Y, ellas dos
Este es el título de otro de los cuentos escritos por Gustavo Olivo Peña en su libro “Un hombre discreto y otras historias”. Para deleite del público transcribo algunos párrafos.
1.- “La oscura neblina de diciembre se confundía con la espesa capa de humo. Cinco de la madrugada. La gente solo se percataba del ir y venir de los bomberos. La atención y las miradas se detenían en el promontorio iluminado por las llamas”.
2.-“Se emitió el informe de necropsia: la mujer no falleció por efecto de las llamas, fue estrangulada”.
3.- “Se tornó fría, indiferente a cualquier intento de caricias y afectos. Pasados los meses se refugió en la fe, cambió el bingo y las reuniones sociales por los estudios bíblicos”.
Como podemos apreciar, en la cuentística de Gustavo Olivo Peña figura en primer orden la insinuación, desde la cual nos introduce en acciones y hechos descritos de modo diferente al cuento tradicional.
Gustavo Olivo Peña sorprende con su forma de narrar, con su estilo de enlazar frases cortas, a veces muy cortas, con otras largas y de construcciones sintácticas complejas.
En base a insinuaciones sutiles, nos permite adentrarnos libremente en su narrativa y nos induce a pensar, desde nuestra propia búsqueda, en los problemas más graves de un mundo en franca descomposición. Lo más llamativo es que llega a esto con los recursos metodológicos de una perspectiva distanciada del tema en sí, aunque no indiferente a las incidencias presentes en el mismo.
Su propósito es motivar al lector a ver la realidad desde dentro de sí misma para analizarla con rigor y comprenderla con los signos, a veces invisibles, engarzados en los tejemanejes de la cotidianidad, ajenos habitualmente a nuestro entendimiento.
Prostitutas, burdeles y machismo
En Y, ellas dos el incendio del cabaret Fantasmas en las Alturas es el leitmotiv (voz alemana, acuñada por el compositor Richard Wagner, que significa tema musical frecuente en una composición y, por extensión, motivo central recurrente de una obra literaria o cinematográfica) de una trama que se desarrolla entre prostitutas, burdeles y machismo.
Los centros nocturnos fueron siempre el refugio de jóvenes que, guiados por sus propios padres, dejaban allí su virginidad. “Situado lejos del centro de la ciudad, era el más caro de los clubes nocturnos, el altar para los ritos de la doble moral. Encárgate de convertirlo en hombre y te pagaré bien ( op.cit. p.81).
Más allá de la muerte de Nuris Belkis Perozo, cuyo “cuerpo no fue destruido por las llamas”, el autor Gustavo Olivo Peña remueve nuestra imaginación a fin de brindarnos un panorama sombrío en cuanto a la proliferación de burdeles, que el lector habrá de suponer exagerado pero que en la realidad supera cualquier cálculo ficcional.
Cuando él narra lo que transcribiré a continuación, nos formamos la idea, al menos me ha pasado a mí, de que en nuestro país hay más burdeles que iglesias y colmados, y que los tres burdeles que él refiere son solo parte de muchos otros que funcionan en un mismo sector.
“Sometieron a extensos interrogatorios a los dueños del cabaret La Flecha. Prosiguieron con los de Dulce Amanecer y finalizaron con los de La Delicia”, op.cit. p.83.
Es decir, donde debería haber escuelas o centros de atención primaria, solo hay “chulos, mandaderos, borrachines, maipiolas (sic), propagandistas de ron, clientes, policías de las patrullas nocturnas” (op.cit. p. 84).
Al releer este párrafo, no dudo en pensar que Gustavo Olivo Peña se ha alejado adrede de las interioridades de sus personajes para introducirnos en los intríngulis de la doble moral y ofrecernos una imagen poderosa de lo que ha sido y es una sociedad víctima del desorden y el atraso, incapaz de dar un salto cualitativo en su proceso de desarrollo por el alto grado de ignorancia que la caracteriza.
En esta historia: Y, ellas dos (del libro Un hombre Discreto), ni la religión escapa del “pecado”.