Bad Bunny  reventó a la  República Dominicana.  Solo le bastó  un fin de semana para tragarse a la media isla. Sus dos actuaciones, valoradas en millones de dólares para su bolsillo y  apoderados de su marca empresarial, provocaron silenciar los tiroteos y las  muertes en Villa Mella causadas por  violentos  enfrentamientos entre narcos.

Sin querer, el Conejo Malo devoró  las misteriosas desapariciones de  personas a las cuales nadie, hasta el momento, dispensa  una creíble y mínima explicación.

El "trapero", "reguetonero" y "rapero" redujo  a su mínima expresión  la derrota de Margarita. Ya nadie habla de su fracaso, solo ella, y no siempre.

Más de 100 mil personas, me atrevo a decir, asistieron a las dos presentaciones del boricua, del hombre que ahora representa la máquina perfecta para hacer dinero en el global  entertainment.

San Benito, el  conejo carismático y buena vibra, reina en el imperio de  lo básico facilón, de los instintos en la punta de la lengua  y del morbo sabrosón hiper explícito, untado por miles fluidos eyectados por todos los géneros originarios y creados por la “agenda”.

Hasta las estafas por entradas en el Olímpico fueron invisibilizadas. Sí, se lo tragó todo. Hasta lo mal hecho.

El Conejo Bunny  es para los muchachos  deliverys, las banqueras de apuestas y   los empacadores de los supermercados, la culminación del éxito para alguien que no llega a los 40 años.

Para l@s popis es el esperado desacate. Ahora pueden cantar sin vergüenza mámame el culo papi, dame tú lechita beibi  y no te olvides de los condones para que lo metas por el culo (¿o no vamos a capela, mami?)

Bad Bunny tiene preocupaciones sociales muy válidas como el drama de los apagones en Puerto Rico y otras demandas sociales. Sin embargo, no sé por qué percibo que sus ganas de justicia social se pierden en el valle de gozadera de sus canciones. Falta el equilibrio. No sé, ajustar la balanza.

San Benito posee un  carisma  excepcional y una puesta en tarima inigualable. Conjuga la humildad y la fama de llegué hasta aquí yo solito.

 Desglosa millonarios  super efectos especiales de tecnología punta. En su palmera voladora bendice a la grey desaforada y dispuesta a morir en sus orgías liricas.

San Benito Conejo Malo se lo tragó todo en la media isla. El planeta seguirá siendo su Titi por mucho tiempo y como Sobrino Consentido seguirá cantando a sus novias. ¿Quién habló de promiscuidad?

 

José Arias en Acento.com.do