Domingo Moreno Jimenes es un poeta fundamental de la República Dominicana, nació en 1894. Luego de iniciarse como poeta modernista decide cambiar los rumbos del quehacer literario del país creando en 1921 el Postumismo.
El Postumismo fue, de hecho, el primer movimiento poético propiamente dicho, de la literatura dominicana, la primera reacción y ruptura, en el país, con el Modernismo. Y le dio este nombre porque tenía la convicción de estar escribiendo una poesía que sólo sería comprendida más tarde, cuando ya el autor no existiera.
Se trata de un movimiento enteramente revolucionario, libre e innovador que trajo muchas cosas nuevas. Por ejemplo, promovió y difundió en el país el verso libre que, a partir de allí, se convirtió en una práctica corriente entre los poetas, y esto fue capital para las letras dominicanas, ya que le mostró un nuevo camino a los escritores, que significaba libertad, espontaneidad, romper con las trabas que esclavizaban al creador, para ofrecer un verso más natural y más moderno.
Otro aporte importante del Postumismo fue el haber introducido en la poesía dominicana el tema de la tierra y la cultura de ese país, tratando en sus poemas a seres de carne y hueso, buscando oponerse a los modernistas que se referían, de manera muy marcada, a cisnes, a hadas, a princesas y a reinas.
Otro aspecto original y nuevo en la literatura nacional lo introduce Moreno con su concepción de la poesía como algo sagrado, asumiéndola como un misionero de ella. Nuestro autor pasó más de 20 años recorriendo toda la geografía nacional, para difundir sus nuevas ideas sobre el arte, motivar y promover la poesía en los jóvenes y también para poner a circular sus poemas. Por ello se le llamó el” poeta nómada” o el “Misionero” de la poesía. Esta manera de entender y “practicar” la poesía es único, no sólo en la lírica nacional sino también en el contexto universal.
Domingo Moreno Jimenes fue un poeta multifacético por ello encontramos en su poesía de la segunda y la tercera fase una nueva vertiente, un poeta metafísico. Él es, en efecto, el primer poeta metafísico de la literatura dominicana. En repetidas ocasiones, se refiere al tema de la muerte o se interroga, además, por el origen, el destino y la reintegración del hombre. Moreno gira su vista con agudeza hacia lo transcendente, interesándose en inquirir sobre lo que nos une con el Todo.
Al final de su recorrido Moreno termina espiritualizándolo todo, o sea, cree ver en toda una manifestación del espíritu, revelándose además en tanto que místico. El autor especula y medita, convirtiendo el verso en un medio de interrogar lo desconocido. Nuestro vate despierta en nosotros un sentimiento cósmico, religioso y místico.
Moreno fue además un poeta experimental si pensamos en los Triálogos, ensayo innovador que emprendiera, en 1943, junto a otros dos creadores, – Alberto Baeza Flores y Mariano Lebrón Saviñón – una nueva aventura literaria, absolutamente distinta, tanto en la literatura dominicana como en la hispanoamericana de la época, que el poeta definía: “en búsqueda de una poesía tridimensional o a tres voces.” Se trata de una poesía colectiva con ciertos rasgos o matices surrealistas, cuyo objetivo apuntaba hacia la búsqueda de una nueva proyección de lo poético.
No menos importante es Moreno en tanto que pensador americanista, uniéndose a esta corriente ya existente en la historia del pensamiento latinoamericano y que tiene sus antecedentes en Andrés Bello, José Martí, José Enrique Rodó y Pedro Henríquez Ureña.
Toda la evolución del poeta lo trato en detalles en mi libro "El recorrido poético de Domingo Moreno Jimenes". Este trabajo fue originalmente mi tesis doctoral en francés, presentada en la Universidad París 8, Francia, en 1998, en él realizo un estudio de toda la obra de este significativo vate dominicano. Luego, en 2001 publico el libro en español y lo presento en Santiago y en Santo Domingo.
ALGUNOS DE SUS POEMAS
“ALBRICIAS”
La creación es afirmación
y no negación:
crean los pájaros en las jaulas del espacio,
crean las hojas en la tierra húmeda y hosca,
crean los niños en los vientres del abismo,
crean las madres en los yermos del espíritu al llorar,
y el dolor,
que nos ata a lo más grande y lo más ínfimo,
para el ciego será luz,
para el mártir luz tendida
en el éter de la onda, lo incorpóreo, el mundo y Dios;
¡para mi alma,
arcano y luz!
“LIGELIA”
Tengo una novia
trigueña y silenciosa
que me ama en la sombra.
Sus dientes son joyas de marfil
y sus manos parecen rosas;
tiene unos ojos mágicos que asombran y deslumbran
y ella toda,
es como una libélula que huye
o un río que se desborda.
No sé si es el temor
que me la roba
o un celo sombrío que la guarda;
ello es que siempre sola
la descubro,
y cuando trato de atraerla a mi dominio se encoleriza como una loba.
Tengo una novia
trigueña y silenciosa
que me ama en la sombra.
“EL HAITIANO”
Este haitiano que todos los días
hace lumbre en su cuarto
y me llena las fosas nasales de humo;
este haitiano
que no puede prescindir de la cuaba,
y prefiere tabaco del fuerte
y aguardiente del malo,
es bueno a su modo,
y a su modo rico,
y a su modo pobre.
¡Benditos los seres que maltrata el hombre!
¡Bienaventuradas las cosas humildes
que se yerguen siempre sobre el polvo frío de todas las cosas! . . .