(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez)
Este es un país de poetas y filósofos. Somos gente de la poesía y del filosofar. Lo extraño es que, el diálogo y la palabra, son los ausentes, en nuestro convivir. De ahí la ausencia del sentido democrático en nuestro precario convivir, carente de sentido, en la base orgánica de nuestra constante necesidad de construcción de ciudadanía.
Desde esa introducción, es que he abierto la lectura de la segunda edición del libro titulado "Filosofía y sentido", del Dr. Edickson Minaya. Editorial Surco.119 págs. Santo Domingo, República Dominicana. 2007.
Cuando uno abre un libro, inicia un proceso de diálogo con el texto y con su autor. Ese diálogo traslimita el proceso de semanticidad que el texto representa, porque interceden circunstancias, contexto y proyecciones discursivas pluridimensionales, donde los sentidos de la palabra, marcan una ruta expresiva y comunicacional, abierta y plural.
Esa pluralidad conceptual es la que me ha signado, al darle una mirada distinta a esta concepción hermenéutica de la filosofía que discurre en la composición orgánica de este libro.
No se trata de un manual de historia de la filosofía, sino de una exhaustiva interpretación de la concepción que, sobre filosofía, hemos tenido en el devenir histórico del mundo académico e investigativo, sobre esta significativa área del saber, en busca de la interpretación y análisis del filosofar, de la verdad, del diálogo y de la simbología de la palabra, de la lengua y de los discurso de los sujetos actuantes.
El autor se apoya a las visiones interpretativas de Hans-Georg Gadamer (Marburgo, 11 de febrero de 1900 – Heidelberg, 13 de marzo de 2002). Fue un filósofo tradicionalista alemán,
Nos es extraño que el autor de esta obra, se apreste a hacer su apuesta desde el actuar filosofante, como si su fin, no último, fuese encontrar la razón, mirando al otro, haciéndolo suyo, desde su propio logo, para justificar su duda, como pauta hacia el rescate de la verdad, de su verdad.
Visualizar la hermenéutica en estos momentos, y en este país, es apostar al presente y al futuro del humanismo transformador y solidario. Es situarnos junto al necesario diálogo humanista que reclama este presente histórico, contra la robotización y el embotamiento mental del sujeto, programados desde las instancias de poder que nos gobiernan.
Es desde la hermenéutica que abordamos la razón y el pensar de los sujetos. Ella es una aliada eficaz y pertinente, para el desarrollo de la filosofía para niños y para la proyección y fortalecimiento de los vínculos inseparables entre la filosofía y la literatura, sobretodo con la literatura infanti. De todo eso, el autor de esta obra es consciente. Lo sabe muy bien.
Es esta una obra para recalcar en las academias y en los caminos cotidianos que el pensar, que el crear y que el imaginar del sujeto, están cimentados en su mirar y en su mirarse, desde una dialogía revolucionaria y abierta, inclusiva, en reclamo del razonar, para liberar la verdad, desde la búsqueda de los sentidos de nuestro existir.
Contiene un prólogo bastante llamativo del filósofo puertorriqueño, Carlos Rojas Osorio, Humacao, P.R. Con un prefacio hecho para esa segunda edición, y una relación temática que conlleva a una indagación con sagacidad, veamos:
Límite y apertura: una imagen de la filosofía…pág. 17. El (des) pliegue de la filosofía…pág. 35. La filosofía se pregunta por la pregunta…pág. 39. El hombre, mundo y lenguaje…pág. 47. Interpretación filosófica y sentido…pág. 59. Diálogo, crítica e interpretación…pág. 63. Filosofía posexistencial…pág. 77. Filosofía, vida cotidiana y hermenéutica del sentido de la experiencia…pág. 83. Filosofía y sociedad…pág. 107. Apéndice: Glosario para una concepción hermenéutica de la filosofía…pág. 111. Referencias Bibliográficas…pág. 117.
Es una relación temática que empuja al sujeto lector a imbuirse en ese fascinante mundo del filosofar. Yo, soy de los prisioneros en libertad que mira, actúa, habla y salta, con los pies sobre ese mundo. Hágalo usted también y nunca se arrepentirás.
Desde aquí uno puede reafirmar que la filosofía, y en ella, la hermenéutica, nos conlleva a un reencuentro con nosotros mismos, desde el convivir en dialogía. En un permanente compartir de saberes.
En referencia a Platón, Edickson Minaya, nos dice: "Con Platón la filosofía se dispone a reconocer lo que "es" de lo que "parece" ser". Ver pág. 20, obra citada. Pero aquí, mi papel no es decirte lo que se dice en la obra, sino darte una orientación y motivarte a leer la obra.
En ese concepto de "leer", es que está nudo gordiano del asunto en esta sociedad, donde los que te obligaban a "leer" (como algunos "maestros"), son los primeros que no leen, ni a Memín, el famoso muñequito aquel de nuestra infancia.
Al leer esta obra, podrás darte cuenta que entre nuestros políticos de hoy y los sofistas de ayer, no ninguna diferencia. Son un mismo cuerpo de almas corrompidos y corrompidos, en nuestra sociedad.
Nos dice Edickson Minaya, lo siguiente: "Y he aquí, como la filosofía se convierte en un saber o entendimiento crítico, en tanto enfrenta a lo establecido y confronta interpretaciones; por lo tanto,la filosofía se convierte en una hermenéutica de la experiencia humana, porque la tradición tiende a fijar significados que condicionan el hacer y el comprender de los sujetos". Pag. 28.
Y para ser más explícito con ese sentido de trascendencia y rebeldía que encarna la filosofía y el filósofo, Minaya, nos sigue diciendo: "La filosofía es una praxis interpretativa, en donde se desentrañan y construyen significados, para dar sentido y orientación a nuestro ser en el mundo". Ver pág. 28, obra citada.
Nos es que los filósofos, en sí sean unos rebeldes, eso no. Lo que ocurre es que tenemos claridad y objetividad de lo que ocurre a nuestro alrededor, y cuestionamos y nos cuestionamos, para dar respuestas claras y precisas a lo que acontece. Esta es una obra para usted aprender a conocerse, como sujeto-activo, y, a aprender a conocer a los otros.
Edickson Minaya tiene algunas concepciones que merecen algunas observaciones pertinentes, como lo es su concepción de lenguaje por lengua y su visión estructuralista sobre el sujeto y el discurso del sujeto; pero eso no limita sus aportes al conocimiento y dominio de la filosofía y de la hermenéutica que nos facilita, desde esta obra, al contrario, desde ese cuestionamiento, nos induce a ampliar nuestro conocimiento de la hermenéutica y de la filosofía.
En realidad, cuando terminé de releer ese libro, volví a cuestionar aquel "error" político de quitar la filosofía de maya curricular del bachillerato de nuestro sistema educativo nacional. Eso significa arrancarle al sujeto dominicano, su derecho a pensar y a reflexionar.
Aunque aquí, en esa obra no se diga de manera tan exponencial y directa, la filosofía y la hermenéutica nos conlleva al fundamento cósmico de la liberación, de ese vínculo entre lengua, cultur, sujeto y pensamiento.
Es que el concepto de filosofía, desde su etimología, está compuesta por las palabras phylo, que significa en griego amor o amistad y shopya, que significa en griego, sabiduría verdadera.
Como bien lo plantea Edickson Minaya, "la filosofía es una actividad de pensamiento. Filosofar es pensar. (Ver pág. 91). "La filosofía habla a partir de preguntasque son básicas y comunes a la experiencia humana". (Ver obra citada, pág 92).
La filosofía está estrechamente vinculada a nuestra vida y nuestra manera de ser, de actuar y de pensar. Somos lo que es el el filosofar en nosotros, conscientes o inconscientemente, proyectamos el concepto de vida que nos hemos creado en nuestro vivir, y, desde nuestro actuar, en nuestra vida cotidiana.
Desde las proyecciones conceptuales del sujeto-autor de este libro, todos buscamos respuestas a interrogantes, en nuestro vivir. Todos, querramos o no, vivimos en, y desde nuestro filosofar. Somos hermeneutas y buscamos respuestas a nuestras interrogantes. Nos interpretamos y reinterpretamos nuestro existir.
Filosofía, vida y hermenéutica del vivir y del pensar, es lo que fluye desde esta obra. Hagamos de ella una excusa para validar nuestra necesidad de aprender y de leer, desde aquel saber que está impregnado en nuestra génesis o en nuestro ADN vital, desde nuestro vivir, en, y, desde nuestro filosofar.