La influyente poetisa uruguaya conocida por su poesía sensual y su contribución a la literatura feminista, sigue siendo una figura destacada en la literatura hispanoamericana. Descubriremos datos sobre su vida, obras y legado. Destacando a su vez su impacto en la poesía y la sociedad.
Juana Fernández Morales llega a la vida el 8 de marzo de 1892 en Melo, Cerro Largo, Uruguay, y viene a hacer historia en el mundo de la poesía y la escritura, ya que, es conocida como una de las tres grandes figuras femeninas de la poesía latinoamericana del siglo XX junto con Alfonsina Storni y Gabriela Mistral.
Sus inicios en la escritura nos transportan a 1908 donde apareció el primer poema de Juana en el periódico local “El deber cívico” (ANEP, s.f.) y su escritura estaba cubierta bajo algún seudónimo, ya sea “Fid” o “Jeannette D’Ibar”. No fue hasta que se casó con el capitán Lucas Ibarbourou, luego de su matrimonio comenzaron sus producciones bajo el nombre ahora integrado por el apellido de su esposo “Ibarbourou”.
Los poemas de Ibarbourou a menudo están impregnados de feminidad, la libertad sexual y el empoderamiento de la mujer en una época en la que el feminismo era un tema poco común en la literatura. Sus poemas a menudo desafiaban las normas sociales y de género de su tiempo con su sensualidad y una profunda conexión con la naturaleza. Sus versos celebran la belleza de la vida, la sexualidad y la exuberancia de la naturaleza de una manera abierta y franca, lo que en su época era considerado provocativo:
Y siento, en la vacuidad del cerebro sin sueño, la voluptuosidad del placer infinito, dulce y desconocido, de un minuto de olvido.
Los aportes realizados a la literatura latinoamericana y sus poemas, con temas que van desde el amor y la naturaleza hasta la feminidad y la sensualidad, desafiaron los dogmas de la época y revelaron expresiones sexuales de manera abierta y honesta. Su poesía influyó en escritores posteriores y se considera un punto de inflexión en la literatura feminista. Además, Juana jugó un papel importante en la promoción de la cultura y la literatura uruguayas a nivel internacional. Su legado es un testimonio del poder de la poesía para desafiar las convenciones y sumergirse profundamente en la experiencia humana.
Aunque su escritura presentó un declive en la estructura que la misma seguía con relación a los temas como es el caso de una de sus últimas producciones titulada “Perdida” donde se aprecia una mujer más agonizante. Se reflejó el miedo que esta cargaba por el tema de la muerte, la soledad, triste, es un hecho palpable al leer uno de los versos de su colección que nos narra:
Se va octubre y se lleva sobre el flanco domado
La esperanza nacida sin calor ni albedrío.
Aunque alejada de su lado sensual y vivaz, dando otra faceta de lo que fue su paso por esta vida, sus aportes son y seguirán siendo temas de discusión entre los intelectuales de la escritura y expresión artística.
Juana de Ibarbourou, una poetisa revolucionaria en su tiempo, dejó una marca indeleble en la literatura hispanoamericana. Su valentía al hablar de temas que eran tabú y su habilidad para expresar la sensualidad y la feminidad con franqueza la convierten en una figura icónica en la historia de la literatura. Su legado perdura como un recordatorio del poder de la poesía para desafiar convenciones y explorar la experiencia humana en profundidad.
La mujer que recibió el nombre de Juana de América hoy la despedimos con uno de sus versos más reconocidos donde sale su naturaleza vivaz y fresca:
Me verás reír
viéndome sufrir.
Y tú llorarás.
Y entonces… ¡más mío que nunca serás!