El escritor infanto juvenil César Sánchez Beras cuenta, dentro de sus obras, con novelas y cuentos situados en hechos históricos o problemas de interés social. Tal es el caso de “Mami por qué no hay clase en abril”, “Operación río Ozama” “Al este de Haití”, entre otros.  Su última novela con estas características ha sido “El mapa de la noche” (2024) de la editorial Santillana en su colección Loqueleo; la que constituye el tema central de este artículo.

La novela traza una virtual línea de tiempo desde el inicio de la esclavitud en América hasta el comienzo del cimarronaje. Centrada en el personaje de Adaeze, quien es capturada siendo casi una niña y traída a América como esclava. Esta novela recrea la vergonzosa historia de la esclavitud; concentra sus horrores y su legado a la cultura e identidad de muchos pueblos del continente; en especial los antillanos.

Varias historias convergentes, fruto de la imaginación y creatividad del autor, aglutinan los horrores de la esclavitud. La brutalidad de la captura que desarraiga de cuajo a sus victimas de diferentes lugares de África. El comercio despiadado que deshumaniza a las personas tal cualquier mercancía de ínfimo valor. El despojo de su identidad al pasar a ser propiedad del amo y abandono de sus costumbres y creencias. El sometimiento a la explotación laborar bajo el dominio del látigo, las condiciones de insalubridad y el hambre, entre otros.

Otras historias concentran el reducto de la cultura africana que luego se mimetiza en la dominicana, por ejemplo. Es parte de ese legado la música y sus bailes; aspectos de la gastronomía; elementos del sincretismo religiosos; el uso de las máscaras en carnaval y palabras en el español dominicano. De la misma forma, hay historias que cuentan de la resistencia a la esclavitud y las estrategias para la huida y su vinculación con el cimarronaje y la rebelión.

La obra es rica en recursos literarios y estilísticos que suavizan la crudeza de los hechos. Analogías, figuras retóricas y epígrafes coadyuvan a su comprensión y disfrute. Así como, un glosario de términos propios de la cultura africana sirve de referentes y vinculación con la misma; lo que acerca al lector a la historia.

Finalmente, “El mapa de la noche” presenta un panorama del fenómeno de la esclavitud en América y el plano seguido por los insurrectos para hacer resistencia a tan vergonzoso oprobio en la humanidad. Representa, también, la fortaleza humana cuando los objetivos son comunes, cuando hombres y mujeres se sublevan en contra de la ignominia. Constituye un excelente recurso para las generaciones dominicanas que siguen en la negación del componente africano como parte de su identidad. Son varias las razones para leer y disfrutar esta novela juvenil.