El siglo XIX puede considerarse el siglo de oro de la literatura rusa, y el realismo, el movimiento literario predominante. Gigantes de la estatura literaria de Fiódor Dostoievski, León Tolstoy, Ivan Turguéniev, Anton Chéjov entre otros, pertenecieron a la segunda mitad de este siglo, período en que surge el realismo clásico ruso. Novelas como Crimen y Castigo y Los hermanos Karamazov de Dostoievski; La guerra y la paz, y Ana Karenina de Tolstoy, junto a los cuentos de Anton Chéjov, hoy son obras universales. Avanzada la segunda mitad, en 1870 nace Iván Bunín, primer escritor ruso que en 1933 obtuvo el premio Nobel de Literatura.
El realismo se caracteriza por la representación objetiva de la realidad. En el aspecto social, los escritores rusos, influenciados por los acontecimientos de la época, abordaron los conflictos sociales, la desigualdad, y la injusticia de los seres humanos. Aunque en el caso de
, sus novelas se pueden considerar dentro de un realismo psicológico, ya que en ellas explora la psicología humana. En referencia a Tolstoy, su novela La guerra y la paz tiene el carácter de realismo histórico. Esto nos induce a apreciar, que el realismo ruso del siglo XIX tuvo tres características: social, psicológica, e histórica. De paso, este movimiento tuvo una considerable influencia en la literatura europea y latinoamericana.
Por una situación muy peculiar, el realismo en la literatura rusa del siglo XX abarca dos períodos: el anterior a la revolución bolchevique de 1917, y el posterior a esta. Antes de 1917, en el ambiente poético, influenciados principalmente por el modernismo, surgieron grupos poéticos como el Acmeismo, el cual tuvo miembros prestigiosos como los poetas Anna Ajmátova y Ósip Mandelshtam. Otro grupo fue el futurismo ruso. Vladimir Mayakovski, quien presidió la poesía rusa de la primera mitad del siglo XX, puede ser considerado la figura más destacada. También formó parte de él Boris Pasternak, quien en Occidente es más conocido por su novela Doctor Zhivago. Aun así, en sintonía con las nuevas circunstancias, en la prosa, el realismo mantuvo su preponderancia.
En una carta que Máximo Gorki le envió a Anton Chéjov, en la cual le dice que ha llegado la época en que lo heroico es una necesidad, esto marcó un distanciamiento con el realismo clásico del siglo XIX. Pienso que el mensaje transmitido por Gorki a Chéjov, pudo haberse originado por el malestar que se estaba sintiendo contra el zar Nicolás II. Sostengo esto, porque en 1906, Gorki se trasladó a los Estados Unidos a recabar fondos para la causa de la socialdemocracia rusa. Es en esta circunstancia que escribe su obra más conocida, La madre, publicada en 1907, y en la que aparece por primera vez la palabra proletariado.
Con la instauración del poder soviético y la llegada del socialismo, los escritores rusos se encontraron frente a un mundo que los impactó. Ante esta situación, sintieron la necesidad de crear un esquema que representara esta realidad, una forma de promover sus nuevos valores. Nace otra corriente dentro del realismo: el realismo socialista. En ese contexto histórico, el hombre nuevo, y el trabajo como símbolo redentor, van a ser fuentes generadoras de una nueva moral. El primero en explorar este terreno, fue Fiódor Gladkov, quien en 1925 publicó su novela Cemento. Es decir, los escritores rusos se interesaron en conocer este novedoso escenario y describirlo. Renunciaron a otras formas de hacer arte. Lo hicieron motivados ante la idea de un mundo prometedor, y la posibilidad de lograr un estado de total plenitud.
En 1932, con la promulgación por parte de Stalin, del decreto de la reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas, todo trabajo artístico quedó bajo dominio y dirección del Estado. La creación de la Unión de Escritores Soviéticos, sirvió de soporte a los fines de promover el realismo socialista como política estatal, y se afianzó en 1934 con el Primer Congreso de Escritores Soviéticos.
Después de estos dos acontecimientos, con el tema de la formación del hombre nuevo, tras un viaje que realizó a las fábricas establecidas en los Montes Urales, Ilia Ehrenburg publicó en 1933 la novela El segundo día. En 1935, Nikolai Ostrovski publicó Así se templó el acero. Ambas, al igual que Lucharon por la patria y Campos roturados de Mijail Shólojov (Premio Nobel de Literatura en 1965), y La madre de Gorki, son genuinas representantes del realismo socialista.
Siempre he sostenido, que cada época, así como los conflictos sociales que cambian el curso de la historia generan su propio arte. El escritor es un observador de la realidad. La guerra y la paz de Tolstoi, está inspirada en varios conflictos rusos. También El don apacible de Shólojoj, la cual ha sido comparada con esta, pero no puede considerarse como realista socialista. Los hechos anteriores a la revolución bolchevique también determinaron la creación de literatura.
Entiendo que es natural que los escritores del realismo socialista tuvieran sus razones. Que entendieran la necesidad de crear una estética nueva. Tampoco podría descalificarse las ideas, y pretender que deban estar ausentes del arte. Lo que quiero subrayar, es el hecho de haber usado la literatura como propaganda política. De que quien no escribiera a favor de los intereses del sistema, su arte fuera considerado burgués y degenerado. Que esto no le hizo bien a la literatura rusa en sentido general. Pienso que la fidelidad a las ideas, en vez de fidelidad al arte, fue contraria a su propia esencia. Aunque es justo reconocer que el objetivo fue vincular el arte a la lucha política, y que ese conglomerado contara con un medio de expresión. Más en un momento histórico en que la clase proletaria aparece en el escenario social, situación que dio lugar a que sirviera de argumento a muchas novelas. Sin embargo, poner una camisa de fuerza ideológica al pensamiento, entiendo que fue un desatino. La misión del escritor debe estar dirigida a la obra.
Si se compara la producción literaria del realismo ruso del siglo XIX, la de antes de la Revolución Bolchevique y la del realismo socialista, las diferencias son mayúsculas. Solo hay que detenerse en Los hermanos Karamazov. Esta novela, desde su publicación hasta la actualidad es admirada e influyente. Incluso, después de leerla, en 1928 Sigmund Freud escribió su ensayo Dostoievski y el parricidio, y la consideró la mejor novela jamás escrita. Por esto entiendo, que en el realismo de la literatura rusa, el realismo clásico del siglo XIX mantiene la supremacía. Las obras de ese período se siguen leyendo. Muchas de ellas son estudiadas y consideradas obras maestras. En la actualidad, clásicos modernos de la literatura universal. En definitiva, pienso que la mejor literatura rusa, es la del siglo XIX.