Introducción

Leyendo y rastreando textos en WhatsApp, y, luego,  memorizando en silencio dentro de mi pensamiento, me llega al disco duro un interesante artículo escrito por José Rafael Sosa, donde recuerda las librerías desaparecidas y recoge las todavía existentes en Santo Domingo, que, por lo visto, lo pone nostálgico, apenado y triste, por lo que aquella vez fue, y hoy en pleno siglo 21, con todos los avances progresivos y tecnológicos, se han perdido, porque no existen, escribiendo entre lágrimas y llantos:
“Éramos más pobres, más aldeanos, más humildes, pero teníamos más librerías. Muchas más. Extraordinarias. Gracias, Cuqui, por devolvernos tanta querida memoria de esos centros de luz que son las librerías y esos seres fuera de lo común que son los libreros. A ellos mi agradecimiento”.
Y muy cierto. Recuerdo que para 1978, fecha cuando me inscribí en la UASD, la ciudad universitaria estaba sitiada por varias librerías, administradas y dirigidas por hombres y mujeres ricos en saberes sobre libros, e igualmente, ocurría en la zona colonial, además del garaje con sus libros usados. Pero hoy en día, tal vez una o dos permanecen vivas. ¿Y cuál fue la causa de tan drástico letargo? Sin duda alguna, que la ausencia de lectores, de esos que ven la lectura como un faro de luz abierto hacia el mundo del conocimiento, y como en esta época no se lee, tampoco se venden los libros. Esa fue la razón por la que quebraron y cerraron.
Los estudiantes que tenemos en las aulas se niegan al conocimiento, a la adquisición de nuevos aprendizajes, interesándose solo por una nota para aprobar el examen, y luego un título. Pero también los maestros-escuelas activos caen dentro del mismo encerramiento.
 Como quien dice, ¿para qué leer? No les importa la cultura ni el saber, siendo la literatura la que sufre la peor de la enfermedad cancerígena, y a la poesía, digámosle adiós. A nadie le interesa leer poesía, y la verdad es que el mismo poeta es culpable de sembrar esa apatía en los jóvenes con su tendencia a llamar poesía lo que no tiene poesía. Porque los que escriben no tiene estética, ritmo, armonía, musicalidad ni sentimiento, ni un referente por el cual se inspiró.
Esa musa de la que hablaban los clásicos murió con la modernidad. Así surgen las denominadas: poesía cuántica, poesía matemática, poesía interiorista, poesía negroide, poesía metafísica, meta-poesía, poesía experimental… y otras, lo mismo que en la narrativa: el microrrelato, minicuento, llevando el verdadero concepto de cuento a un funeral. Pues en esta nominación, hay que decir también, que los concursos literarios premian los libros, sea de poesía, novela o cuento, no por su calidad temática y valor literario, sino por las innovaciones, que es una manera de incentivar la dificultad de asimilación en el lector.
Agregando, además, que cuando vienen a reunirse para deliberar el ganador, ya este tiene nombre y apellido: uno del anillo. Pues la poesía, como todos los que trabajamos sobre el discurso poético sabemos, que es un fenómeno complejo y diverso, que requiere de una constante adaptación a las necesidades, intereses y características de cada lector, y cada contexto, estas se ensamblan con palabras para hacer versos. Pero jamás debe olvidar el consumidor que va a asimilarla.
 El poeta debe tener la libertad y la responsabilidad de elegir el estilo que el considera más conveniente para escribir y dejar plasmadas sus ideas sobre la página en blanco. En la libertad y manera de escribir violentando las preceptivas y normas establecidas está el daño contra la literatura, y de forma particular, la poesía. Porque se ha olvidado del personal consumidor, que es el lector.
 El poeta escribe para él y no para el lector. Si los poetas desean conservar y ganar nuevos lectores, es mejor no ponérsela difícil con esa escritura hermética y fría, ausente de sentimiento, de emoción y estética. Hay que volver a los clásicos.
Leer estas poesías de la nueva trova es como leer un código de derecho penal. En ellas no hay disfrute ni deleite.
El concepto clásico del término poesías es, “expresión de la belleza por medio del lenguaje artístico (en prosa o en verso)”.
 Otra definición de poesía es, “un género literario escrito en verso o prosa que se caracteriza por expresar ideas, sentimientos e historias de un modo estético y bello. Se vale de recursos poéticos con los que expande las fronteras del lenguaje”.
Pero los jóvenes cultores del verso rompieron las normas, no para mejorar sino para empeorar. Han cualquierizado el valor del poeta y el término poesía, al llamarse poeta cualquier patán ensamblador de palabras. Esas aterradoras expresiones en torno a los jóvenes poetas y sus composiciones no encajan en José Elías Muñoz.
Este poemario nos habla y nos dice de un vivir que se adentra en un cuerpo a cuerpo hacia los sentimientos, que no puede ser otro más que el amor hacia la mujer. Su esposa y la mujer universal.
Me refiero al poemario Entre el tiempo y el espacio, de José Elías Muñoz, su segundo libro cuyo tema de inspiración es el amor, su sentimiento hacia la mujer en todas sus facetas. Pero en especial, el amor a la pareja, el amor carnal. Veamos:
"En el surco de tu vida / he sembrado la semilla / de mi existencia… / y el rocío de tu paciencia / Ha germinado mi presencia / en el boscoso terreno / de nuestro tiempo espacio… ¡Sesenta años!" (Tiempo espacio, Pág. 19).

Con el título, "Unas Palabras, a manera de introducción al poemario, el autor expone su concepción personal respecto al término: Poesía. Veamos:

“La producción poética es un galanteo que se produce frente a un referente murmurador, el cual provoca un ruido interior en el poeta, obligándolo a exteriorizar todo cuanto siente.

El ejercicio escritural brinda la posibilidad de la vida permitiendo una conexión con lo más gozoso de ella.

Escribir poesía es una actividad que sumerge a su hacedor en un estado trascendente, y lo sitúa en una esfera donde la sinrazón, auspiciadora de la desigualdad social y de las inequidades, no tiene cabida.

La más alta misión del poeta es fabricarle el remedio antídoto a la arista que nos presenta la vida.

La poesía es la válvula de escape colocada entre el estado de angustia y la felicidad intrínseca del poeta, que lo extasía en un lecho antitético.

La más alta expresión de la reflexión está contenida en la poesía. Ella refleja la capacidad de síntesis del bardo, quien, por su conducto, indiscreción sus interioridades, creando expectativas en el enunciatario. Esa es su intención.

Especte. Escriba. Deleite.”

La obra tituladaEntre el tiempo y el espacio, de José Elías Muñoz, quien es educador, poeta, articulista y ensayista, nacido en Santiago de los Caballeros, 1956, está integrado de 54 poemas breves, tan cortos que muy pocos pasan los diez versos, girando entre tres, cuatro y cinco palabras cada uno, y solo los poemas “Mirada saliente” (pág. 57), “Lunar” (pág. 75), “Nunca Resucitaría” (pág. 77) y “Adiós, poeta hermano”, Claudio Pacheco (Pág. 82), contienen 19, 20, 20 y 18 versos respectivamente, distribuidos en 82 páginas, más la presentación escrita por su autor, cuyo título es “Unas palabras” (págs. 9-10), un estudio preliminar, a cargo de Juan Antonio Mena en las páginas 11-16, una dedicatoria (pág. 17-18), y en la contraportada, las opinión de satisfacción hacia el poeta de Thelma Arvelo, la negra retinta, quien es su media naranja eterna.
El poemario contiene 10 ilustraciones internas, una foto del autor en la solapa, acompañada de una breve biografía. El diseño de la portada es de “Ensueño” y tiene color crema, con una pintura en el centro de Claudio Pacheco, cuya diagramación y corrección recae sobre, Denisse Sánchez y Vilma Martínez. Impreso en los Talleres Gráficos de la Editora Universitaria (UASD), Santo Domingo, R.D., julio 2021.
 
José Elías Muñoz resucitó el tema del amor y lo hizo suyo en su primer poemario y lo aclimató con el presente volumen, con su poesía cargada de sentimentalismo, de amor, de sensualismo y siempre abierto hacia la mujer, su pareja, temática iniciada, repito, en su primer poemario, titulado “Depresión y Ternura” publicado en el 2006. Él es el José Ángel Buesa del siglo XX1 cantando al amor, y el Pablo Neruda con sus “20 poemas de amor y una canción desesperada”, “Cien sonetos de amor” y “Los versos del capitán”.
Es tal como escribe Juan Antonio Rosario Mena, en el prólogo: “En sus poemas, José Elías Muñoz, poeta de la vida, nos recrea con sus poemas: “Hoy”, Huestes”, “Mis sueños”, “Sí”, “Sed”, “En tu cuello”. Y Continuando el mismo poeta en la dedicatoria, expresándose así: Thelma (Novia eterna): Mientras “Duermo” sobre el “Tiempo espacio”, un “Lucero” alumbra mi “Angosta pasión” y, al despertarme “Exhausto”, me extasío en el “Tiempo memorable” … remontándome al “Cosmos”. (Pág. 17).
Ahora me toca transcribir cinco poemas cortitos, pero cargado de profundo sentimiento y sensualismo:
“Libo el néctar de tu presencia/ saboreo el dulzor de tu ternura/ duermo en el lecho de tu paciencia/ me enternezco en tu negrura…” (Duermo… pág. 23).
 
“La incertidumbre/ caminaba sobre mis pasos/ hasta que llegaste tú/ camino de certidumbre…/ estrella de mi vida…/ lucero de mi existencia…/ sístole de mi diástole/ bálsamo de mi alma… ("Lucero", Pág. 24).
“Duermo en el lecho/ de la fragilidad de tu sonrisa/ me arropo con la sombra de tus ojos/ despierto exhausto…/ me revuelco en el redil/ de la comisura de tus labios (Exhausto, Pág. 26)
“Por tu partida/ mis ojos entristecen/ empapan de soledad mi mirada/ aumentan las ansias de irme contigo/ iluminan el camino de tu despedida/ se resisten al tormento de tu adiós. (Por tu partida, pág. 45).
“Cuando la lluvia/ esparce su gemido/ sobre el lomo/ de tus recuerdos/ mi corazón palpita/ al ritmo de la melodía/ de tu adiós.” (Melodía, Pág. 76)
Muñoz, José Elías, "Entre el tiempo y el espacio". Editora Universitaria, UASD, Santo Domingo, D.N., julio 2021.