Hoy la patria viene a verte
y ha traído en su maleta
esa nostalgia completa
que tú no quieres perderte.
La patria viene a quererte.
A decirte que te espera.
Que a pesar de la frontera
allá te están esperando,
pues dentro de ti, flotando
siempre está nuestra bandera.
Por si acaso se te olvida
de que eres dominicano,
trajo una silla de guano
por manos nuestras tejida.
También te trajo comida
cocinada en el burén,
un poquito de chen- chen
gofio y dulce de Paya,
trajo arena de tu playa
y un traguito de Clerén.
También naranja higüeyana
y galletitas de Ocoa.
Frutas de Jarabacoa,
cañas desde la Romana.
Y esa bebida seibana
que tú le dices mabí.
Y las piñas de Cotuí
el plátano barahonero
y el litoral limonero
que siembran en Jimaní.
De los pueblos del Cibao
te mandan a preguntar,
que cómo puedes estar
tan lejos de tu Bonao.
Sin arroz y sin cacao,
sin beber nuestro café,
que cómo aquietas el pie
al escuchar la tambora,
con un merengue de ahora
o con un viejo balsié.
Que si tú juegas tablero
o dominó en una esquina,
que si bailas mangulina
y cuando llega febrero
te vuelves más bullanguero
y te llenas de emoción,
recordando el malecón
y te dan ganas de irte,
para de nuevo vestirte
de guloya o de lechón.
Cada pueblito es testigo
que te sientes extranjero,
que tu corazón viajero
lleva la patria consigo.
Que puede otro lar amigo
ayudarte a renacer,
darte la mano al caer,
ser tu mejor anfitrión.
Pero siempre habrá razón
para que quieras en volver.
La patria que vino a verte
también trajo en su maleta,
una promesa secreta
para que tú seas más fuerte.
La del paria no es tu suerte,
aunque te miren rodando
y si te encuentran llorando
decídete a ser feliz
y regresa a tu país,
que allá te están esperando.
¡HOY LA PATRIA VIENE A VERTE!