Interesado en conocer la historia de Illio Capocci, aquel soldado largurucho de nacionalidad italiana que murió como un héroe el 19 de mayo de 1965 en el intento del Ejercito Constitucionalista de retomar el Palacio Nacional, visite en su residencia de Santo Domingo Oriental, al mayor Claudio Caamaño Grullón quien a lo largo de la revolución de abril de 1965 logró cosechar con él una bella amistad bajo la lluvias de morteros y el tableteo de las ametralladoras.
Ya en una entrevista anterior me había revelado aquella reunión en la casa de Caamaño en la que formalmente entraron a la conspiración de los soldados constitucionalista Montes Arache y los soldados italianos, entrenadores de los Hombres Ranas, Illio Capocci y Enzo Lovato presentados a Caamaño por el intrépido líder de esa unidad militar que hizo historia en la revolución de abril de 1965.
Su alta estatura, rostro espigado, espalda encorvada, delgada anatomía, fusil en manos y uniforme de camuflaje despertaba la curiosidad y la fija mirada de todos los combatientes y parroquianos que lo veían caminar por las calles liberadas de la heroica Ciudad Nueva detrás del líder de la revolución, en su calidad de jefe de la escolta presidencial.
Nunca lo vi, reír, nunca lo oí hablar, pero tenía la impresión de que detrás de su uniforme se ocultaba una larga y novelesca historia de la que podrían escribirse muchos libros y filmarse muchas películas taquilleras.
En las filas del 14 de junio sólo escuchaba decir que era un mercenario contratado por Trujillo para adiestrar el cuerpo élite de los hombres ranas.
Pero es Claudio Caamaño quien me desvela narrándome la historia de este larguirucho y enigmático soldado quien le confesó a Claudio que ‘’había escogido este país para morir porque por primera vez se había sentido un hombre útil al sentir el calor de un pueblo enardecido reclamando sus derechos.’’
¿Qué me puedes contar de Illio Capocci?
En una de nuestras largas conversaciones cuando nos encontrábamos en reposo en la habitación del edificio Copello donde pernotábamos Capocci, que era de poco hablar me narro una noche parte de su vida como militar. El era de origen italiano, de madre alemana y padre italiano, tímido y corto de palabras, pero conmigo le gustaba conversar.
Poseía un nivel cultural muy elevado. Sus conocimientos culturales estaban unidos a una máquina de guerra y de hecho, dentro de todos los que conformábamos la estructura militar de abril.
Era el de mayor capacidad militar. Incluso, cuando él muere, estaba preparando una especie de guía para la cúpula militar de la revolución, donde señalaba algunas críticas que me la señalaba de manera muy discreta porque no le gustaba meterse en los asuntos internos.
Illio Capocci era una persona introvertida, muy observadora, de un carácter y valor extraordinario; de capacidad militar incuestionable; era hombre de exactitudes, de palabras llanas, de acción rápida, temía a las equivocaciones, era respetuoso de los rangos y no utilizaba juegos ni falta de respeto. Y en combate era una persona fría y calculadora.
Su larga y rica historia militar se remonta a los años de la Segunda Guerra Mundial cuando apenas era un adolescente.
Criminal de Guerra
Cuando la Italia de Mussolini entro en la guerra Capocci ostentaba el rango de primer teniente encargado de una compañía que operaba gases letales. Y tras Mussolini entrar en componenda con el fascismo alemán y caer posteriormente en prisión, Capocci escapa por la frontera de Alemania evadiendo una orden de prisión que procuraba procesarlo como criminal de guerra. .
En Alemania, Capocci se integra a las tropas hitlerianas y llega a ocupar el rango de Capitán dentro de la Gestapo (SS).
Como miembro del Servicio Secreto de la Alemania\ fascista, Capocci perteneció al grupo más selecto que eran los "KHMER", o tropas especiales que eran comandadas por un coronel que murió hace poco en España y que no recuerdo su nombre.
Este cuerpo élite fue el que desembarcó en las islas de Sicilia y Malta muriendo 86 hombres de cada 100.
Encontrándose Capocci en Las Ardenas -cuando se produce la debacle en Alemania-, un coronel de nombre Hugo, que era su jefe, reunió a todos sus oficiales y le dijo que el se entregaría a los americanos y según contó Capucci a Claudio Hugo tomó esa determinación porque sabía que era un criminal de guerra y si el enemigo lo detenía lo iban a fusilar.
Temía a EEUU y la URSS
Revela Claudio que Capocci le dijo que si caía preso en manos de los norteamericanos o los soviéticos lo fusilarían, porque era considerado un criminal de guerra en las dos partes.
Es aquí que decide irse con la legión francesa de "Iterras" a la campaña del Norte de África y de aquí salió con este grupo hacia Vietnam. Donde peleo, como soldado de la Legión Francesa. en la batalla del Dien Bien Phú. Histórica batalla ganada contra el colonialismo francés por el general vietnamita Voguyén Giáp Van cayendo prisioneros 16 mil 200 hombres y que las victimas en su conjunto alcanzaron un total de 110 mil 200 prisioneros.
En esa batalla, que se produjo en la primavera de 1954, según narra el general Giat en su libro Guerra del Pueblo, Ejercito del Pueblo, los imperialistas franceses y norteamericanos fracasaron en su tentativa de prolongar y extender la guerra de Indochina.
Peleó en Dien Bien Phú
‘’Dien Bien Phú tuvo una inmensa importancia. Esta victoria junto a nuestros triunfos en los otros frentes logró la liberación de Hanoi, la capital y de todo el norte del país Giat precisa en su obra que su fuerza ‘’hizo prisioneros a 16, 200 hombres, incluido todo el mando del campo fortificado -un general, 16, 1749 oficiales y suboficiales-abatimos o destruimos en tierra 62 aviones de todos los tipos, ocupamos todos los armamentos, municiones y equipos del enemigo, principalmente más de 30 mil paracaídas.’’ Entre esos oficiales estaba el teniente Capocci.
El jefe de Capocci era un hombre joven -según explico Capocci a Claudio- a quien las tropas querían mucho porque él no tenía los privilegios propios de los oficiales. dormía en el suelo, comía lo que las tropas ingerían, no tenía bebidas especiales y hacia una vida normal conjuntamente con sus subalternos.
Tras la derrota de Dien Bien Phu, Capocci regresa a Europa y llega a Italia. Retirado de sus actividades se dedicó a ser asesino por encargos.
Antes de elegir este nuevo oficio, Capocci fue de los que participó en el atentado del general Eisenhower que planificaron los alemanes durante el curso de la Segunda Guerra Mundial. Esta es una de las razones por la que no se entrega a las tropas de los Estados Unidos en Ardanas.
Anselmo Paulino se salvó de chepa
En sus nuevas funciones de asesino por encargo, Capocci es contactado por un judío apellidado Rossembert que era embajador de Trujillo en Israel, muy amigo de Ranfis Trujillo.
Este sujeto lo contrata para ejecutar a Anselmo Paulino quien para esos años de 1956-57 había entrado en desgracia con el tirano Trujillo.
Claudio recuerda que ese episodio de la vida de Capocci se lo contó cuando estaban en la zona constitucionalista en una habitación del hotel que ocupaban los dos.
Confiesa que vivía anhelando que llegara la noche para que me siguiera contando estas historias apasionantes que eran como una serie de película.
Afirma que el contrato de Capocci con Rossembert fue de diez mil dólares limpios dándoles los gastos que contrajera el montaje del atentado.
Viaja a Suiza donde estaba Anselmo Paulino y se ubica en un charles, cerca de la residencia de Paulino.
Ya le quedan pocas horas para eliminar a Paulino cuando de buena a primera se le ordena parar la misión, pero se le aseguró que de todas maneras recibiría el dinero.
Capocci se molesta ante la noticia y rechaza el pago porque según él ya tenía montado todo el operativo de ejecución del compromiso contraído que valía más que todo.
Para lograr apaciguarlo y convencerlo de que no matara a Paulino hubo que invitarlo a visitar a la República Dominicana por encargo del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, aceptando la invitación, aunque posteriormente confesó que se trataba de una coartada para asesinarlo.
Entrevista con Trujillo
Ya en el país Capocci se entrevista con Trujillo y cuenta Claudio que el tirano quedó impresionado al ver el alto grado de responsabilidad y su fuerte espíritu militar.
Entonces es cuando Trujillo lo contrata para crear una tropa élite -los ranas-y según le contó Capocci fue utilizado en algunos operativos de atentados contra enemigos de Trujillo que no especificó..
En uno de esos actos sociales que realizaba el tirano, Capocci y Anselmo Paulino se encontraron por primera vez en el país, llegando a cruzar sus copas de vino y champagne.
En la revolución del 24 de abril, Capocci se integra de lleno con los hombres ranas de quien era su instructor junto con Enzo Lovato, otro italiano que tuvo una efímera participación en la guerra, Pero se recuerda que Caamaño Deñó ya contaba con Illio Capocci desde aquella noche que Montes Arache le dio para integrarse a la conspiración contra Donald Reid Cabral.
Resalta Claudio que Capocci estuvo los primeros días de la revolución repartiendo medicina en un edificio que estaba en la avenida Independencia frente al cementerio.
En una oportunidad escuchó de labios de Capocci que este se había ligado a la revuelta porque en ella estaban todos sus alumnos de la escuela de los hombres ranas incluyendo su jefe que era el coronel Montes Arache con quien cosechó una íntima amistad.
Claudio, antes de ser designado por su tío, jefe del G-2 Seguridad) del gobierno constitucionalista era jefe de la escolta de Francis en los primeros días de la revolución y cuenta que para integrar a los hombres que guardaran la espalda de su tío pensó primero en localizar a los parientes de la familia Caamaño que estaban en la lucha.
Cuando lo nombraron jefe del G-2 afirma que las cosas mal organizadas y es aquí cuando sugiere a Caamaño que designe como jefe de escolta a Illio Capocci considerando los grandes méritos militares que reunía.
Cuenta que en esos momentos íntimos que tuvo con Capocci este le llegó a decir que se sentía bien, empero le expresó que lo único que le hacía falta era un trago de ginebra por las noches.
Como Capocci no acostumbraba a pedir nada, ‘’y era un tipo que inspiraba mucho respeto por el trato respetuoso con los demás y por ser el prototipo de militar respetuoso, hable con Francis y le explique la situación.
Lo único que le hacia falta
Agrega Claudio, que Caamaño le concedió permiso para que Capocci ingiriera la ginebra por las noches siempre y cuando no fuera en el hotel.
Dijo que esto sólo lo hacía Caamaño con Capocci porque sabía que era un hombre a quien había que complacer porque no exigía nada. y por el contrario cumplía con su deber a cabalidad.
Al proseguir su relato, Claudio recuerda que la noche siguiente sorprendió a Capocci en la habitación con una botella de Ginebra que le había autorizado Francis.
Cuando Claudio destapó la botella y le sirvió un trago a Capocci decidió tomar también un traguito Capocci lo miró fijamente y le dijo: ¿usted está también autorizado?
Claudio no pudo aguantar la risa tras la ocurrencia de este hombre que quería saber si su compañero…de habitación también tenía permiso de Caamaño para ingerir un trago de ginebra lo que denotaba su gran disciplina militar.
-‘’En una de esas noches que se intimidaba, conmigo, Capocci me contó que cuando estaba en las filas del Ejercito Alemán durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en Polonia y me describió la forma que los militares fascistas castigaban y exterminaban a los polacos.’’
Recuerda que le dijo que los alemanes hacían unas zanjas y colocaban transversalmente en ellas unas tablas en forma de puente por donde obligaban a cruzar a largas filas de polacos y según iban cruzando eran ametrallados como ‘moscas’’ y al caer a la zanja los cubrían con la tierra.
Esa historia, según Claudio Capocci la contaba con una serenidad increíble ‘’como si se tuviese comiendo un plato de lentejas’’.
Matanzas a prisioneros
Entonces, Claudio al ver su frialdad en sus relatos le preguntó – ¿Dígame una cosa …que sentía usted cuando ejecutaba esas operaciones? ‘’.
Capocci le contestó: -lo que siente un ser humano al realizar su trabajo, y los trabajos se cumplen.’’
Entonces Claudio le preguntó que como era posible que sí, él que no tenía ningún ideal estuviera metido en una revolución y él le contestó: -’’En un principio fue por mis alumnos. Toda mi vida ha sido vacía, pero me siento bien por primera vez porque siento esta revolución como mía.’’.
Claudio comentó que la revolución era una muestra más de lo celoso que era Capocci con su trabajo y su responsabilidad. Afirma que era capaz de morir ante de fallar en sus funciones.,
Recuerda que en el curso de la guerra, fue entrevistado por unos periodistas franceses y le dijo: -‘’yo estoy impactado por el apoyo que el pueblo a dado a la revolución y estoy seguro que dentro de este movimiento hay algo más allá que la lucha por el rescate de la Constitución, y es el deseo de justicia y si esto me cuesta la vida, moriré feliz’’
Comenta Claudio que Capocci llegó a ese convencimiento porque era un hombre muy capaz e inteligente que podía percibir las vibraciones del pueblo y sus ideales de justicia, cosa que nunca había sentido en otras de sus tantas campañas de guerra.
También le llegó a manifestar que se sentía muy bien cuando patrullaba junto a Caamaño por las calles de Ciudad Nueva y oía los vivas del pueblo y los aplausos que lo hacían sentirse como un héroe.
Su maestría militar
En el asalto a la Fortaleza Ozama Claudio recuerda que Capocci avanzó de una forma tan espectacular que ‘’entró a la Fortaleza Ozama llegando hasta el Club y nadie lo siguió; brincaba como una araña, tuvimos que tirar dos y tres tiros para que supiera que estábamos esperando por él.’’.
Luego de esta hazaña, en los relatos nocturnos, Claudio le preguntó: – ‘’ ¿Algunas vez tú has sentido miedo¡?.- Me dijo sí, una vez durante la campaña de África.
-Yo estoy creyendo que es un hecho militar. Me dijo: -Nosotros los legionarios cobrábamos poco dinero y los permisos eran muy esporádicos. Mi primera salida después de estar seis meses en la tropa y salí en busca de una mujer … A mi me gustaban grandes, nalgudas, negras y gordas, pero no la había así en la zona donde yo estaba …Entonces busque una mujer prostituta y la lleve al desierto.
Claudio, exclamó: – ¿Al desierto? Sí, contestó porque en esa zona la mujer se higieniza con arena igual que el hombre.
Comenta Claudio que cuando Capocci intentó hacer el amor ‘’no logró erección; trato al máximo, pero no pudo. Ahí fue donde sintió un miedo terrible. Le entró dolor en la espalda en los riñones según le confesó.
-Así se lo relató Capocci a Claudio con la seriedad que le caracterizaba. ‘’Así era este hombre, subrayó Claudio.
Recuerda que Capocci aconsejaba siempre a los combatientes que debían de comer cuando estaban en guerra. –‘’Yo lo observaba que entraba a las casas y llegaba a las cocinas para extraer alimentos que sacaba en los bolsillos porque él decía que el combatiente que no comía en plena faena de guerra se debilitaba’’. –
Incidente con Marte Hernández
Cuenta Claudio que en una oportunidad Caamaño había ordenado a Capocci localizar ocho camas para su escolta ir a dormir a una clínica de la zona intramuros. Al momento de partir hacia el lugar llegó Marte Hernández y se subió en el Jepp con Caamaño; -coronel por favor, cuando usted indique el número de cama sea preciso.
Enseguida Marte Hernández se molesta y le dice a Caamaño: -coronel si eso es por mí, yo me largo, tirándose del vehículo en forma airada. Afirma Claudio que Capocci como no estaba acostumbrado a estas indisciplinas y formas de juegos de los caribeños; se lanzó de inmediato, de un salto, alcanzando a Marte Hernández y colocándole el cañón del fusil entre la nuez de adán, le dijo: -Cuando el coronel da una orden, al coronel se le obedece o se muere.
Mientras esta escena se daba, Francis ordenaba a Claudio y demás escolta que fueran rápido donde Capocci porque era capaz de matarlo.
Su caída heroica
El 19 de mayo Illio Capocci cae frente al Palacio de Gobierno, en el asalto que planificó el coronel Fernández y Juan Miguel Román.
No estuvo de acuerdo con el operativo, pero fue porque en él estaban participando todos sus muchachos (hombres ranas). Con él cayeron también Rafael Tomás Fernández Domínguez, Juan Miguel Román, Euclides Morillo, Ramón Tavares y otros heroicos combatientes.
Cuentan que fue alcanzado por las ráfagas de ametralladora cuando intentó cruzar la verja perimetral del Palacio Nacional que da a la calle Moisés García. Fue el combatiente que más cerca llegó al objetivo. Era claro, pues Capocci era el más capaz ‘’tenia un estilo de ranear y saltar que en breves momentos llegaba al objetivo.
Frente a sus restos, hubo mucho dolor de parte de sus muchachos, los ranas, Montes Arache, Caamaño, Claudio y todos los que lo conocieron.
Cuenta Claudio que Caamaño se quedó con el recuerdo de su reloj mientras que otros de sus más íntimos amigos se repartieron sus prendas de vestir y armas para tenerlo siempre presente.
"¡Capocci murió amando nuestra revolución, convencido de que por primera vez se había sentido un hombre útil…!"