conexión profunda que se mantiene en el interior cuando ya se ha acabado el amor crea una coexistencia entre deseo y aversión que ninguno de los examantes puede controlar. El “beso de la repulsión” es un claro ejemplo de esa coexistencia.

Ya no te amaba, sin dejar por eso

 

de amar la sombra de tu amor distante. Ya no te amaba, y, sin embargo, el beso de la repulsión nos unió un instante…

“Éxtasis” narra el encuentro de dos amantes que intercambian uvas de boca en boca hasta que la tensión entre ellos crece tanto que se dejan dominar por el deseo que sienten el uno por el otro. Está cargado de imágenes sensoriales que transmiten una atmósfera de pasión y dulzura.

Bion y Lucina, émulos en fervoroso alarde, permútanse fragantes uvas, de boca a boca; y cuando Bion ladino la ebria fruta emboca finge para que el juego lánguido se retarde… 

Luego ante el oportuno carillón de la tarde, que, en sus almas, perdidas inocencias evoca,

como una corza tímida tiembla el amor cobarde, y una paz de los cielos el instinto sofoca… 

Después de un tiempo inerte de silencioso arrimo, en que los dos ensayan la insinuación de un mimo, ella lo invade todo con un suspiro blando; 

¡Y él, que como una esencia gusta el sabroso fuego, raya un beso delgado sobre su nuca, y ciego

en divinos transportes la disfruta soñando!

“La iglesia” describe una escena religiosa detallada y rica en simbolismo. Los elementos religiosos mencionados, como las vírgenes de cera, la estatua de San Gabriel y la pileta de mármol, sirven para crear una atmósfera de solemnidad y devoción, mientras que también transmiten una sensación de monotonía y hastío.

En un beato silencio el recinto vegeta.

Las vírgenes de cera duermen en su decoro de terciopelo lívido y de esmalte incoloro;

y San Gabriel se hastía de soplar la trompeta… 

 

Sedienta, abre su boca de mármol la pileta. Una vieja estornuda desde el altar al coro…

Y una legión de átomos sube un camino de oro aéreo, que una escala de Jacob interpreta. 

Inicia sus labores el alma reverente. 

Para saber si anda de Buenas San Vicente con tímidos arrobos repica la alcancía… 

Acá y allá maniobra después con su plumero, mientras, por una puerta que da a la sacristía, irrumpe la gloriosa turba del gallinero.

“Fecundidad” cuenta un intenso encuentro amoroso entre los símbolos bíblicos Adán y Eva. Un beso de Adán es el principio de una cadena de reacciones que terminan en una explosión de vida y creación. La intensidad del encuentro amoroso entre Adán y Eva se describe como un momento de fertilidad y vitalidad, donde la pasión y el deseo generan una energía creativa que da origen a la vida misma.

«¡Adán, Adán, un beso!», dijo, y era que en una dolorosa sacudida,

el absurdo nervioso de la vida

 

le hizo temblar el dorso y la cadera…

 

El iris floreció como una ojera exótica. Y el «¡ay!» de una caída

fue el más dulce dolor. Y fue una herida. La más roja y eterna primavera… 

«¡Adán, Adán, procúrame un veneno!», dijo, y en una crispación flagrante

la eternidad atravesole el seno… 

Entonces comenzó a latir el mundo. Y el sol colgaba del cenit, triunfante como un ígneo testículo fecundo.

Génesis” Combina elementos de mitología y cosmología creando una visión poética y evocadora de la creación del mundo y la belleza del cosmos. Las figuras mitológicas cobran vida en los versos del poema, desde Júpiter y Juno hasta Proserpina y Hércules, cada una aportando su propio simbolismo y significado. Sus acciones y sus interacciones reflejan aspectos profundos de la condición humana, desde la pasión y el deseo hasta la vulnerabilidad y la transitoriedad.

Los astros tienen las mejillas tiernas…

 La Luna trunca es una paradoja 

espectro humano. Proserpina arroja

 su sangre al mar. Las horas son eternas.

 

Júpiter en la orgía desenoja 

su ceño absurdo; y junto a las cisternas, las Ménades, al sol que las sonroja, 

arman la columnata de sus piernas. 

 

Juno duerme cien noches… Vorazmente, Hércules niño, con precoz desvelo,

en un lúbrico rapto de serpiente, 

le muerde el seno. Brama el Helesponto… 

Surge un lampo de leche. Y en el cielo la Vía Láctea escintiló de pronto.

Estos y más son los versos de un autor cuyos poemas, más que deleitar, conecta con los sentimientos de quien los lee. La obra de Julio Herrera y Ressig habla del amor, la naturaleza y la sensualidad de una manera sofisticada e innovadora, utilizando imágenes que despiertan sentimientos en los lectores. En estos poemas se encuentra la esencia misma del modernismo literario, un movimiento que buscaba romper con las convenciones del pasado y explorar nuevos horizontes de expresión artística.