La siguiente entrevista se realizó el 13 de junio del 2024, dentro del marco de la asignatura “Seminario del Arte Dominicano”, impartida por la profesora Anitza Gutiérrez en la “Maestría en Artes Visuales, promoción 2023-2025” de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En ella se aborda el tema de la generación de los años ochenta en el contexto dominicano.

Miguel D. Mena

Yo te voy a… Esto es una conferencia dedicada especialmente al Kinki[1]. Los años 80 son idealizados porque en contraste con los años 21 o 24 en los que estamos viviendo, hay ahora mismo un gran desbalance en el aspecto de la cantidad de galerías en la vida cotidiana. Entonces, resulta que en los años 80 tú tenías en la Zona Colonial las siguientes galerías. Tú tenías las que han quedado, que son Casa de Teatro, que es la única que ha quedado, pero tú tenías también el Voluntariado de las Casas Reales, tú tenías la Casa Bastidas, tú tenías por ejemplo una galería muy importante que era Noveau, que estaba fuera, que estaba en la avenida Independencia, donde ahora hay un dealer de autos. 

Miguel D. Mena

Entonces la cotidianidad era que, también había una galería de los 80 que era en la calle Sánchez, creo, en la Mercedes, no sé bien. Entonces tú tenías muchas iniciativas. Además, los artistas tenían sus ateliers, por ejemplo Sejo (Luis Aguasvivas), tenía su atelier en el edificio Diez, que fue donde yo lo entrevisté. Entonces, aparte de eso, estaba la Cafetería [Cafetería El Conde]. Estaba una vida nocturna que estaba mediada por Drake, que era un bar frente al Alcázar de Colón, donde ahora está Pat’e Palo. Tú tienes Raffle’s, que estaba en la calle Hostos y al lado del Raffle’s[2] estaba El Village y estaban una serie de bares que hacían que la vida cotidiana en el Conde fuera muy intensa desde la mañana, con desayuno en la Cafetería del Conde, en el Palacio de la Ezquizofrenia, aquí y allá. 

Miguel D. Mena

Entonces el Conde andaba poblado, además de eso había un elemento muy importante que eran los cines. Los cines te daban una vida cotidiana donde tú podías ir a una exposición, también podías ir a ver una película. Entonces había cines en el Rialto, que estaba en la Duarte, estaba el Cine Colonial, que era muy importante, eran cuatro cines en la Noel. Entonces tú tenías una vida compacta, había más de 10 librerías en la zona colonial. De manera que los sábados tú podías ir a más de 10 librerías, y ver libros. Tú podías ir a la Casa Weber, que estaba en la Arzobispo Meríño, esquina Vicente Celestino Duarte. Tú podías ir al Instituto del Libro, que estaba en la Noel, tú podías ir a la Librería Dominicana, que estaba en la Calle Mercedes. Tú podías ir a la Casa Editorial Duarte, que estaba en el Conde con Hostos. Había otra librería en el Conde que era muy buenas, estaba la Libraría de la Trinitaria, que todavía se mantiene, es la única. Estaba en el Rinconcito de los Libros, que es una librería muy chiquita ahí en la Padre Billini. Había una muy importante, librería Hostos, frente al Parque Duarte. Entonces tú tenías un ecosistema cultural muy sólido a nivel de librerías, de cines[3].

Miguel D. Mena en la casa de su madre Gabina en San Carlos.

Miguel D. Mena

La oferta cultural era muy grande y, por lo tanto, había una especie de comunidad[4]. Lo que sucede es que hay un año, que es un año muy importante para las artes y para todo, que fue el año 86, que fue el año en el que volvió la guerra, fue el año del desencanto, con respecto al PRD. Entonces el país como que dio un giro hacia el pasado, porque en teoría, Balaguer representaba el trujillato y toda la cuestión. Entonces los artistas reaccionaron de una manera muy brusca hacia cierto conservadurismo, porque los artistas eran en cierta medida y siguen siendo una especie de empleado de lo gobierno. 

Miguel D. Mena

Entonces cada gobierno impone un estilo, una dinámica[5]. Por ejemplo, en la última etapa del balaguerismo, pusieron, se puso como moda el tema de los gallos. Entonces tú tienes un artista como, por ejemplo, Guillo Pérez, que de eso hizo un monopolio en torno a los galleros y toda la vaina, después editaron una serie de temas que se impusieron, el tema del nacionalismo con Bidó y la época del PRD. Porque hay estilos que impactan en la medida en que hay un discurso oficial, un discurso de posicionamiento oficial. Entonces tú tienes que, nada, cada partido tiene su pintor, cada grupo político tiene su manera de pensar artísticamente, tiene su grupo de artistas, etcétera. Entonces todo eso media, entonces el 80 era un momento donde también junto a todos esos artistas jóvenes que eran muy atrevidos, que trataban de hacer cosas y la mayoría de ellos eran muy mediocres, también surgieron tres artistas muy importantes, como fueron Tony Capellán, vino Belquis Ramírez y vino Jorge Pineda. 

Miguel D. Mena

Tony tuvo una formación muy local en el aspecto técnico, hasta el año 79. Entonces Tony se puso a investigar porque, en principio, él iba a ser un dibujante. Después de ahí, él se fue para Nicaragua a trabajar en una campaña de alfabetización en el año 81[6], y luego, cuando venía para acá, el sueño de él era quedase en Estados Unidos. Se quedó un par de años. Se fue de ilegal en el aeropuerto de Miami. Se fue hasta Nueva York y ahí fue acogido por su familia. Comenzó a romper brazos y sobre todo, comenzó a ver arte, mucho arte. Y Tony se metió en esa dinámica gringa. Y Tony, toda esa vanguardia, él se la aprendió de cabo a rabo. Cuando llegó a Santo Domingo, hacia el 83, por ahí, 82, 83, creo yo, Tony entonces, lo que hizo fue traer un paquete de afiches y poner en su casa un local donde su hermano hacía los marcos y ellos vendían afiches. Entonces ya, gracias al localcito de Tony que se llamaba “Contagio”, y donde su hermana era la empresaria junto a su hermano, que era quien hacía los marcos. 

Claudio Mena

¿Cómo se llamaba la hermana?

 

Miguel D. Mena

Alejandro.

Claudio Mena

El hermano. ¿Y la hermana?

 Miguel D. Mena

Se llama… Yo te digo ahorita el nombre. Entonces, ya el tema del cartel tomó otra característica, ya el cartel gracias a Tony se valoró de otra manera y ya los bares muchísimo locales muchísima gente como se va a comprar carteles artísticos. Eso influyó en que el papel fuera tomando cierta importancia. De ese papel se saltó al grabado, Tony se ha mucho grabado también y comenzaron campaña, comenzaron cosas y comenzaron cosas. Tony comenzó a ilustrar libros y por ahí entonces ya Tony fue como referente.

Miguel D. Mena.

Miguel D. Mena

El otro referente fue Jorge Pineda, que vino de Barahona en esa época, directamente de Barahona a la capital. Tenía una gran técnica exquisita del dibujo. El que mejor sabía dibujar de todos, realmente era Jorge Pineda y Jorge tuvo la suerte de irse a Francia. Entonces, él tomó toda esa tradición francesa, él aprendió muchísimo porque ahora tiene una gran capacidad de captación y él fue el que más… Entonces, en ese contexto, la que más se detuvo, con más tradición, fue Belkis. Quien más se quedó en el país, nunca salió, nunca hizo grandes cosas de estudios, hizo un par de residencias fuera del país, pero ella aprendió mucho la técnica del grabado con Consuelo Gotay[7] que era como la maestra así.

Miguel D. Mena

Y me la mencionó Alexis Guerrero, que de hecho, me mando una foto incluso. 

Miguel D. Mena

Sí, sí, porque ella era una maestra de todos ellos y ella quiso mucho. Y todos aprendieron de ella. Entonces, Belkis se asoció, comenzó a hacer reflexiones en torno a la historia. Belkis era una persona con una gran capacidad también de captación de cosas. Entonces comenzó una serie de experimentaciones: del grabado ella saltó a las instalaciones, hizo unos bosques y entonces nada. Esa fue la dinámica. 

Claudio Mena

No, pero qué interesante. O sea, yo, de las cosas que tú me mencionas, el tema, por ejemplo, de Tony lo desconocía, el asunto de que él había de repente como hecho grandes trabajos en los 80, porque hasta lo que tengo entendido, o sea, la mayor parte del trabajo que nosotros todavía conocemos, vino en los 90, cuando él empezó a hacer como las… 

Miguel D. Mena

Básicamente, Tony comenzó como dibujante, él dibujaba. Del dibujo, él pasó a la pintura. En la pintura él tuvo mucho éxito porque hizo una serie de hallazgos a nivel del concepto de los sueños. Tony era un grandísimo lector y Tony era un apasionado de la palabra y de la letra y de la música, entonces es algo muy interesante cuando tú puedes plasmar toda la literatura en lo que es tu obra y es tu vida. Entonces, Tony vivía en el arte, yo creo que la primera persona que yo conocí que asumió el pensamiento y el arte con una forma de vida y él, entonces, fíjate casi todos los artistas estaban pendientes de premios, de puestos oficiales en el estado, casi todos eran privilegiados con un puestecito en cultura, aquí y allá. Tony nunca trabajó en ninguna empresa. Él tuvo la suerte de caerle en gracia a una serie de galeristas como el primero, fue en Nader, por ejemplo, que le compraba la obra ya en un preview. Él nunca asumió la exclusividad, o mejor dicho, trató de romper con la exclusividad.

Miguel D. Mena
Escritor y Editor.

Miguel D. Mena

Entonces Tony, hubo un momento en los 90 en lo cual ya se sentía como que el medio pintura era un medio irrelevante. Entonces él ha comenzado a asumir el tema de la reflexión en torno al ambiente, en torno al mar, entonces su relación con el mar es una relación muy particular porque Tony siempre como era un niño de Tamboril. En su infancia, pocas veces vió el mar, y cuando él pudo tener el contacto con el mar, yo creo que el mar fue como su gran compañía. Entonces el mar fue tanto un sujeto que le quedaba el fondo de su casa, tanto fue una necesidad de verlo todos los días, él por ejemplo, en su última casa cuando lo desalojaron, él decía que él quería buscar un sitio, que la única condición sería que tuviera la posibilidad de ver un pedazo del mar y eso fue muy importante para él en esa casa, que en la segunda planta había un pedacito del mar y eso a él lo tranquilizaba. Y entonces el mar también se convirtió en un sujeto: entró a su obra de una manera muy radical y él se dio cuenta de cómo el mar traía del río Ozama, traía todos los desechos y cómo se va a hacer su teoría de todo el tema de los desechos, en un momento en el cual el mundo todavía no estaba consciente de la cuestión ecológica con ese nivel que la que está ahora. Después se dieron experiencias como la de Basurama[8], el español y el cuento, pero Tony fue como un preámbulo de todo eso y además, Tony fue creando sinfonías en torno al tema de los desechos. No lo idealizaba. Y entonces nada, el tema de Tony es que también, en un momento cuando surgen las redes sociales, él queda un poco atrasado porque no se quiso integrar. Él nunca tuvo un teléfono celular[9], él nunca tuvo. Lo único que tuvo fue un teléfono en su casa y cuando el teléfono perdió la vigencia, entonces ahí comenzó el declive de él como persona y como ser humano, porque él un poco se sintió ya marginal y la comunicación es básica para un artista. 

Claudio Mena

Ok. Entonces, y con el caso, por ejemplo, de Jorge, una de las cosas que yo identifique a partir de la retrospectiva de Happy, es que la mayor parte de las obras que él desarrolló en los 80, eran eminentemente carteles, o sea, como que Jorge de alguna manera tenía como más esa inclinación a la comunicación visual, que a las artes visuales, o sea, que a las artes plásticas quiero decir, no sé. Como que todo lo que yo he visto, por lo menos en esa exposición que hace conversar por el retrospectivo de esa época, o sea, que está firmado en los años 80, es como, eminentemente, carteles. 

Miguel D. Mena

Lo que pasa es que, con el caso de Jorge, habría que hacer una arqueología. Los museos privilegian el concepto de obra[10]. El concepto de obra que ellos pueden eventualmente acumular. Entonces, el Centro León es una institución que está muy mediada por un discurso de una o dos personas que tienen una valoración muy particular. 

Miguel D. Mena

Sara Hermann, en visita guiada a obra de José García Cordero, Premio Nacional de Artes Visuales 2023.

Entonces, esto no puede para establecer una verdad en torno a otro, llevarte ni de una retrospectiva, ni de una visión oficial, porque esa visión está muy sesgada. En este caso, por lo que piensa Sara Herman. Pero Sara Herman, en el momento de la formación de los años 80, tuvo totalmente alejada de ese grupo de personas, a pesar de ser la de la misma edad, no compartió con ellos. No jangueó con ellos, no fumó, no jodió, no se deprimió. Entonces, su visión es una visión muy esteticista. A partir de una institución. Una institución que trata de establecer modelos en función de otras instituciones. Entonces, aquí hay un saber muy sesgado por el tema institucional. Pero, por ejemplo, en el caso mío, ellos me entrevistaron y todo, yo les respondí un par de preguntas. Pero, al final, en el catálogo, no se refleja gran cosa de lo que yo les dije, en el sentido de a ellos no les interesa tener una visión de un artista, que esos artistas que se posicionaron en torno, por ejemplo, al discurso del machismo, el discurso de la represión, de toda la vaina política. Es decir, aquí es realidad el discurso oficial, es un discurso siempre muy apolítico. Jorge, Belkis, ni Tony, fueron políticos en el sentido tradicional de la palabra. Ellos nunca participaron de una marcha, o de una vaina en contra directamente. Ni se opusieron a ningún gobierno, ni hicieron política en el sentido tradicional. Sin embargo, su obra es una obra de ruptura, en torno a los cuerpos, al discurso de la corporalidad, etc. Hay muchos planos que, por esa lectura institucionalizante, el Centro León no te lo puede ofrecer. El Centro León es la única institución ahora que produce el pensamiento de arte. Porque el sistema cultural es tan débil en nuestro país y tan flojo, que una gente salta de un sitio a otro y aquí parece que no hay voces reemplazables. Entonces, Sarah salta, salta del Museo de Arte Moderno, del que ella dirigió, a ser la asesora del Centro León. Quiere decir que todo lo que tú has oído, arte dominicano, en el último 20 años, es Sara quien lo produce. Entonces, si tú llevas de Sarah, tú estás preso porque tú no vas a generar. Hay que hacer un trabajo de arqueología, que es un poco el tema pendiente. Ahora, la cuestión es que quien lo hace. ¿Cómo tú lo logras? Bueno, invirtiendo… 

Claudio Mena

Y en un contexto donde, básicamente, la documentación como que siempre está, no sé, en otro lugar. 

Miguel D. Mena

Claro.

Claudio Mena

Porque, por ejemplo, mira. Yo pienso que en el arte dominicano y de alguna manera, yo digo que cuáles son las fuentes de información que uno va a utilizar. 

Miguel D. Mena

Bueno, libros.

Claudio Mena

Ok libros. Chévere, uno. ¿Pero qué libros? Si la mayor parte de los libros que se producen son apoyados por instituciones como el Centro León. Entonces qué te digo. O sea, dónde uno puede. Armando los rompecabezas a partir la gente puede decir algo. 

Miguel D. Mena

Bueno, tú busca los catálogos. 

Claudio Mena

¿Dónde están los catálogos? Por ejemplo. 

Miguel D. Mena

Bueno, pregúntale a Henry[11], a ver, dónde están los catálogos.

 Claudio Mena

Está bien, en el caso de Jorge. Pero lo que yo quiero decir, en general, es que también como que no hay una tradición de documentar eso. O sea, ¿dónde uno puede conseguir? ¿En qué archivo se puede, de repente, encontrar algo para uno tener como una idea más amplia de eso? 

Miguel D. Mena

Si tú te propusieras, tú lo lograras. Ahora, el costo que tú vas a pagar por eso es tan alto y el beneficio es tan irrisorio, que seguramente lo mejor es que tú no hagas esa vaina. ¿Por qué? Porque tú te vas a enfrentar, por ejemplo, tú vas a tratar de generación del 80. En la generación del 80 hay un 98% de artistas que son mediocres, que no trascendieron ni van a trascender. Ahora, como tú trate el 80, tú tienes que mencionarlos, debes estudiarlos, debes tener una documentación. Tú debes hacer un trabajo sobre ello. Pero ese trabajo va a ser un trabajo, qué sé yo, como vacío. ¿Por qué? Porque la gente que realmente se merecen la mención, el estudio, son tres autores o cuatro autores. Hay que meter a Raúl Recio, que siempre se olvida y él es parte del 80. Él es el más joven del 80. Y Raúl Recio es… 

Claudio Mena

¿Y su trabajo no fue en los 90? 

Miguel D. Mena

No, no. Él comenzó en los 80, viejo. Él comenzó en el 85, fue su primera exposición. Cuando yo la vi, yo me puse loco porque él, en Noveau, la exposición se titulaba: “Raúl Recio, 1965-1985”. Y yo digo, mierda, el tipo está anunciando su muerte. Y esa vaina me chocó. Entonces Raúl siempre firmaba todas sus exposiciones, todas sus biografías. 1965 a mil novecientos tanto. ¿1980? ¿89? ¿Qué sé yo? Él siempre  metía el año en el que él hacía la exposición. Porque él es así. Entonces, Raúl es realmente el más auténtico de todos los 80, en el sentido de la relación de él con el momento. Él es el autor que se pone a dialogar con todos los mitos nacionales, del poder, con los guardias, y bufear con todo el mundo. En fin. Digamos, el autor más ochentero y más importante del 80, visto del aspecto histórico de lo que tipifica el 80 dominicano, es Raúl Recio, en realidad. No es ni Tony, ni Jorge. Jorge y Tony y Belkis, eran autores, vamos a llamarlo, internacionales. Tenían una preocupación, vamos a llamarlo, extra-insular. Pero si tú te pones a ver quién enfrentaba todo el tema en una dinámica muy Luis Días, era Raúl. Pasa que Raúl nació en el 65, tenía 20 años en el 85 y Tony nació a principios de los 50, Jorge nació a los 61, Belkis nació en el 58, 59. Es decir, que había como cierta contemporaneidad. Pero el Benjamín y el más ácido en todo era Raúl. Ahora Raúl dominaba todo, el grabado, dominaba el dibujo, dominaba la pintura, todos los géneros. Ese es el genio del 80. Lo que pasa es que Raúl, por su carácter, él brega mucho con Lyle[12]. Él no tiene mucho que decir con el Centro León. Por lo tanto, él no es un autor justi-valorado en el país. Él no es un autor que tenga aquí la posición, porque él también es un loco, él te habla de cualquier mala palabra, y vaina y la burguesía no le gusta, ese tipo de gente como Raúl. Entonces Raúl es una gente minusvalorada. Pero Raúl debería tener una posición al nivel de la que tiene Jorge, porque tiene un trabajo igual de bueno. Lo que pasa es que el trabajo de Jorge es más valorado por los galeristas que el de Raúl. Raúl ha tenido a Lyle, ha tenido una serie de galeristas, él es un loco pintando vaina. Y pinta vainas absurdas, pinta gánsters y pinta esto, lo otro. Lo de Jorge es más práctico para tú ponerlo en un apartamento de un joven arquitecto. Eso no quiere decir que sea malo, quiere decir que es un gusto más de la normalidad. 

Miguel D. Mena. Foto: © Mery Ann Escolástico
Fecha:01/09/2021

Claudio Mena

Ok, y en la parte por ejemplo de la literatura. ¿Cómo tú ves los 80? ¿Cuáles eran los autores que a ti te parece que tenían como un discurso que se alineaba con ese contexto y con esas lógicas que estaban pasando en el mundo? 

Miguel D. Mena

Bueno, el primer autor y el más interesante soy yo mismo. 

Claudio Mena

(Risas) 

Miguel D. Mena

¿Y quién más? ¿Qué sé yo? Eso. Hay muchos autores dominicanos que son fascinantes en el primer libro y después los otros se convierten en libros sumamente aburridos. Y eso es un trauma que hay, superar el primer libro. Y ahí hay un chorro de autores que yo te podría mencionar. Lo tuyo no es hablar de literatura, lo tuyo es hablar de pintura ahora. 

Claudio Mena

Sí, pero cuando uno piensa también en esa generación, o sea, en esa época, porque generación es como un término un poco, no sé. Pero sí, o sea, uno debería de repente también pensar en qué estaba pasando en la literatura. 

Miguel D. Mena

Ah, no, claro. Tú tienes un libro de C. G. Manuel que se llama: “Manicomo de Papel”, que fue uno de los libros más importantes. Tú tienes el libro de Médar Serrata, tú tienes el libro de Amable López, “Estos días iguales”.  Tú tienes el libro de José Mármol, sobre el primer libro de él, que no sé cuánto cómo se llama. No, son libros que tienen hallazgos y cosas sumamente interesantes.  El libro de Marta[13], que fue muy importante y que no ha sido valorado, como debe ser. Son libros del 84. 

Claudio Mena

Y ven acá. A mí me mencionaron de que había una novela que ella escribió. ¿Cómo se llamaba esa novela? No la que ella escribió en los 90 que era como “He olvidado tu nombre”.

 Miguel D. Mena

Esa es la novela que ella escribió. Ella no escribió ninguna otra novela.

Claudio Mena

Pero ok. Pero esa fue en los 90 que la escribió. 

Miguel D. Mena

Sí. Se ganó el premio en el 95, creo, por ahí.

Claudio Mena

Bueno, en el libro la mayoría de los que se lanzan son de los 80. 

Miguel D. Mena

Manuel García Cartagena.

Sí, esa es la novela de los 80 por excelencia. Hay una novela del 80 también, que se llama: “Aquiles Vargas, el fantasma”, de Manuel García Cartagena. También esa es una novela del 80. Interesante, digamos. Habrá perdido vigencia, pero es interesante. Hay muchos chismes buenos ahí.

Claudio Mena

Bueno Miguel, gracias. 

Miguel D. Mena

Muchas gracias. Te enviaré la factura. Bájate lo' panty.

[1] Este es un apodo de cariño que Miguel le dice a Claudio Mena, su sobrino, quien llevó a cabo la entrevista.

[2] Raffle’s, estaba en la esquina de la calle Hostos con Luperón y justo al lado, estaba El Village.

[3] Había una vida compacta en donde convergían muchos artistas, en donde se congregaban los más jóvenes y donde, en definitiva, articulaban sus narrativas vitales.

[4] Si algo pudiéramos decir del ecosistema artístico de los años ochenta, por lo menos en Santo Domingo (que era el espacio donde pasaban la mayor cantidad de actividades culturales), era el gran sentido de comunidad y pertenencia. Los artistas de los ochenta manifestaban un sentido de pertenencia y tenían una vida cultural muy activa.

[5] Esto es sumamente relevante, ya que plantea que el arte reacciona a partir de las dinámicas del poder y se condiciona por ello. Este es uno de los temas más recurrentes en el pensamiento de Miguel.

[6] La jornada a la que Miguel hace referencia se llamó “Cruzada Nacional de Alfabetización”, o “Héroes y Mártires por la Liberación de Nicaragua”. Ver referencia: Hace 44 años inició la Cruzada Nacional de Alfabetización. (s.f.). Radio La Primerisima. https://radiolaprimerisima.com/hace-44-anos-inicio-la-cruzada-nacional-de-alfabetizacion/ También ver esta referencia: Cuando Tony Capellán estuvo enseñando a leer y a escribir en Nicaragua. (s.f.). ESENDOM. https://esendom.com/huellas-de-la-historia/2018/1/4/cuando-tony-capelln-estuvo-enseando-a-leer-y-a-escribir-en-nicaragua

[7] Esta misma información me la confirmó un muy buen amigo de Tony, Alexis Guerrero. Consuelo Gotay era es una persona que fue muy querida tanto por Belkis, Tony y Jorge, quienes aprendieron la técnica del grabado por ella, quien fue su maestra.

[8] Basurama es un colectivo dedicado a la investigación, creación y producción cultural y medioambiental fundado en 2001 que ha centrado su área de estudio y actuación en los procesos productivos, la generación de desechos que éstos implican y las posibilidades creativas que suscitan estas coyunturas contemporáneas. Ver más información en: https://basurama.org/

[9] Así es. Tony nunca quiso tener un teléfono celular. Este dato puedo corroborarlo personalmente. Además de que Marianne De Tolentino también habla de ello en una ponencia que dio en el Centro León en torno al trabajo de Tony en conjunto con otras personalidades como Sarah Herman. Ver video: Centro León. (2019, 4 de julio). Centro León. SEMINARIO INTERNACIONAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO TONY CAPELLÁN [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Rw2ITcoIVSQ

[10] Esta parte es muy interesante, ya que habla un poco de la relación e intencionalidad del museo en la construcción de la narrativa de un artista. En cierta medida, un museo plantea toda una mirada, en ocasiones, sesgada por el gusto y la subjetividad de la figura de autoridad, en ese caso, del curador, quien define una narrativa que pretende condicionar la experiencia estética y guiar al rebaño de espectadores ansiosos por que se les explique la obra.

[11] Miguel se refiere a Henry Mercedes Vales, pareja de vida de Jorge Pineda y actual director de la Dirección General de Mecenazgo.

[12] Lyle O. Reitzel. Director de la galería que lleva su nombre, cuna de los artistas que generan hermosas piezas que terminan en colecciones privadas de la burguesía.

[13] Se refiere al libro “20th. Century (aun sin título en español)”, de Martha Rivera.