Allá por los años de la década de 1980, cuando la revolución del 24 abril de 1965 cumplía 20 años logre una entrevista con el coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez, uno de los protagonistas principales de la conspiración que puso fin al gobierno dictatorial del Triunvirato. Tenía interés de escuchar el testimonio de quien asumió la dirección del movimiento constitucionalista tras el exilio involuntario que fue sometido el ideólogo de esa revolución el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.
Tras los saludos de rigor iniciamos la conversación sin descuidar la fija mirada de un perrito Pequinés que tenía a su lado.
Como esperaba, el ambiente que aspiraba estaba dado para lograr importantes testimonios sobre su participación en esa epopeya del pueblo dominicano.
Iniciamos la conversación preguntándole ¿Cómo nació la idea de derrocar al triunvirato?, la respuesta no se hizo esperar expresándonos que ‘’ ante la presencia de un gobierno de facto que tenía la intención de perpetuarse en el poder, mediante la celebración de unas elecciones amañadas, previstas para junio de 1965, un grupo de oficiales jóvenes -que nunca estuvimos de acuerdo con el derrocamiento del gobierno constitucional de Juan Bosch-, al entender que había sido elegido mediante un proceso electoral legítimo, según el mandato de la constitución, y como tal había que respetar, un grupo de oficiales jóvenes nos pusimos de acuerdo para impedir que el Triunvirato se perpetuara en el poder, mediante unos comicios amañados, iniciamos a tejer los hilos de la conspiración’’.
Entre esos oficiales estaba el coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez quien fue el ideólogo del movimiento que nació a raíz del golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963.
Aquí hace una pausa para afirmar que ‘’es bueno que se sepa que el coronel Fernández Domínguez y un grupo de militares que lo seguíamos hicimos esfuerzos inauditos para evitar el derrocamiento de Juan Bosch.’’ Incluso agregó se llegaron atrasar planes para apresar en el Palacio Nacional a los militares golpistas; acción que la iba a emprender el propio Fernández Domínguez.
‘’Yo no estaba en el país en esos momentos (septiembre de 1963) porque estaba recibiendo un curso militar en una academia de los Estados Unidos, pero si estaba informado de que los planes no se dieron porque se presentaron serias dificultades.’’. -Subrayó. –
Recuerda que cuando Fernández Domínguez salió del país, tras el golpe de Estado, se reunió con sus amigos militares para decirle que yo era la persona que podía sustituirlo en los planes de tumbar al Triunvirato.
Explicó que la idea del movimiento se fundamentaba en el adecentamiento de las Fuerzas Armadas Dominicanas (FF. AA), el país, las instituciones del Estado y la restitución del presidente Juan Boch hasta que terminara su período.
Al profundizar en los episodios que prescindieron el estallido militar del 24 de abril de 1965. El coronel Hernando Ramírez nos cuenta que ‘’hubo muchas dificultades para derrocar al Triunvirato. Muchos oficiales les preguntaban que si contábamos con el apoyo de los Estados Unidos y nosotros les contestábamos que la conspiración no tenía nada que ver con los norteamericanos ni con soviéticos, sino que era netamente dominicanista y por tales razones solo nos valíamos de nuestras propias fuerzas sin la ayuda de ninguna otra nación’’- .
Recuerda que en esos días de trajines conspirativos fue llevado donde el presidente Donald Reid Cabral ‘’ acusado de estar conspirando contra el Gobierno…Pero yo negué siempre esa acusación con el propósito de encubrirla. Creo que Donald Reid, no me canceló porque sabía que podría precipitar los fines de la conspiración y prefirió seguirme los pasos’’.
Empero el presidente del Triunvirato comenzó a aplicar un plan de cancelaciones contra oficiales jóvenes sospechosos de complicidad en la conjura que perseguía su derrocamiento.
Nos cuenta que frente a la ofensiva gubernamental (que buscaba debilitar las bases del movimiento para luego golpear las cabezas), los conjurados acordaron entre sí que de producirse otra cancelación contra un oficial un alistado en ese preciso momento, cualquiera que fuera el día la hora, se iba a iniciar la revuelta para derrocar al gobierno.
Ring, ring, ring…el timbre del teléfono interrumpe la conversación… Hernández Ramírez levanta el auricular responde la llamada y en breve instante vuelve y retoma la conversación contándonos sus vivencias como cabeza principal del movimiento en ausencia de Fernández Domínguez.
Su porte militar y su férrea disciplina son previsibles en cada uno de sus gestos. Recuerda que el 22 de abril de 1965 se celebró una reunión en la casa de Alfredo Licairat‘’ donde estaba el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó (que ya había sido convencido de su participación en el movimiento). También estaba el doctor Rafael Molina Ureña y otros militares y civiles. ’’.
Dijo que en esa reunión se fijaron los planes y detalles sobre la revuelta militar que había de producirse el lunes 26 de abril a las 5 de la mañana.
Ocurrió lo imprevisible
El sábado 24 de abril a las 11:30 A.M., aproximadamente, el capital Mario Peña Taveras se percató de la detención de varios oficiales vinculados al movimiento que los tenían en una de las habitaciones de las oficinas del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas que para esa época estaba situada en el kilómetro 6 de la carretera Duarte.
Entre los apresados figuraban el capitán Noboa Gálvez, él mayor Lora Fernández, el teniente coronel Yovanny Manuel Gutiérrez y el mayor Ramírez Sánchez,
De inmediato el capitán Peña Taveras se dirigió al despacho de Hernando Ramírez (que estaba encima del despacho de Peña Taveras) ’’y al encontrarse con este le dijo: – ‘’coronel, nos tienen preso a unos oficiales nuestros porque parecen que han descubierto el plan… Que le parece… Creo que es el momento ahora de actuar. ’’
Vamos apresar al Estado Mayor
Mirándolo fijamente y sin preámbulos, el coronel Hernando Ramírez le contestó: “¡Seguro! vamos a apresar al Estado Mayor … usted, vaya con sus gentes a hacer preso al coronel Ruiz Batista y mayor Pompeyo Ruiz Serrán …yo me ocupo de apresar al jefe del Estado Mayor, general Marcos Rivera Cuesta’’.
En fracción de minutos Peña Taveras y sus subalternos habían hecho preso a cada uno de los citados miembros del Estado Mayor quienes estaban en despachos separados y a los que sólo se les dijo: – ‘’Coronel (o mayor) entrégueme el arma usted está detenido, nosotros formamos parte de un movimiento que busca derrocar al Triunvirato y retornar al país a Juan Bosch’’.-
Los otros jefes militares, según nos cuenta Hernando-…Ramírez, no pusieron resistencia, aunque ‘hubo uno de ellos que en determinado momento se le preguntó: – ¿Con nosotros o con ellos?, –a lo que respondió ¿Con quién voy yo estar? -¡Con el jefe del Estado Mayor!-
Explicó que ‘’cuando apreso al general Rivera Cuesta este se encontraba en su despacho que quedaba continuo al mío porque yo representaba en el Estado Mayor (G-3) y se me hacía fácil llegar donde él. Cuando le explicó las razones de mi actitud me entregó su arma de reglamento y me dijo que todavía había tiempo para buscar un arreglo con el Gobierno a lo que yo le conteste diciéndole que ya el movimiento constitucionalista era un proceso irreversible’’. –
Mientras se producía este dialogo, el capitán Mario Taveras se presentó al Despacho de Rivera Cuesta con los demás miembros del Estado Mayor en calidad de prisioneros, además de hacerse acompañar de los jóvenes oficiales
Llama a Peña Gómez a Tribuna Democrática
Así las cosas. Hernando Ramírez ordenó al capitán Taveras que llamara a José Francisco Peña Gómez a Radio Comercial donde estaba preparando el programa radial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD, ‘’Tribuna Democrática’’, y le informara que el movimiento había comenzado con la prisión de todos los miembros del Estado Mayor; acción heroica que el pueblo debía conocer y respaldar en las calles.
’’Él lo hizo así y yo me lleve a los oficiales (del Estado Mayor) presos y a los nuestros que permanecían en prisión hacia el Campamento 16 de Agosto’’. Ya aquí, Hernando Ramírez ordenó una formación general de las tropas informándoles las razones que motivaron la prisión de los miembros del estado Mayor.
Tras recibir el respaldo de las tropas dispuso de inmediato que varios batallones comandados por militares jóvenes del movimiento y bajo su mando general tomaran los puntos estratégicos del centro de la ciudad consciente que las tropas de Wessin y Wessin no iban a llegar al campamento.
En ese tenor, responsabilizó al capitán Peña Taveras de mantenerlo informado, desde afuera sobre la situación exterior porque en el Campamento 16 de Agosto no había teléfono obteniendo informaciones -desde el inicio de la revuelta- a través de mensajeros que enviaba el capitán Peña Taveras.
¿Qué hay de cierto sobre una supuesta participación de Wessin y Wessin con el movimiento constitucionalista antes de alinearse con las gentes de Donald Reid Cabral, le pregunto, ‘’Yo no sé de dónde han sacado esa enorme mentira…Cuando la verdad es que Wessin y Read Cabral eran una misma persona? Siempre estuvo del lado del gobierno de facto.’’
Asalto a la ciudad
Listas las tropas, el mayor Hernando Ramírez avanzo con cerca de 200 soldados desde el Destacamento 16 de Agosto hacia el centro de la ciudad…’’Yo baje con las tropas a la ciudad después de apreciar la situación prevaleciente la ocupábamos cerca de las 12: 30 de la madrugada del día 25 de abril ‘’. –
Mientras los militares ocupaban los techos de los edificios y colocaban en lugares claves ametralladoras antiaéreas se desplazaban por diversas calles de la capital, en el cuartel 16 de agosto los miembros del estado Mayor permanecían prisioneros.
Fue el día 26 de abril que logramos su libertad tras recibir el mejor trato. ‘’Yo tengo el criterio que a un prisionero no se le puede hacer daño’’. Algunos de estos militares se reintegraron a las fuerzas de Wessin.
Con la ciudad ocupada (25 de abril) y el pueblo movilizado en las calles apoyando a los militares constitucionalistas ‘’el presidente del Triunvirato amenazó con bombardearnos, pero no hicieron nada Los P-51- volaron por encima del campamento sin disparar sus ametralladoras todo fue para tratar de amedrentarnos.
Caamaño se reporta
Recuerda nuestro entrevistado que el coronel Caamaño se encontraba en San isidro cuando se produjo el levantamiento militar (el 24 de abril). Él logró salir y se reportó de inmediato donde mí’’.
Subrayó que Caamaño había conspirado con ellos, aunque al principio estuvo renuente. Pero después que dijo: – ¡Me incorporo! Fue fiel a su compromiso.
El hombre que me podía sustituir era Caamaño
Recuerda que el día que estalló la revuelta estaba enfermo de hepatitis. ‘’No estaba en buenas condiciones de salud, pero; pero sabía que si me iba a acostar la moral de los soldados podía decaerse ver mi ausencia Porque me veían como el líder de la revuelta yo pensé que una vez que explotara el movimiento el hombre que me podía sustituir era Caamaño Deño, ya que no estaba en el país el coronel Rafael Fernández Domínguez.
Como la hepatitis es celosa con el reposo absoluto. La responsabilidad del ‘’líder de la revuelta debía recaer en mano de otro hombre. Fue entonces cuando el 27 de abril el mayor Hernando Ramírez decidió entregar el mando a el coronel Caamaño, quien ya se había llenado de gloria en enfrentando en el puente Duarte el avance de las tropas de San Isidro’’. .
‘’Ahora eso no se quería decir que cuando yo me recuperara le iba a decir a Caamaño ¡Ya devuélvame el mando…Yo soy el jefe! ¡No! -Yo entendía que ya él debía ser el jefe de los mandos militares ya que era coronel Full y yo coronel (grado alcanzado luego de la revuelta.)
De este modo, el hombre que pudo ser jefe absoluto de la revolución dio muestra de un ejemplar desprendimiento más cuando me confesó que: – ‘’había mucha gente, entre nosotros mismos, que entendían que yo fuera ascendido a general, pero en mí, como en los demás oficiales constitucionalistas. No existía la ambición sino el patriotismo. ’’.-
Recuerda que la trasmisión de mando se produjo cerca de la 9 de la mañana, ‘’ mucho antes que la aviación bombardeara el puente Duarte.
A pesar de que algunos militares constitucionalistas querían ascensos y favorecían que Hernando Ramírez fuera llevado a general él no estaba de acuerdo con eso y así se lo hizo ver a Caamaño quien tampoco favorecía los ascensos de modo que el grado de coronel se viera el de mayor jerarquía.
‘’-Yo no quería ascensos, no lo quería porque lo que nos llevó a luchar contra el Triunvirato no fue eso sino darle un gobierno constitucional al país y defender nuestra soberanía’’. – Caamaño pensaba igual que yo, ‘’como jefe del movimiento no quiso promover a nadie y repetía una y otra vez que después de coronel ¡Nadie!
Finalmente recuerda que cuando el 27 de abril se produjo el bombardeo al puente Duarte él se encontraba internado poniéndose suero y cuando escuchó los estruendos que de las bombas y el tableteo de las ametralladoras de la aviación de San Isidro decidió quitarse el suero y marchar en dirección al Palacio Nacional de Gobierno donde encontró a un soldado, que estaba en la puerta de la calle Moisés García, de nombre Beras Toribio, (pensionado actualmente) al quien le preguntó ‘’ -¿dónde están los altos jefes militares de la revolución y el presidente Molina Ureña?’’-
‘’-Creo que están en la embajada de los Estados Unidos…-fue su respuesta.