Una mirada estética a la literatura oriental, es la que fija la historiadora, poeta y narrador, Luisa Navarro, en su más reciente libro de poemas, titulado "Hagakure " (Impresora Soto Castillo, S.A, Santo Domingo, República Dominicana, 1924. Con 124 págs. Ese libro fue editado por el poeta y gestor cultural, Ramón Saba. Diagramado por Ludwig Medina.
Esta obra consta de siete partes: En la primera parte hay una presentación, pág. 9, donde la autora nos explica la forma y el por qué de esos poemas, a manera de Haiku (págs15/40); Renga (Págs.41/66); tanka (Págs. 67/92); senryu(Págs. 93/118); haibun (Págs.119/123). Además, consta de un prólogo escrito por Ramón Saba.
En el prólogo, el poeta Saba explica como la autora, después de recibir algunos talleres sobre la literatura oriental (China y japonesa), siguió indagando sobre la historia de esa literatura, sus motivaciones, su estructura y su diversidad temática, lo cual ella explica en el inicio de cada una de las muestras poéticas presentadas.
Con unos veinticinco (25) haikus, la autora inicia su decir poético, basado en esa modalidad poética oriental, donde, la brevedad trasciende su espacio semántico y comunicativo, a partir de los múltiples sentidos expresivos que fluyen de su poetizar filosófico y estético.
Sus haikus, son expresiones brevisimas que encierran una base expresiva polifónica. Cada verso, aquí está organizado por no más de tres (3) a cuatro (4) palabras, onyi o moras basados en la temática sobre la naturaleza, las estaciones, la lluvia, la sequía o el transcurrir de la vida cotidiana. Veamos:
"Neblina seca
como un cielo cansado
Montaña blanca".
(Ver pág. 16, obra citada).
"El colibrí
Sobre la rama verde
abre pistaches".
(Ver pág 23, obra citada).
¿Qué decir de sus Rengas? El hecho de responder a los criterios reglamentarios para la construcción o la creación de un haiku, se asume al Hokku, como referente de inicio, abordando, también como temática referencial la naturaleza y todos los procesos vivenciales del sujeto. Veamos:
"Flotan las pencas
plumas abandonadas
ensortijadas".
(Ver pág. 49, obra citada).
"Hacia la tierra
cabizbaja y secas
miran tus canas".
(Ver pág. 63, obra citada).
Hay un lirismo intimista que se desprende de estos breves versos, haciendo de estas rengas, un poema simple y complejo, a la vez, porque expresar universos poéticos en versos de tres (3) palabras, no es tarea fácil, desde el discurso estético, en esta literatura occidental, acostumbrada al decir fluido y sin atajos.
Por el contrario, las tankas de esta creadora, desde estrofas de 5 versos, con 5 y 7 sílabas, el amor a la familia, las citidianidades del hogar y las situaciones del sujeto, son temas que fluyen en su poetizar. Veamos:
"Hogar de leña,
acoso del invierno,
lentos los pasos.
Ruta de los ciruelos
abril esperan calmos".
(Ver pág. 69, obra citada).
"Un tallo verde
a las flores atado,
llovido poemas,
en papel parasoles,
¡Secretos amoríos!"
(Ver pág. 73, obra citada).
Y es que en este discurso poético, ya sea desde sus seneyus o desde el haibun, respetando en cada formato sus temáticas y métricas clásicas, la autora ajusta sus criterios, aunque esto pueda restringir su potencial creativo, porque responder de manera obligatoria a esas reglamentación, para poetizar, restringe bastante nuestra voz poética y nuestro potencial creativo e imaginativo.
Respetamos la decisión de cada autor (a), a sabiendas de esos amarres que atan nuestra creatividad y nuestro imaginar. Esa es nuestra decisión.
Lo mismo ocurre en sus Haibun, lo que tampoco disminuye su voz poética y su planteamiento de ritmicidad, en el uso de la lengua, al asumir su acción poética.
Hay aquí un acomodar los cánones de la poesía oriental, a nuestra poesía caribeña. Eso es lo la autora ha hecho en esta obra, lo que, en términos teóricos y creativos, como lectores (as), nos permite descodificar con más franqueza o amplitud su poética, a pesar de ceñirse a los cánones creativos del verso oriental, en este caso.
En "Hagakure", sin proponérselo, la autora nos deja una pedagogía estética de la poética oriental. Asumirla y apegarnos a sus reglas, es una decisión muy personal que cada quien ha de asumir.
En este caso, queda demostrado que en el quehacer literario, lo importante es expresarnos y entender que desde el discurso estético, podemos crear otros universos poéticos o artísticos, sin importar las reglas clásicas o modernas. En esta poética, la mirada y la voz, no tienen fronteras que no sean las de manifestar nuestra estado existencial, como sujetos creadores, desde la lengua y sus metáforas.