El tiempo entre costuras es una novela de María Dueñas que, aunque publicada por la editora Planeta en 2009 y republicada en 2018, vale la pena traer a colación dado los últimos acontecimientos bélico, por ejemplo, la invasión de Rusia a Ucrania.  Son muchos los tópicos que se pueden resaltar de esta, tanto de sus recursos literarios como por el contenido. Más allá de los valores estéticos, humanísticos, los recursos retóricos y expresivos, propios de la literatura es importante poner en relieve el contexto histórico en el que se desarrolla esta narrativa; del cual la humanidad parece no haber aprendido lo suficiente, como para evitar por todos los medios las guerras y los regímenes totalitarios. Esto así, porque lo que aparenta en principio una historia de amor convencional, va tejiendo su trama con un conjunto de ideologías y hechos sociopolíticos que sellaron la España de la década de 1930, la guerra civil, las bases del Franquismo y la segunda guerra mundial. La novela consta de dos partes que coinciden con dos personas, dos identidades, que, aunque distintas, dan vida al mismo personaje y protagonista de la historia; Sira Quiroga.

La primera, gira en torno a la primera identidad de vida Sira Quiroga, quien crece en una sociedad con grandes desigualdades, situada en la parte baja de la pirámide social española de la tercera década del S. XX.  Hija de madre, soltera, modista de oficio y empleada de un taller de alta costura, asalariada por una suma de sobrevivencia. Como cualquier chica de su tiempo, Sira es feliz, pero sin grandes pretensiones, su meta que comparte con su novio es aprender a escribir a máquina para optar por un puesto en la administración pública, casarse y seguir su vida conforme a los patrones sociales y económicos de su entonces; empleada, esposa y madre.

Pero la vida le juega una trastada, recibe una herencia del padre ausente al mismo tiempo que se enamora del vendedor de la máquina de escribir, principal insumo para el futuro planeado, Ramiro, quien la convence de huir a Tetuán con el pretexto de hacer grandes negocios que ofrecerían beneficios imposibles de obtener en la situación de España y el incierto futuro que le esperaba.  Para sorpresa de Sira, Ramiro resultó ser un gánster que la dejó en la miseria, entre la vida y la muerte, fruto de la pérdida espontanea de un embarazo. Fue socorrida por la caridad y representantes del protectorado español en Marruecos. Al recuperar la salud y en complicidad con la dueña de la pensión donde vivía inicia una lucha entre la moral y las urgencias de la pobreza.  Tras una serie de transacciones ilícitas logra montar un atelier de alta costura, por medio del cual entra en contacto con las esposas de los dueños del poder, del futuro de España y del mundo; las grandes potencias económicas, quienes trabajaban en los aprestos para la segunda guerra mundial. Tras su amistad con una mujer inglesa y el contacto con sus clientas se va convirtiendo en una espía a favor, supuestamente, de los inglese y la creencia de que coadyuvaría a que España no participara en otra guerra.

La segunda parte corresponde a la segunda identidad de Sira, quien amerita de un nuevo nombre a fin de seguir con su trabajo de espía en misiones más riesgosas y comprometedoras. En esta conoce los verdaderos intereses de sus supuestos aliados, quienes no reparan en acciones turbias para preservar más que el interés colectivo sus apetencias personales. Su vida se ve amenazada, sus nervios al límite y su mente se aclara respecto a su rol en el engorroso problema en que estaba metida. Es cuando hace conciencia de que ha sido, en cierto modo, manipulada, aunque era consciente de que su trabajo era el camuflaje para el espionaje. Al sentir tanta confusión sobre las lealtades decide no seguir las directrices de otros, sino, trabajar a mutuos propio.

En esta historia se puede experimentar tanto el horror que producen la guerra y los cimientos de un régimen dictatorial como conocer   las causas que los generan. Subyace la miseria humana. La traición, el fraude, la falsificación de documentos, complicidad, el hurto, la intriga, abuso, intereses económicos, codicia, espionaje y la desvalorización de la vida humana forman un coctel disfrazado de patriotismo y buena voluntad.  Lo que trae como consecuencia la muerte, destrucción, pobreza y todo tipo de problemas materiales, mentales y espirituales; retraso del desarrollo económico y humano.

En otro orden, se disfruta de una narrativa atrapante, el suspenso, la intriga y los hechos históricos que encierra mantienen al lector motivado. La curiosidad crece en la medida en que avanza la historia. Los valores estéticos danzan junto a los hechos, la ficción envuelve la realidad en un exquisito manto que lleva al lector al goce estético junto al conocimiento de una historia horripilante que no ha debido repetirse en ningún lugar del mundo, ni bajo ninguna justificación. La guerra y la dictadura son acciones que en última instancia denigran la condición humana.

En suma, El tiempo entre costuras es una novela que escapa de lo común respecto a su contenido histórico, puesto que lo recurrente es que quien una los puntos entre coordenadas sean hombres y no mujeres. Asimismo, a diferencia de otras novelas de este subgénero sus recursos expresivos matizan el horror y la crueldad producto de la miseria humana. Se puede afirmar que la historia de Sira Quiroga le enrostra a la humanidad tres acontecimientos nefastos, pero especialmente para España, la segunda guerra mundial, la guerra civil española y el surgimiento del Franquismo.  Dentro de los personajes predominan aquellos que representan la semiótica del poder los políticos, el ejército y la prensa; sin embargo, el de Sira Quiroga con ambas identidades agrega un valor fundamental y soslayado para ese entonces, representa a una mujer que, aunque funge como títere por largo tiempo decide pensar con cabeza propia.

Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do