Otro 8 de marzo de conmemora el Día Internacional de la Mujer, sin que se cumpla con la cuota de representación femenina en los poderes del Estado, que manda la constitución; sin igualdad salarial en los altos puestos gerenciales, compartidos con el género masculino, sin que la anhelada equidad sea algo más que una utopía. Estas son las razones por la que, Rosa Montero, periodista española, compila biografías de mujeres mantenidas en el anonimato en su obra Historias de mujeres, publicada en 1995 y reeditada en el 2007.
El texto está compuesto por dieciséis biografías de mujeres que sus aportes se conocieron muy poco o fueron irrelevantes en el momento que se divulgaron; cuando la mujer debía estar tras la sombra de un hombre, relegada exclusivamente a los quehaceres del hogar, la procreación de la familia y asuntos triviales que no fueran de interés masculino. Esta realidad fue cambiando mínimamente, entre un pequeño grupo de mujeres, que pertenecían a la clase social poderosa, por lo que sus familias le contrataron profesores particulares, y más tarde fueron enviadas a centros educativos para señoritas.
Como no todas corrieron con la misma suerte, algunas tuvieron que escabullirse de manera clandestinas a bibliotecas de familiares y a través de la lectura evadir momentos de ocio, refugiándose en la ficción para huir a espacios ideales, escapar a realidades menos adversas. Y, como por naturaleza, la mujer es aventaja en la adquisición del lenguaje (Silié, 2019) esta práctica frecuente desarrolló en ellas destrezas para expresarse de manera oral y escrita; en los géneros de sus preferencias, hasta ese momento casi exclusivo para los hombres. No por esto, la lucha terminó, en el ámbito literario, para que sus trabajos fueran bien valorados, tomados en cuenta por la crítica literaria, monopolio, donde imperaba el sexo masculino, debieron camuflar sus identidades. Fue el caso de las hermanas Bronte, quienes se destacaron en varios géneros literarios, pero para que sus producciones pudieran venderse debieron ser publicadas bajo los seudónimos de Currer Ellis y Actor Bell, nombres de hombres.
Las hermanas Bronte, aunque procedían de un pueblo humilde, rompieron con los estereotipos de la época, al convertirse en leyendas de la literatura y protagonistas de sus vidas. Esto las catapultó a mundos imaginarios donde sobrevivieron a las crueldades que enfrentaron durante su infancia; en medio de la extrema pobreza, prejuicios del patriarcado; que percibía a la mujer como inferior y el bulín del entorno escolar, después de la muerte de su madre. Las Bronte fueron mujeres prósperas para la época, que no se dejaron derrotar de las adversidades, todo lo contrario, retomaron la marcha ante los escollos encontrados en el camino; dejando implícito en su accionar a futuras generaciones “que no se amilanen” ante los aparentes fracasos, que estos, son prácticas para encauzarse en la trayectoria que les conducirá al éxito.
Recoge Montero la vida de la filósofa Simone de Beauvoir , tildada de egocéntrica, narcisista y elitista, que se rebeló contra los valores burgueses en que le tocó formarse y se convirtió en un nuevo símbolo para la mujer, por su capacidad de construirse como persona. Su manera de proceder mostró que se podía amar sin ignorar sus sueños, esforzándose y preparándose para las metas que se sueñan alcanzar.
Simone luchó por los que consideró derechos de igualdad de la mujer desde los diferentes espacios en que convivió; a través de sus producciones literarias difundió las ideas que creía podían mejorar las injusticias sociales. Consideraba que la mujer de su época era una construcción cultural por lo que debía reconquistar su propia identidad.
No hay dudas de que, a pesar de los desenfrenos de su vida personal, fue una de las primeras luchadoras por los derechos femeninos en una sociedad machista y negada a reconocer que la mujer no es un ser inferior al hombre.
Otra fémina que destaca en Historias de Mujeres es Agatha Christie, escritora británica, quien a través de sus obras quiso establecer el orden en una sociedad formada en el caos, responsable de generar muchos conflictos bélicos. Su afición por la lectura desde temprana edad incidió en su sensibilidad social, el fortalecimiento de la creatividad, el ingenio y curiosidad. Nos dejó como legado el deseo, la fuerza interior para sobreponernos a las desgracias que trae la cotidianidad en que vivimos, la nobleza y entrega con amigos que necesiten ayuda. Agatha destinó habitualmente los beneficios de sus obras a ayudar económicamente a sus amigos, fue desprendida con sus recursos económicos, al punto que parte de fortuna la regaló a entidades benéficas, cuando ya no estuviera en este espacio terrenal, es decir, cuando muriera.
Muchas mujeres tuvieron que luchar por la llamada equidad de género, en una época donde los acontecimientos eran relevantes únicamente desde la perspectiva del hombre, en donde las féminas tuvieron que emplear su astucia, sagacidad e inteligencia, que caracteriza al género y aprovechar las circunstancias en el momento que les beneficiaban, ejemplo de lo anterior, fue Lady Ottoline Morrell que su círculo social fue determinante para formar parte de la primera escuela femenina, la Universidad de Oxford, donde comprobó que existía una rigidez moral únicamente para la mujer, y que sus sentimientos no eran tomados en cuenta; generando en Lady una rebeldía que la condujo actuar de forma inapropiada para la mujer de la época; como aristócrata con recursos económicos que decidió colaborar con quienes tenían en común el amor a las artes.
De modo similar ocurrió con Alma Mahler , también de élite, hija de un pintor reconocido, creció en un ambiente que la inclinó en su amor por las artes, además de poseer una belleza natural, que dejaba sin aliento a muchos hombres de los círculos que frecuentaba, lo que le permitía acceder a lugares prohibidos para su género. Aunque pudo divertirse por mucho tiempo, optó como, la mayoría de las féminas, por sacrificar su talento y desempeñar el rol de ama de casa. Este último, impuesto por su marido, quien ignoró el potencial que poseía como compositora y pianista, anteponiendo sus prejuicios machistas, los que terminaron provocando desaliento e insatisfacción en el espíritu de Mahler; refugiándose en prácticas no permitidas socialmente para la mujer.
Aunque muchos años después, su marido reconoció su error, pero ya era tarde, Alma ya no tenía ni el interés ni el tiempo para dedicarse a componer, otros roles llamaban su atención, como el de ser madre.
En el pasado muchas mujeres pudieron descollar en distintas áreas para la que tenían talento, pero las limitantes impuestas al género, primero desde las mismas familias y, luego la sociedad, las indujo a enmascarar sus acciones detrás de la figura del marido, condenadas a vivir en silencio, fue lo ocurrido con María Lejarraga a pesar que, sus obras trascendieron hasta Hollywood, no se conoce como que ella es la autora, porque fueron firmadas por su esposo; lo mismo ocurrió con otras que los prejuicios imperantes impidieron que la mujer compartiera espacios con sus opuestos. María fue una mujer culta, que dejó ver su valía a través de sus obras, las que sugieren que sin importar el momento que te toque vivir, las dificultades deben ser un recurso estratégico para llegar a tus metas, aun cuando en ese momento, otros no entiendan tu intención.
Historias de mujeres recopila biografías de féminas que utilizaron la palabra como recurso para diluir las esfinges estereotipadas por una sociedad anclada en el pasado y dar paso a la mujer empoderada, empática desde distintos roles, redefiniendo su identidad para una sociedad más justa, honesta donde la equidad y el respeto sean el centro en todos los ámbitos compartidos con sus opuestos.