Las leyendas siempre han sido parte de mi vida, crecí con ellas, tenía un vínculo muy cercano con mi abuelo paterno, el me narraba muchas leyendas fascinantes, me contaba historias que parecían sacadas de un libro de aventura. Recuerdo una de estas historias perfectamente: en un lugar de la calle principal de la comunidad, justamente en donde hay un barranco, que yo conozco muy bien, hay enterrado, según lo que me contó mi abuelo, un gran cargamento de oro en bruto, etcétera. Recuerdo la historia como si fuera ahora mismo. Me dijo que, en los tiempos del descubrimiento, unos sujetos que trasportaban en un carruaje dicho tesoro iban siendo perseguidos por unos nativos enfurecidos y en medio de la persecución tuvieron un accidente y cayeron por el barranco con toda la carga. Supuestamente nunca pudieron recuperar el tesoro, porque el lugar era muy difícil para llegar a él, aún con el pasar de los siglos, lo sigue siendo.
Esta historia fue pasando en mi comunidad por generación, no sé si en estos tiempos modernos aun la cuentan. Es tanto así, que recuerdo que, en las décadas de mi adolescencia, llegaban personas de noche, en vehículos y se ponían a buscar el supuesto tesoro justamente en el lugar mencionado. ¿No sé si saben que es una botija?, en fin, esas personas buscaban ese tesoro haciendo rituales como que era una botija, el ritual consistía en prender velas y hacer un tipo de oración, las anécdotas de cómo lograr encontrar una botija, según lo que nos contaban los mayores, es que en sueños se te aparece la persona que en vida escondió el tesoro y te dice justamente en dónde debes buscar, si te dan dicha botija no puedes ir solo, deben ir dos personas y un animal para sacrificarlo y dejarlo en el hoyo, cuando tengas el tesoro en las manos, el fantasma del propietario original se aparece y muerto de la risa dirá, ´´Debes estar contento con el tesoro que te di´´, entonces la persona debe responder, ´´feliz está tú que te saqué de pena´´, lógicamente estas son creencias populares de mi comunidad.
Recuerdo que varias personas del barrio subíamos al lugar en donde supuestamente se derrumbó el cargamento de oro, al notar actividades de personas excavando, y nos quedábamos a la distancia, curiosos para ver lo que podían encontrar, en una de esas búsquedas un sujeto le dijo a otro, ´´ No cabes en ese lugar´´, esas personas notando a la distancia nuestra presencia, se iban. Finalmente ignoro si tuvieron éxito o si el supuesto tesoro aún sigue ahí. Siendo niño y con todas las historias que mi abuelo me contaba me creía un Indiana Jones, tanto así, que salía a explorar en busca de objetos antiguos, varias veces tuve éxito. En dos ocasiones me encontré una roca pequeña que dentro tenía lo que parecía una rosa de color verde y roja, pero solamente se veía cuando la introducía en el agua, con el conocimiento que poseo ahora puedo asegurar que no eran ámbar, eran otra cosa. Eran mis dos objetos favoritos, finalmente los perdí.
En otra ocasión encontré un pequeño tesoro de monedas antiguas. Un día el río Baja Bonito hizo una creciente de varios días, cuando fue menguando, salí a explorar la playa en busca de objetos. Recuerdo que cerca del agua, cubierta de fango, encontré una cajita de metal cubierta de una capa de óxido, tenía un pasador como candado, al llevarla a casa y luego abrirla, encontré unas 30 monedas, varias de ellas de la era de Trujillo. Había unas diez de las llamadas palmitas, pero también otras con una escritora que en ese momento no conocía, pero imaginándolas ahora sé que la escritura era en inglés, estás monedas, eran cuatro o cinco, no estoy seguro, eran grande, casi del tamaño, si no me equivoco, de los medios pesos dominicanos, también a diferencias de las demás que estaban oxidadas, dichas monedas no lo estaban, tenían un color brillante opaco, no estoy seguro, pero quizás eran de plata.
En fin. Cuando llegué con mi pequeño descubrimiento, recuerdo que se lo mostré a mi abuela y a mi abuelo, mi abuela me dijo que botara eso lo antes posible, porque eso podía ser una brujería que alguien enterró tiempos atrás. Mi abuelo, aunque creyente también de todo eso, le dijo que eso solamente eran monedas antiguas sin ningún valor y me permitió que me las quedara. Jugaba a diario con ellas, hasta que con el pasar del tiempo las perdí todas.
Otra de las historias que me contaba mi abuelo, es que en una loma que hay próximo a la Isabela Histórica (El Castillo) hay enterrado un pequeño toro de oro, recuerdo lo feliz que me ponía cuando él me contaba estás historias, pero el tesoro más fascinante, según lo que me contó mi abuelo, descansa en un lugar muy conocido por mí, (pero esta historia la guardaré para mí), quizás un día me compre un detector de metales y me dé la vuelta por ahí. Cuando visito la zona que me vio crecer y paso por el frente de en dónde supuestamente están estos tesoros, no dejo de mirar hacia esos lugares. Creo, que estás historias y muchas más, que van desde temas de tesoros y temas sobrenaturales fueron formando en mi al escritor en desarrollo que soy. De tantas historias que tengo archivadas en mi cerebro, escribiría un libro de sucesos y leyendas que forman parte del folklor de la zona que me vio crecer
En estos tiempos modernos es difícil ver reunidos a un grupo de muchachos escuchando cómo los mayores les narran cosas parecidas, pero en mi desarrollo juvenil si, no existían aparatos tecnológicos con los cuales perder el tiempo, las anécdotas, no sé si llamarlas Literatura oral, era nuestro medio de entretenimiento. Ignoro si en verdad existen estos tesoros que les conté, pero varias personas en aquellos días, si lo creían y lo buscaban. Solamente debo agregar que detrás de cada historia hay algo de verdad. Esta narración puede ser tomada como un cuento o algo así, lamentablemente no lo es, yo les aseguro que lo contado aquí a mi persona, ocurrió, no es un invento ficticio, yo mismo fui testigo. Siempre es bueno recordar cosas que transportan a uno a revivir momentos que lo hicieron felices.
Debemos tomar en cuenta que toda la zona en que se desarrollan estas historias fue por donde Cristóbal Colón desembarcó por primera vez a su llega a la isla, sus primeras expediciones en la isla empezaron en esa zona y también sus primeras construcciones. Toda esa zona aún sigue virgen, yo mismo tengo fragmentos de objetos que fueron hechos por los nativos. Repito: toda historia tiene algo de verdad.