La poesía azteca es un reflejo profundo de la cosmovisión de esta civilización prehispánica. A través de sus versos, los poetas aztecas exploraron temas filosóficos y existenciales que aún resuenan en la actualidad. Miguel León-Portilla, en su obra "Trece poetas del mundo azteca", recopila las obras de varios poetas que, mediante el uso del lenguaje y la metáfora, abordan cuestiones fundamentales sobre la existencia, la espiritualidad y la conexión con el cosmos. Este ensayo se centra en cómo estos poetas expresan sus inquietudes existenciales y filosóficas, proporcionando un análisis detallado de sus textos y el contexto cultural que los enmarca.

Nezahualcóyotl, conocido como el rey poeta de Texcoco, es uno de los poetas aztecas más reconocidos.  Su poesía refleja una profunda meditación sobre la existencia humana, la naturaleza transitoria de la vida y la búsqueda de una verdad más allá de lo tangible. En su poema “¿Acaso es verdad?”, Nezahualcóyotl plantea preguntas retóricas que invitan a reflexionar sobre la permanencia y la mortalidad:

“¿Es que de veras se vive en la tierra? No para siempre en la tierra: solo un poco aquí. Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.  No para siempre en la tierra: solo un poco aquí” (León-Portilla, 2008, p. 11).

Las metáforas del jade, el oro y el plumaje de quetzal, elementos que simbolizan lo precioso y valioso, subrayan la fragilidad de la vida humana. A través de estas imágenes, Nezahualcóyotl expresa una visión existencialista donde la muerte es inevitable. La repetición de “No para siempre en la tierra” refuerza la idea de que la vida es temporal y efímera. Las preguntas retóricas utilizadas por Nezahualcóyotl no buscan una respuesta, sino involucrar al lector en la contemplación de la condición humana. Este fragmento nos muestra cómo la vida se esfuma tan rápidamente que no la vemos venir, perdiendo nuestro tiempo en cosas que consumen nuestra existencia y olvidando su valor. Después nos preguntamos, ¿qué hicimos con nuestra vida? Y aunque respondamos, ya es tarde para volver atrás. Es momento de vivir el hoy y aprender lo valiosa que es algo llamado vida.

Trece poetas del mundo azteca.

Nezahualcóyotl también explora la relación entre los seres humanos y lo divino. En su poema “Canto de la primavera”, utiliza la naturaleza como una metáfora para la presencia de lo sagrado:

“Solo venimos a soñar, solo venimos a dormir; no es verdad, no es verdad que venimos a vivir en la tierra” (León-Portilla, 2008, p. 20).

Este poema sugiere que la vida terrenal es solo una ilusión o un sueño pasajero, reflejando una visión espiritual donde la realidad última trasciende lo mundano. La naturaleza efímera del sueño sirve como una metáfora poderosa para la condición humana, destacando la transitoriedad de la vida y la búsqueda de una existencia más significativa. Buscamos siempre un significado de todo, creemos que nacimos con un propósito o por error, y nos preguntamos a nosotros mismos, ¿por qué estoy vivo y cuál es mi propósito en la tierra? Buscando ese propósito, olvidamos lo primordial.

Tochihuitzin, otro poeta destacado, también aborda la idea de la vida como un sueño efímero. En su poema “Vinimos a soñar”, emplea la metáfora para expresar la fugacidad de la vida humana:

“De pronto salimos del sueño, solo vinimos a soñar, no es cierto, no es cierto, que vinimos a vivir sobre la tierra. Como yerba en primavera es nuestro ser. Nuestro corazón hace nacer, germinan flores de nuestra carne. Algunas abren sus corolas, luego se secan” (León-Portilla, 2008, p. 103).

Tochihuitzin compara la vida con un sueño y las flores que nacen y se secan rápidamente, simbolizando la brevedad de la existencia humana. La metáfora de las flores, que germinan y mueren en poco tiempo, resalta la naturaleza transitoria de la vida, sugiriendo que la existencia humana es breve y debe ser apreciada mientras dure. Esta visión resuena con una percepción filosófica que reconoce la impermanencia y la importancia de vivir en el presente. A veces nos sumergimos en el típico “¿Qué hubiera pasado si…?” y nos olvidamos de vivir el presente y dejar ir el pasado y la depresión que trae consigo.

Además de Nezahualcóyotl y Tochihuitzin, otros poetas aztecas también abordan temas filosóficos y existenciales. Temilotzin, en su poema “Nosotros los mortales”, reflexiona sobre la naturaleza de la vida y la muerte:

“Nosotros los mortales, ¿dónde estamos? Solo aquí, como flores, en la tierra brotamos y crecemos; algún día nos marchitamos y morimos” (León-Portilla, 2008, p. 134).

Esta reflexión sobre la mortalidad y la transitoriedad de la vida se hace eco de las preocupaciones existenciales de otros poetas aztecas. La metáfora de las flores, que crecen, se marchitan y mueren, subraya la inevitabilidad de la muerte y la naturaleza pasajera de la vida humana. Cuando aceptamos y reconocemos que la muerte es inevitable, empezamos a vivir.

Cacamatzin, en su poema “El destino incierto”, expresa la incertidumbre sobre el destino humano y la búsqueda de sentido:

“¿Dónde está el destino? ¿Dónde nos llevará? Como las nubes somos, que pasan y se desvanecen” (León-Portilla, 2008, p. 122).

La metáfora de las nubes, que pasan y se desvanecen, refleja la incertidumbre y la transitoriedad de la vida humana. Este poema sugiere una visión filosófica donde el destino humano es incierto y la vida es una búsqueda constante de significado en un mundo cambiante. ¿Quién soy yo? ¿Adónde voy? ¿Por qué vivo? ¿Cuál es mi propósito? Son preguntas normales que nos hacemos los seres humanos.  Buscamos tan desesperadamente el significado de nuestras vidas que olvidamos que estamos viviendo la única vida que tenemos. El propósito de tu vida no es tener hijos, ni acumular riquezas, ni viajar por el mundo, ni casarte con tu pareja ideal. Cuando te encuentras a ti mismo, has encontrado la respuesta a todas tus preguntas. Todo lo que obtienes en la vida son felicidades momentáneas, pero ¿sabes quién eres? Yo sé quién eres. Eres tú, y eso es lo que te hace ser diferente.

En conclusión, la poesía azteca, recopilada por Miguel León-Portilla, es un testimonio de la profunda capacidad reflexiva de los poetas aztecas sobre temas filosóficos y existenciales. A través del uso de metáforas y un lenguaje evocador, poetas como Nezahualcóyotl, Tochihuitzin, Ayocuan Cuetzpaltzin,  Temilotzin y Cacamatzin expresaron sus inquietudes sobre la vida, la muerte y la espiritualidad, dejando  un legado literario que continúa ofreciendo valiosas lecciones sobre la condición humana. Esta exploración poética no sólo revela la riqueza cultural del mundo azteca, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestras propias existencias y la búsqueda de significado en un mundo en constante  cambio.

Referencia bibliográfica

León-Portilla, M. (2008). Trece poetas del mundo azteca. Fondo de Cultura Económica.