El sur de las letras  también existe, esta vez es el norte, como es la comunidad de Montellano ubicada en la provincia de Puerto Plata. De allíí es  Frank García,   un ser humano profundamente orgánico que nunca supo mucho  de sí y que ahora es poeta, declamador (SpokenWord)  rockero y activista LGBTIQ.

Marcó territorio en Santo Domingo  y ya es uno de sus  nuevos talentos literarios. Con él conversamos  para Acento de todo, casi nada se quedó fuera, de sus comienzos y de lo que vendrá.  Es el autor del poemario “Lo que escribí mientras esperabas en una habitación vacía”, editado y publicado por Río de Oro Editores.

Eres oriundo de la comunidad  de Montellano, Puerto Plata y emigras  a Santo Domingo. Te   haces poeta de los del Distrito sin olvidar la tierra del Dragón  Pocos jóvenes  quieren ser poetas. La mayoría  prefiere ser youtubers, tiktokers,  instgramers.  Leí  que tu familia quería que fueras pelotero. ¿Qué pasó? ¿O tu querías ser pelotero? Confiésate…

Jajaja. Mi papá quería que fuera pelotero. No, para nada quería jugar pelota.  De hecho, lo intenté poco. Cuando era niño tenía muchos ademanes considerados femeninos, y cada vez que iba al play a jugar pelota, los demás niños me molestaban por eso, así que jamás volví.

Ahora soy abiertamente homosexual pero cuando era niño e incluso adolescente, fingía ser heterosexual por una cuestión de supervivencia a pesar de ser super afeminado.  Siempre disfrute de lo manual y de las cosas que esta sociedad considera femenino, como recortar mariquitas y sentarme a ver telenovelas con mi mamá.

Como te decía, lo peor era cuando iba al play con mis primos a jugar pelota, el equipo entero se burlaba de mí. A lo mejor hubiera sido buen pelotero pero creo que los prejuicios me troncharon ese camino. Deje de ir al play por considerarlo un lugar muy tóxico.  Había que pelear para darse a respetar, ser agresivo y no dejarse joder de nadie. No, era muy tóxico. Abandoné el sueño de mi papá.

Okei, ya no queremos ser  pelotero pero al cabo del tiempo  nos hacemos poeta. Cuéntame la transferencia.

Ahora que pienso  en mi pasado puedo decir que  existían  dos lugares en mi niñez donde yo sentía que no me querían: en mi casa porque jugaba mariquitas y en el play por ser afeminado.

Andaba buscando un lugar donde pertenecer y , primero, en mi adolescencia, lo encontré en la música. Empezó a parecerme  fascinarme el rock de los 90 :  Héroes del Silencio y su líder Bunbury, Tony Almont y Toque Profundo, Cerati y Soda Stereo, Red Hot Chili Peppers, Nirvana, y sobre todo, mis mujeres favoritas, Alanis Morissette, PJ Harvey, Tori Amos, Aterciopelados y la banda dominicana Tribu del Sol, ya tú sabes…

En el rock encontré el lugar que andaba buscando desde niño.  Muchos de estos artistas son cantautores y sus letras me transformaron por completo.   Pensándolo bien, hasta las telenovelas que veía con mi madre me influyeron a que empezará a escribir. Eran historias jugosas y dramáticas jajajajaj. No sé, creo que sí.

Hasta  la  manga japonesa Candy Candy (1976, Kyoko Mizuki) influyó en mí.   Yo reescribía el capítulo cuando  Candy se levantaba de la  cama, Candy con su mascota, Candy en tal cosa. Yo llegué a escribir cuadernos completos de los capítulos de ese anime.

Lo mismo me pasó con la película El Príncipe y el Mendigo de 1937, dirigida por William Keighley, basada en una novela del escritor norteamericano Mark Twain.

En esa época yo no tenía idea de quién era Mark Twain, hice lo mismo que hice con Candy Candy, lo reescribí completo y me puse a decirle a los compañeros del colegio ¡Miren, muchachos, esto lo escribí yo! Jajajjajaj. Uno de los muchachos me dijo en mi cara  embustero , tu no escribiste eso.

Sentí tanta vergüenza que algo dentro de mí me dijo que debería escribir cosas mías y originales. Empecé a escribir pero me lucia falso lo que escribía o escribía igual que mis rockeros favoritos, y paré de escribir. Y me dije, “ a ti lo que te hace falta es empezar a vivir”.

Entonces empecé a vivir. .  A los 20 años me dediqué a organizar mi banda de rock Naciones Ciegas como líder y compositor de las canciones. El dueño de un bar en Montellano nos contrató varias veces y hasta llegamos tocar en fiestas de 15 años, ya tu sabes.

Hasta viajamos aquí,  a la capital a un concurso de bandas de rock y no calificamos, quedamos fuera, pero la experiencia fue muy cool.

Entonces, en la capital es el espacio de tu verdadero comienzo en la literatura. Digamos, de manera formal.

Si, claro que sí. Pero antes que escritor , soy un ser humano con sus fortalezas y debilidades. Me tocaba, entonces, salir del closet. Esas canciones que escribía con la banda fingían una orientación heterosexual y no era así , dizque   inspiradas en el amor a mujeres. Emigrar a Santo Domingo significó mi última salida del closet, yo sí, pero mi poesía no.

Aquí en la capital empecé a relacionarme con mi amigo, el editor Claudio Mena de Editora Moño Hecho, con los talleres literarios,  con el Centro Cultural de España y los juntes de los micrófonos abiertos.

Así empecé a escribir con mayor honestidad, es decir, revelando mi orientación sexual en el texto.

Este verso de uno de tus poemas Larga Huida del Infierno me llamó la atención. Dice así: 

Antes de doblar la primera esquina sentí como una parte de mi alma se devolvió a buscarle y abrazarle.

Si, esa huida del infierno de mi casa pasó muchas veces. Mi papá llegaba borracho casi siempre y empezaba a lanzar al suelo todo lo que encontrara a su paso y en algunas ocasiones llegó a golpear a mi mamá.

Mi mamá  y yo lo que hacíamos era huir de ese infierno que era mi padre y volver luego cuando todo estuviera en calma.  Hasta que un día decidimos irnos para siempre. Ya yo era un adolescente.

Salimos de la casa y sentimos que ya no volveríamos más. Sin embargo, una parte de mi sintió ese desgarre de que no volvería a ver a mi padre. Una parte de mi lo ama y la otra, lo odia.

Ya tenía 16 años y para mi significó el tránsito hacia la adultez.  Nada, el texto habla de ese desgarre, por una parte quería a mi padre y por otra estaba preocupado de que mi madre perdiera la vida en uno de sus ataques infernales.

Estás en el SpokenWord. ¿Te influyeron los poetas  capitaleños como la banda El  Hombrecito , Frank Báez, Homero Pumarol así como Aléxei Tellerías o Glaem Parls…?

Yo siento que ellos me dieron el permiso de identidad. Lo que quiero decir es que cuando los conocí, me dije “Waooo pero yo puedo hablar de Montellano, de mi campo sin ningún problema, de mi familia y de  mis amigos, los campos de cañas , el dragón del pueblo..oh mira que bien .”

¡Ah! Quiero decirles a los más jóvenes que yo que el SpokenWord tiene un alto componente teatral y que si lo quieren hacer bien deben ensayar con pasión y disciplina.  A mí no me salen  los spokes así por así,  de la noche a la mañana. Yo me encierro en mi habitación y ensayo horas y horas. Hay que masticarlos y digerirlos bien cada verso para que todo salga bien. . 

¿ Estas escribiendo algo nuevo? Supongo viene otro proyecto literario en camino. 

Si tu supieras que al final de escribir mi poemario pensé que ya se acabaría todo jajajaj, que ya no iba escribir nada más.

Sin embargo, ahora estoy escribiendo una novela la cual pretendo llamar “Juan Inexistencia” la historia de un veinteañero que luego de consumir un potente psicodélico empieza a encontrar sus demonios y frustraciones más antiguas.  Vamos a ver cómo me sale.

Me imagino que le agradeces a mucha gente por los caminos que transitas hoy…

Si, claro, quiero agradecer a Claudio Mena, él fue la primera persona que se interesó como editor en mi trabajo. Y a mi actual editor, Rafael Rodriguez de Río de Oro Editores.

Yo encontré en Rafael la comprensión . Rafael me acompañó e hizo los textos suyos y eso tuvo mucha importancia , mucho valor para mí . Trabajó los textos con delicadeza, con cariño, como si esos textos fueran sus bebés jajajajaja.

Nada de eliminar esto o quita esto, no , me preguntaba y yo le respondía. Si tengo que publicar otra vez, lo haría con él , no tengo dudas. 

Frank García tiene planes de realizar recitales en cada ciudad, comunidad y barrio del país. Una manera de motivar a los jóvenes a degustar la poesía, la literatura, la cultura en sentido general.

Su primer recital tuvo lugar en noviembre del 2022 en el Centro Cultural de España y el segundo fue este mismo mes de marzo 2023 en el Teatro Iván García de Puerto Plata. Ya pronto avisará por donde andarán los próximos recitales.

Su poemario está disponible en la Librería Mamey, Cuesta Centro del Libro  y por Amazon. Se lo pueden pedir vía mensaje  Instagram @frankgarciapoeta.

Apoyemos a jóvenes como Frank García. La ciudad, los barrios, el país, está lleno de creadores y artistas. De eso se trata, para que no digan por ahí que aquí no se lee y que la literatura dominicana no existe.

José Arias y Frank García, en el parque de los poetas, la plaza Julia de Burgos, en la Ciudad Colonial, Santo Domingo.

 

José Arias en Acento.com.do