Las habichuelas con dulce son una combinación de habichuelas rojas, leche, azúcar, batata, galletas y diferentes especias, y es un plato exclusivo de República Dominicana.

Se han convertido en un símbolo de la gastronomía del país en Semana Santa y su consumo es casi obligatorio en estas fechas.

Este plato, que se consume tradicionalmente el Viernes Santo, es una expresión de la cultura de los dominicanos, que lo han elevado hasta los altares gastronómicos junto a otros típicos como el sancocho (guiso a base de verduras y carnes) o el asopao (sopa de arroz), pero de su origen es poco lo que se conoce.

Los ingredientes de este plato y su preparación son una mezcla de productos y costumbres de América, Europa, África y Asia, según afirma el Instituto de Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Su origen podría estar relacionado con la presencia francesa en la isla y su consumo de legumbres o frijoles.

Dorvo Soulastre, un militar francés que llegó a Santo Domingo en 1798, conoció a Francois Delalande, propietario de una pequeña finca de legumbres, quien introdujo la costumbre de comer frijoles o las habichuelas como se conocen en algunos países, entre ellos República Dominicana.

Los dominicanos solo conocían las legumbres secas que venían de España o de Norteamérica y nunca las habían visto verdes en sus mercados, de acuerdo con Guerrero, autor de "Antropología de la cocina dominicana: el caso de las habichuelas con dulce".

De las legumbres de Delalande, a Soulastre "le llamó la atención especialmente unos frijolillos mejor cuidados que otros, los cuales se comían tan finos y azucarados como en Francia", agregó.

José Guerrero Sánchez, investigador y catedrático de la UASD, asegura que se trata "de un plato exclusivo" de República Dominicana, y aunque haya sufrido algunas modificaciones a lo largo de los siglos sigue siendo un referente de la comida nacional y obligatorio en Semana Santa.

"Este plato es único del país. No se prepara ni se consume en países vecinos como Cuba, Puerto Rico y Jamaica, al menos que ahí haya algún dominicano", subrayó.

Pero aunque no se prepara en otros países "contiene ingredientes del mundo entero", argumentó.

El consumo de las tradicionales habichuelas con dulce está estrechamente ligado a la Semana Santa y, por lo regular, el primer plato ve la luz el Miércoles de Ceniza, primer día de la Cuaresma.

Su preparación varía de región en región, pero los ingredientes son los mismos, aunque algunos prefieren sustituir las galletas por el casabe (un pan crujiente hecho de harina de yuca).

Otros, sobre todo en el sur, cambian las habichuelas por las habas e, incluso, algunos se atreven con los guandules.

Aunque pueda parecer sencilla, su preparación es laboriosa, pues exige de varias horas en la cocina hasta lograr la mezcla perfecta. Se hierven las habichuelas rojas, posteriormente se licuan y se cuelan. El caldo nuevamente se lleva al fuego y se mezcla con leche de coco, de vaca y evaporada, batata y diferentes especias.

Una vez listo se deja enfriar o se lleva a la nevera y se les echa pasas, galletas de coco o casabe y se sirve.

No hay lugar ni clase social donde no se tome una taza de habichuelas con dulce, que no solo alimenta el paladar de los dominicanos sino que anima la economía durante este periodo.

Sirven de postre a un almuerzo que por lo regular el Viernes Santo consiste en moro (arroz con habichuelas) o víveres con bacalao o pescado, dada la arraigada tradición de que en Viernes Santo no se debe consumir carne.

Algunos hogares elaboran otros dulces, entre ellos, el arroz con leche, majarete (a base de la mazorca), dulces de naranja o de guayaba, pero sin quitar el protagonismo a las habichuelas con dulce.

Dada la exclusividad de este plato, las habichuelas con dulce deberían figurar en el libro de récords Guiness, afirmó Guerrero, que destacó que su consumo dinamiza la economía, ya que mueve diversos sectores como el agrícola y el ganadero, por la alta demanda en estas fechas de habichuelas, azúcar, batata y leche.