Concepto y características
Los escudos de armas son símbolos que identifican a comunidades soberanas, contribuyen a la defensa de su identidad y al afianzamiento de su conservación. En sus orígenes medievales, buscaban distinguir a los caballeros en combate. En esta fase predominaba su forma triangular, pero, con el paso del tiempo debieron adaptarse a otros requerimientos, según la preferencia del diseñador o de las autoridades. En la actualidad predomina el escudo de forma rectangular redondeado o puntiagudo en la parte inferior. Su origen y evolución, y el de otros símbolos, es estudiado por una disciplina auxiliar de la Historia llamada Heráldica.
Entre las partes del escudo destacan el campo, el esmalte, las figuras y los timbres. La primera consiste en el espacio que abarcan las líneas que lo limitan y los cuarteles o divisiones que lo componen. Los campos se denominan simples cuando solo incluyen un color y complejos cuando están divididos en dos o más cuarteles. Apunta Ignacio Gavira Tomás, miembro de la Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, que los campos más comunes son el partido, dividido verticalmente; y el cortado, dividido horizontalmente; además del terciado, cuartelado y jironado.
Los colores que se dan al campo y a las figuras del escudo se denominan esmaltes, y se dividen en metales y colores. Los primeros son el oro y la plata, cuyos equivalentes respectivos son el amarillo y el blanco. Entre los segundos destacan el rojo, el azul, el verde, el púrpura o morado y el negro. Los objetos que aparecen en el escudo, se conocen como figuras, cuando se trata de animales, plantas…, y piezas, cuando son figuras geométricas, como la faja y la cruz o aspa.
Los timbres aparecen como cuarto elemento de los escudos, y consisten en sus adornos exteriores. Su inclusión dependía del gusto de quienes los llevaran. Entre los detalles o timbres de los escudos del poder real estaban la corona, el cetro, las palmas y espadas; para el mundo eclesiástico la tiara pontificia, las mitras, los báculos y las cruces; mientras que las familias y las órdenes militares usaban pabellones, gorros, cimeras y otros.
Escudo Nacional dominicano
Antecedentes
El Escudo Nacional, junto a la Bandera y el Himno, forma la trilogía de los símbolos patrios de la República. Aunque con altas y bajas, estos símbolos indican que somos una nación soberana. Sus antecedentes en el país datan de la aceptación dada en España al uso de los escudos por el rey Felipe I (1504-1506), y demás reyes de la dinastía Habsburgo. Con ellos predominó el escudo de forma redondeada en la base y, desde los inicios del siglo XVIII, adoptaron el modelo francés, que tenía forma “rectangular con vértices inferiores redondeados y terminados en punta”.
El uso de los escudos fue transferido por España a sus territorios coloniales en América. La experiencia comenzó en la Española con la llegada de la segunda expedición de Cristóbal Colón. En ese proceso, unas quince villas fueron fundadas y blasonadas en la isla. Apunta Rodríguez Demorizi que de estas, fueron fundadas por Cristóbal Colón la Del Bonao (1494), Concepción de La Vega (1495), Santiago (1495) y, en 1496, su hermano Bartolomé Colón fundó Santo Domingo. A comienzos del siglo XVI, Nicolás de Ovando fundó o repobló Puerto Plata (1505?), Buenaventura (1504), localizada en el kilómetro 38 de la autopista Duarte; la villa de Jáquimo (1504), donde se encuentra hoy “la ciudad haitiana de Aquín”; y Santa Cruz del Seybo fundada hacia 1506.
Con la anuencia del gobernador Ovando, en 1502, seguidores de Francisco de Roldán fundaron la villa Santa María de la Vera Paz, ubicada donde se encuentra la capital Puerto Príncipe; Diego Velázquez fundó las villas de San Juan y Azua hacia 1504, y, poco después, Juan de Esquivel la villa Salvaleón de Higüey. Vale aclarar que se presentan diferencias en los años de fundación de algunas de estas villas, por lo que asumimos las fuentes consideradas más creíbles.
Primeras versiones del Escudo Nacional
El Escudo Nacional ha sido modificado en más de 20 ocasiones. Su uso de manera uniforme se inició con la versión aprobada en 1913. Antes, se daba el uso del escudo según las preferencias de las autoridades oficiales. Su primera descripción está en el Art.195 de la Constitución de 1844 en los términos siguientes:
Las armas de la República Dominicana son: una Cruz, a cuyo pié está abierto el libro de los Evangelios, y a ambos sobresalen de entre un trofeo de armas, en que se vé el emblema de la libertad, enlazado con una cinta en que vá la siguiente divisa: Dios, Patria y Libertad. República Dominicana. (sic).
Los elementos de las primeras versiones del Escudo nacional resumen valores humanos como la libertad y la igualdad, representadas por el gorro frigio, uno de los emblemas de las Revolución francesa; la victoria y la inmortalidad, simbolizadas por el laurel; la fe y la esperanza, inspiradas por el Evangelio, presente en todas las modalidades del Escudo; y la destreza militar, impulsada por la serpiente.
Durante los años de la Primera República, 1844-1861, el Escudo nacional fue modificado en más cinco ocasiones. Estos cambios tuvieron en común la autorización de su uso en la moneda nacional y sus diferentes denominaciones, pero chocaron con la Constitución al obviar en la segunda modificación de 1848 el lema: Dios, Patria y Libertad, y al no incluir el nombre del país ni los componentes de orientación militar en las dos versiones de 1853. Como resultado novedoso, en ese año aparece el campo por primera vez dividido por dos líneas que implican cuarteles con los colores alternos.
En la reforma de 1866 se incluyó nuevamente el gorro frigio en el centro del Libro de los Evangelios, el lema en la parte superior y, cual sucediera en 1853, el nombre del país no aparece. A partir de las reformas aprobadas en 1867, 1870, 1888 y 1890, se conservaron sus componentes básicos, y en sus variaciones fueron reinsertados contenidos como el predominio del nombre del país en la parte superior. Además, la cruz blanca que lo divide en cuarteles fue reinsertada en los escudos de 1909 y 1930. Como nota relevante, vale señalar que el libro de Los Evangelios es el único detalle del escudo nacional presente en todas sus versiones.
Los componentes esenciales del escudo de armas de la República Dominicana corresponden al diseño presentado en 1913 por Casimiro N. de Moya, como complemento de la decisión del presidente Nouel de establecer mediante decreto la uniformidad en el uso del escudo de armas. Dicho decreto, publicado en la Gaceta Oficial no. 2376, del 6 febrero de 1913, establece que el Escudo de Armas de la República Dominicana deberá tener forma de cuadrilongo, con dos pequeños ángulos salientes en la parte superior, redondeado por sus ángulos inferiores, terminado en punta por la base; y que sus colores serán azul de ultramar y rojo bermellón más el blanco de la cruz, como en la Bandera nacional.
La descripción del escudo nacional está en el artículo 32 de la Constitución de 2010. Sus usos, según la Ley de Símbolos Patrios, son los siguientes:
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Las partes frontales y membretes de las correspondencias de todas las oficinas públicas, organismos descentralizados, cortes, tribunales, juzgados y demás dependencias judiciales. También fortalezas, campamentos, destacamentos y demás dependencias de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
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Las tarjetas de presentación de los altos funcionarios de la Nación; en la de los Oficiales Generales de la Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, Embajadores y Cónsules Dominicanos.
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Las tarjetas de presentación, sellos y papeles para actos de Notarios Públicos.
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En los sellos secos o gomígrafos de las dependencias y funcionarios descritos en los párrafos anteriores.
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En todo otro documento oficial.
La tarea de la Ley es fácil y clara, a quien corresponda, que la asuma sin vacilaciones y con sentido patriótico.