De acuerdo con la edición de 2023 del Informe Mundial de Felicidad, una medición organizada por la encuestadora Gallup y otras instituciones, con una muestra de 137 países, los más felices no son otros que los más desarrollados y ricos del planeta. (https://worldhappiness.report/).

Entre ellos hay un país latinoamericano en vías de desarrollo que ha calificado entre los más felices. Ocupa el lugar núm. 23. Ese país no es la República Dominicana, es Costa Rica.

Nuestro país ocupa un lejano núm. 73, una calificación mediocre dentro de la medición mundial; en Latinoamérica, solo Perú, Ecuador y Venezuela son más infelices que República Dominicana, según el informe. Preciso es decir que Haití no fue evaluado en la medición.

De acuerdo con el mencionado estudio, existen seis factores para medir a las sociedades felices o infelices:

  1. El ingreso per cápita, pues como dice el dicho, el dinero no da la felicidad, pero ayuda. En un país donde hay pobreza y desigualdad aguda como el nuestro, naturalmente habrá infelicidad.
  2. El acceso a la salud y la expectativa de vida.
  3. La posibilidad de tener apoyo social, esto es, a alguien con quien contar.
  4. Poseer la sensación de libertad para tomar decisiones con nuestras vidas. Esto abarca a los derechos humanos sin importar raza, sexo, nacionalidad, etnia, lengua, religión o cualquier otro estatus. Los derechos humanos incluyen la libertad de vivir libremente, sin esclavitud o tortura, la libertad de expresar su opinión, el derecho al trabajo y la educación, y más sin discriminación.
  5. La generosidad, es decir, el comportamiento que beneficia a otros, incluidos grupos especiales como niños, envejecientes, discapacitados.
  6. Finalmente, la ausencia de corrupción juega un papel crucial en la evaluación que mide si las personas creen en los gobiernos y en la buena fe de los demás.

En 2022, la República Dominicana fue calificada por este informe anual en la posición núm. 69. A la vuelta de un año, nos volvimos cuatro peldaños más infelices, a decir del estudio. Las causas-raíz de ese resultado desalentador incluyen factores políticos, económicos, históricos, como también culturales.

Es por lo que, en Poncho Morado Podcast, el podcast donde la cultura es una merienda compartida, hemos invitado esta semana a la Dra. Laura Pou Ottenwalder a conversar sobre aquellos de esos elementos, tales como, la solidaridad, el respeto a las libertades individuales y la generosidad, que dependen del comportamiento humano, de cara a los resultados obtenidos por la República Dominicana.

Procuramos agotar una conversación productiva bajo la premisa de que lo económico y lo político influyen sobre la cultura y la condicionan. No obstante, siempre queda un reducto de libertad grande o pequeño en cada uno de nosotros, los dominicanos.

Cada uno disfruta de cierto grado de autonomía de la voluntad y la búsqueda de la felicidad en muchos ciudadanos, se ha centrado en la fe, en unos, y en la solidaridad laica, en otros.

Existe esa esfera de actuación donde somos agentes de la felicidad o la infelicidad colectiva y en lo particular creo que, las actuaciones pequeñas, como la madre que siembra machismo en un hijo, o las microagresiones que nos permitimos para atacar sutilmente, por nuestra supuesta graciosa idiosincrasia, han mermado la paz, y por ende la atmósfera de felicidad.

No solo los acusados de corrupción, los asesinos, los racistas, contribuyen a una baja de nuestro nivel de felicidad. Las interrelaciones tóxicas, que no se limitan a las que ocurren en las redes sociales, sino que se extiende por los círculos sociales, también enrarecen la armonía.

En el episodio, con la ayuda de la Dra. Pou Ottenwalder, buscamos conocer cuáles son los comportamientos de odio y malquerencia, porque nos parece que, en ese ámbito, cada uno de nosotros, tiene vocación de cambio para convertirse en un promotor de la felicidad.

De poco nos sirve ser competitivos, crecer económicamente si no somos un país de personas felices y esto es lo único que tenemos para dejarle a nuestros hijos y nietos.

En el pasado, nuestros padres padecieron opresión y algunos lucharon en su contra. En la época actual, me temo, hay contribución negativa ya no solo de fuerzas más poderosas, sino de una réplica inconsciente que hemos asumido de esas inconductas.

Es preciso que ajusticiemos, cada uno de nosotros, con las armas a nuestro alcance y en nuestro fuero interno, al Trujillito que llevamos dentro.

Hemos titulado ese episodio, el número 8 de nuestro espacio, La búsqueda de la sana felicidad.

La República Dominicana se recostará en el diván de la Dra. Laura Pou Ottenwalder, desde Santiago, Ciudad Corazón. Ella auscultará nuestro descenso a la tristeza y recomendará algunos remedios.