Déjame repasar tus accidentes/Detenerme a palpar cada medida/Humedecer tus ojos y tus fuentes
Y penetrar al fondo de tu vida (El final de una verde mañana/Pablo Milanés)

Admiré la firmeza intelectual de Pablo Milanés  a partir  de una iluminación  existencial menos ideológica que lo impulsaba a tomar una postura más honesta y de compromiso  con una revolución- ahora en minúsculas-  que a pesar de las grandes adversidades -el embargo/bloqueo- ya no responde las necesidades de un pueblo, de  una  nación preñada de nuevas generaciones conectadas al planeta.

Varias generaciones en crisis y en éxodo permanente. Culpar al Imperio de Siempre no es la solución pese a su brutalidad. Ya el final del cuento no es igual.

De Pablo me  quedo con su estatura y su cabeza no alquilada a la mieles de la nomenclatura.

A esta alturas de la degradación, de este showtime del odio y  estupidez, es inteligente respetar las  válidas diferencias  de Milanés con el  proceso político de su país, ya estamos muy  lejos de aquellos puños jóvenes en alto. La tropa solar que aspiraba alcanzar la gloria terrenal a través de los fusiles y el sacrificio de su vidas “  por un mundo mejor” . Y ya todos sabemos que el real mundo no desea estar ni ser mejor. Nunca lo ha deseado.

La Historia camina por la Autovía y el real mundo camina por los atajos del hedonismo simplón y eyaculado.

El real mundo, el que abre los ojos cada madrugada para tomar un tren o una guagua  no desea salvadores. Ni siquiera es consciente de la incertidumbre de existir.

Prefiere las intermitencias de la felicidad a la propuesta de Aburrimiento de Papá Estado que te lo da todo a cambio de que leas, escuches y crees en lo que Papá Estado cree, lee y escucha. Pablo, y todos, tenemos derecho  a disentir sin ser acusados  por los policías del pensamiento de cualquier cosa que se les ocurra.

Final de una verde mañana

La sentida y profunda pérdida del cantautor, músico y poeta cubano Pablo Milanés,  es el final de una verde mañana para la generación post7DiasConelPueblo.

Los dinosaurios, como quien suscribe, admiramos alguna vez sus canciones y su afro, una marca de territorio de que la negritud también existe en Cuba pese a las manos blancas revolucionarias y a los “pelos buenos” de “La Habana Triunfante”. .

Silvio Rodriguez, era el  concepto, el establecimiento de las afirmaciones  únicas e innegociables. Aquí y ahora ésta es la Verdad.  Claro, con un dominio magistral de la poesía. Eso no se discute.

Pablo era el amor menos  rebuscado y más cerca del beso y los fluidos,  de las caricias en las verdes mañanas.

Pablo, eternamente enamorado de Yolanda. Y el tiempo pasa , Yolanda, y nos ponemos viejos, Yolanda. Y ya estamos viejos y moriremos, Yolanda.

A los que nos dieron Nueva Trova por un tubo y siete llaves , estamos agradecidos de Pablo  Milanés y sus silencios que luego se convirtieron en palabras de luz.

Pablo, aquella vez que te disponías a disfrutar de una película en el viejo Palacio del Cine de la 27 de Febrero, te ví coquetear con unas de las chicas del snack bar.  El galanteo , la sonrisa y tu  picardía habanera a todo dar lo llevo como un buen  recuerdo de que al final  eras un ser humano de carne y hueso no una idea que canta y flota. Gracias por eso, Pablo. Buen viaje.

Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.

José Arias en Acento.com.do