(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez)

La memoria, como visualización y recuerdo de los hechos, se constituye en un archivo mental efectivo y pertinente. El sujeto puede proyectar su memoria, apegado a la estricta realidad de los hechos que pasan por su pensamiento o los puede ficcionar o transformar, por encima de la realidad comprobable, intangible o tangible.

En esta obra que se nos presenta con un cuerpo o diseño narrativo nivelado, encontramos una panorámica diseñada en el ambiente familiar. Hay una cotidianidad de lo filial y cotidiano, como referencia que encuadra cercanías y vivencias, vecindades muy propias del sujeto-autor.

Los personajes se nos cruzan por el recuerdo y, como lector, se parecen a nosotros, o somos nosostros mismos, situados allí por una referenciadidad vital, dentro de la trama sostenida por el sujeto-autor, para ir hilvanando su acontecer y contarlo a su modo, procurando sorprendernos, desde sus conflictos, a partir de su discurso narrativo.

Esa novela está estructurada en catorce capítulos, previa a una presentación, más una introducción, una larga lista de agradecimientos, a personas que, al final, entran a formar parte del entramado de los hechos, como sujetos actuantes en algunas de las escenas espaciales o temporales de la novela. Además, consta de un apéndice, con datos muy personales que entiendo no debió consignarlos en ese texto.

Otra situación gráfica que no le es muy apropiada a esta novela, es la falta de ilustraciones que permitan darle más vida y llamadas de atención al lector.

Esta novela de Ramón Núñez Hernández (23-1-1955), fue editada por "Tiempo de nosotros", Editores. Santo Domingo, República Dominicana. 2021. Consta de 202 páginas. Con diseño de portada y diagramación de Harold Frías Maggiolo y Enmanuel Núñez Arache.

"En el álbum familiar" es una novela que registra el transcurrir viral de amigos, vecinos y conocidos del autor, quien los sitúa, a su antojo, en cada uno de los cuadros accionales que intervienen en la obra.

Esta es una novela de la memoria del convivir familiar cotidiano.

En esta obra, como lector irreverente, me fue fácil mirarme y ver a personajes reales, accionando, desde la mirada ficcional del autor, porque como bien responde su título, está enmarcada en el existir de lo familiar, de lo cercano al existir del sujeto-autor y su transcurrir por este mundo, ya sea como niño, adolescente o como adulto, nacido, como yo, el mismo día acuariano.

Hay aquí la confesión advertida de un lector voraz, que, como personaje intransigente, nos declara su devorar libros (desde la lectura), que abarcan desde la literatura nacional, al mundo creativo de los clásicos (ver pags. 33/ 37).

Ahí tenemos a un personaje que es el mismo sujeto-autor, sentenciando sobre parte de la música actual, la que califica como (…) "una polcilga", mejor conocida como "música urbana". "Una pocilga de música" (pág.33) (…).

Hay esta novela el deshago de unos personajes, aborreciendo los hechos de su tiempo que no se corresponden con su concepción del arte, de la identidad y del vivir.

Más que un referente de la memoria familiar, es una panorámica crítica a este hoy que transcurre entre la inmediatez y la incertidumbre.

Con esos juicios no pretendo contradecirme y, si así ocurre, no me arrepiento, porque la lectura, desde el razonamiento crítico, conlleva a posibles contradicciones, en un momento determinado de su reinterpretación del discurso.

Nada es estático y menos en ese vínculo constante e inseparable que hay entre la sociedad, la lengua y la literatura, como resultado del acto creativo, por parte del escritor.

No quiero terminar esta posición crítica, sin observar que hay aquí, también una mirada erótica. Veamos:

(…)"-Tengo unas ganas inmensas por abrirme a la vida y que la vida se abra a mí. Vivirla. Bailar. Gozar. Sentirme ser mujer y hacer sentir. Hacer el amor, desnuda solo en traje de Adán y Eva. Descubrir el mundo prohibido. -¿Tú podrías ayudarme, Charles? ¿Me deseas o no me deseas? Sé que siempre me has deseado. Entonces, ámame apasionadamente porque aquí me entrega tus brazos" (…). (pág. 56).

Esa es la voz de Kísbel Disnalda, personaje que, sin ser yo, como lector, un vulgar indiscreto, puedo conocer y decir que la he tratado y que la conozco, aunque no sea esta versión, parte de mi mirada interlectora.

Entonces, puedo concluir diciendo que no sólo hay aquí una crónica cuestionadora sobre la vida, en esta sociedad consumista y consumida, sino que también es el trasiego de "la matatana", ya que, "manejar con ella al lado es una vaina porque quiere guiar y dar órdenes" (…). No le quita la vista al volante y al millero, solo para observar la velocidad". (Pág. 161).

Yo espero que, a pesar de algunas monotonías de los personajes que aquí conviven, tú, como yo, también te puedas reinterpretar en estas escenas de nuestro vivir citadino, aunque, a veces, te entren ganas de arrancarle el cocote, a esa matatana. Así de simple. Sin petulancias.

 

Julio Cuevas en Acento.com.do