Durante mi reciente estadía en Ciudad México tuve la ocasión de compartir con Carmina Estrada, actualmente jefa de la Unidad de Revistas y Publicaciones de la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Carmina Estrada nació en Santo Domingo, de padre español y madre dominicana. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Apostolado, colegio que según dice, le permitió adquirir una sólida formación gramatical que le serviría hasta ahora como traductora y editora. Realizó estudios de Arquitectura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y más tarde al emigrar en 1985, Teatro, en la UNAM y en el Nucleo de Estudios Teatrales.

Como ambos compartimos la experiencia migratoria y el encauce que esta implica con sus momentos de dudas, a la vez que de gran libertad, aún tratándose de dos países de acogida diferentes (Francia, en lo que me concierne),

una cierta hermandad ligada a nuestros transcursos nos une, en la que están presentes a la vez nuestro origen común y nuestra pertenencia a la cultura latinoamericana.

En el caso de Carmina Estrada, se me hace evidente, en el marco de sus funciones, situarla como heredera de los aportes de Pedro Henríquez Ureña quien habiendo llegado a México en 1906 formó parte del grupo de jóvenes literatos que se incorporaron a la Revista Moderna, con los que fundaría más tarde la revista Savia Nueva y, finalmente el célebre Ateneo de la Juventud, acompañado por José  Vasconcelos y Antonio Caso desde donde elaboraron el proyecto de replantear la Universidad. dejando su huella en el hermano país y convirtiéndose en uno de los humanistas hispanoamericanos más importantes.

Como parte sustancial de sus funciones, Carmina Estrada coordina el proyecto Punto de Partida desde el año 2002. Fundada como revista en 1966 por Margo Glantz y Gastón García Cantú con el propósisto de dar voz a los estudiantes universitarios en años convulsos, sus objetivos están dirigidos hacia el apoyo de la creación literaria joven. El proyecto actual se concentra en tres líneas de acción: 1- dos revistas periódicas, Punto de Partida y Punto en Línea (digital,  de la que hoy se festeja el decimosexto aniversario). 2- Concurso literario y gráfico de Punto de Partida cuya vigencia es manifiesta en la actual edición 54 y que es un verdadero semillero de voces en la creación literaria mexicana y, 3- la colección de libros de las Ediciones Punto de Partida, distribuidos a través de las librerías de la UNAM y de la página de libros de dicha universidad. Su labor de editora se extiende a otros proyectos fuera de la UNAM, especialmente en catálogos y libros de arte. Ha compilado también las antologías de poesía Un orbe más ancho, 40 poetas jóvenes (1971-1983), (Ediciones Punto de Partida UNAM, 2005) y Transfronterizas (Ediciones Punto de Partida UNAM, 2016). En esta última fueron incluidas las dominicanas Jennifer Marline Rodríguez y Neronessa. Es también coautora del libro de arte Un lugar común. 50 fotógrafos y ka Ciudad de México (A Punto Editorial/Gobierno de la CDMX, 2015). Publicaciones coordinadas o editadas por ella han recibido diversos reconocimientos de la CANIEM (Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana) y el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia).

Carmina Estrada.

Carmina Estrada empezó su labor editorial trabajando como freelance para Editorial Trillas, donde se publicó su traducción al español de Historia de la arquitectura, de Stephen Gardiner (Trillas, 1994). Además de sus funciones actuales ha sido igualmente editora de la revista Universidad de México y jefa de redacción en Los Universitarios. Ha editado igualmente varios números de la revista digital www.puntoenlinea.unam.mx que concierne tanto la escritura como el arte gráfico y que está abierta a las proposiciones individuales sin límite de edad.

Nos dice Carmina Estrada que las plataformas digitales han potenciado el Proyecto Punto de Partida involucrando un grupo de jóvenes editoras y editores y recibiendo cada vez más colaboraciones en cada convocaroria. Una parte importante de las o de los jóvenes que publican en las revistas o cuyos libros han sido publicados o que han ganado el concurso, han seguido y siguen el camino de la creación literaria, reciben becas, obtienen premios, publican en otros espacios editoriales, independientes o institucionales. Es el caso de la bajacaliforniana Yaroslabi Bañuelos cuyo libro de poemas Inventario de las cosas perdidas que integra de manera notable elementos de la cultura pop y la sociedad de consumo, por el que la autora recibió hace poco el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer. Esto confirma la idea de que Punto de Partida sigue siendo un verdadero semillero de voces en la literatura mexicana como lo ha sido desde su fundación. El proyecto apunta no solo a autores, sino a nuevas comunidades lectoras, que son uno de los pilares de la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura. También está la parte formativa: contribuir a que jóvenes  se interesen por el oficio de la edición y se impliquen con los autores.

En lo que se refiere a las actividades editoriales durante la pasada pandemia, nos comenta que la difusión de la literatura por los medios digitales, mediante múltiples plataformas, ha permitido conocer y escuchar autores, lo que hubiese sido imposible en modo presencial. Del mismo modo se facilitó la toma de talleres en línea sin importar la ubicación geográfica. Piensa, que estas formas de difusión y consumo han contribuido a la “democratización” del acceso y a la formación en la escritura. Por ende, cree que la pandemia dejará una interconectividad que beneficiará a la literatura, tanto en públicos como en herramientas para la creación.

Así, el proyecto dirigido por Carmina Estrada concierne tanto el descubrimiento de nuevas voces literarias como la formación de jóvenes en la edición, contribuyendo a partir de la institución universitaria a la consolidación identitaria. Al leer el ensayo de Violeta Orozco, Cómo recorrer una ciudad sin despertarla (Ediciones Punto de Partida 24, 2022) quedé maravillado con esta joven autora, titular de varios premios internacionales cuya escritura parte de ese “centro” nuestro, latiinoamericano que se me antoja heredero también de las ideas de Pedro Henríquez Ureña y demás intelectuales que transformaron las Humanidades en nuestro continente.