La muerte no es el fin absoluto, sino parte esencial de nuestra existencia. Debe ser aceptada y asumida como una posibilidad constante. Ser y tiempo, de Martin Heidegger

 

El manotazo de la muerte es una novela del poeta, narrador y ensayista dominicano Luesmil Castor Paniagua, publicada en marzo de 2024. Sumerge al lector en las experiencias más íntimas y profundas del narrador participante y de Yoseleini Espinel. Captura las complejidades existenciales del ser humano en torno al sufrimiento, la soledad, la búsqueda del sentido de la vida y la muerte. Este último se constituye en uno de los temas transversales de la literatura y el esencial a la obra. Y, Castor la vincula con lo real y lo mágico, mostrando el dolor por la pérdida, la soledad, el amor, la melancolía en directa relación con su inevitabilidad.

La obra está cargada de una intensidad poética que atrapa al lector. Esta constituye un recurso de la narradora para motivar la reflexión sobre la existencia, la vida y la muerte. Esas creaciones poéticas, a menudo de otros poetas y obras literarias, colaboran con el enriquecimiento del contexto cultural, literario y los emotivos sentimientos que se expresan en el desarrollo de toda la narrativa. Cuya intertextualidad contribuye a situar a la narradora en un contexto de búsqueda de significado, a agregar profundidad a su reflexión y a conectarse con otros a través de la poesía. Dicha musicalidad poética favorece que las emociones y los significados existenciales fluyan de manera natural.

La novela da la sensación de un monólogo interno, compuesto por una reflexión filosófica sobre el sufrimiento-muerte y los patrones interpretativos culturales que versan sobre estos. “No necesito morir para darme cuenta de que advertir la muerte es una gloria que no pueden asimilar muchos vivos que andan muertos, desde sus hondos vacíos existenciales”. La narradora parece advertir sobre el ciclo natural de la muerte. Lo que implica tener conciencia de su inevitabilidad y la fragilidad de la vida. A la vez, sugiere su aceptación como parte consustancial a la existencia humana, pese a que muchos se encuentran atrapados en sentimientos y emociones reprimidas que les impide vivir plenamente.

Desde el principio la protagonista, una mujer que lucha contra una profunda crisis existencial, hace testigo al lector de la cotidianidad en la vida de esta, marcada por una introspección inquebrantable y en constante enfrentarse con su melancolía. Al mismo tiempo, le hace testigo de su conflicto interno y desafiante en el proceso de aceptación de su identidad. El cual riñe con el conservadurismo impuesto por las sociedades recalcitrantes, mientras se envuelven en un manto de hipocresía. De esta manera, el autor logra una prosa rica y evocadora donde logra transmitir el dolor de una existencia marcada por la enfermedad, la soledad, la tristeza y el desarraigo por sus incompresibles preferencias, pues se descubre a sí misma en un mundo que constantemente la rechaza.

En la protagonista, la figura de la abuela paterna, Eva Altagracia representa la conexión con el pasado y el pilar para sus conflictos emocionales de adolescencia. Ahora, simboliza la fuerza cultural sobre su vida como la influencia de la abuela sobre la protagonista. “Soy un vivo ejemplo de lo que me dio y me enseñó mi abuela paterna Eva Altagracia, lo llevo aun aquí conmigo”. Esta realidad contrasta con su experiencia actual. “Ella, libros y mi silencio fueron mis mejores compañías en esos días de los que no quiero recordar más que su desbordado cariño”. Todo ello manifiesta cómo su pérdida la afecta profundamente en su bienestar emocional. Donde el manotazo de la muerte… se describe como un ave migratoria que va y vuelve al lugar de partida. Dando a entender que el proceso cíclico y natural de la muerte incluye una transformación interna. Ella vuelve una y otra vez, dejando sus rastros.

Estos conflictos a los que se enfrenta la protagonista reflejan la complejidad de su existencia. “Es cruel y rudo el manotazo de la muerte”.  Sugiriendo lo abrupto de la muerte y su naturaleza implacable. Ella, provoca un dolor intenso que desestabiliza la vida de los que quedan. “La noticia fue cruel y desnuda. René ha muerto hace pocos minutos”. En el contexto de la novela, la muerte de René funciona como un catalizador para la protagonista, obligándola a reflexionar sobre su vida, el amor y la pérdida. Estos suponen la necesidad de procesar su sufrimiento y buscar una salida a lo inextricable. La crueldad de la noticia como su desnudez es devastadora y sugieren la crudeza de esta como el despojo de cualquier esperanza.

En ese mismo orden de ideas, la narración está impregnada de una lucha contra el cáncer, aludiendo a la muerte como una realidad malévola, que encuentra en los afectados resistencia. Sin embargo, tal como lo manifiesta la narración: “La lucha contra la muerte es una lucha por la vida. Cada día que vivimos es una victoria sobre la muerte”. Esto representa la manera cómo las personas enfrentan la mortalidad. Indica a su vez que la lucha contra la muerte es una manifestación para vivir con intensidad la vida, lo cual supone un hálito de esperanza dentro de toda manifestación de dolor inexorable que vive la protagonista. La vida misma es un triunfo sobre la muerte.

Las cavilaciones existenciales sobre la muerte llevan a la narradora a pensar el suicidio, que quizás influido por Schopenhauer, se plantea que: “no aspiro a suicidarme, los cobardes no nos suicidamos, pero ante ti, ante lo perversa y despiadada que has sido conmigo en este implacable existir, he decidido darte la batalla”. A pesar de esta expresión de Yoseleini Espinel, muestra el coraje del personaje frente los sufrimientos que provoca en ella. El ser humano se encuentra vulnerable frente a la muerte, la cual es inherente a la condición existencial de las personas. Ahora bien, las luchas de Yoseleini puede ser un catalizador que provoca en la narradora un cambio de perspectiva frente a lo inexorable de la muerte. A tal punto que le lleva a renunciar al periodismo y dedicarse a la literatura como una forma de auténtica reflexión sobre la vida. Su presencia en la novela es crucial para comprender los temas de la muerte, el dolor y la existencia.

En otro orden, las manifestaciones mágico-religiosas que se producen en la novela, entorno a la muerte, representan una manera de enfocar las distintas interpretaciones que cultural e individualmente se le otorga. Son de particular interés las expresiones de los personajes tales como: “Pero por Dios, esa esperanza, esa confianza siempre estuvo ahí, siempre fue parte de él, de su existir y sino la convirtió en realizaciones, que esperaba, ser eterno”. Una forma de presentar la búsqueda constante del ser humano de lo trascendental, más allá de la muerte. Esta esperanza se constituye no en una realidad pasiva, sino activa. Pues, la convirtió en realizaciones. “Hay una mano que arrastra el golpe del silencio que abandonó tu cuerpo, un chorro de luz describe el dolor de la partida”. Aunque la luz puede ser hermosa lleva consigo la realidad del sufrimiento que debe ser superado, ahora bien, esa mano puede simbolizar también una realidad trascendental que llega, sin más.

En la novela, antes referida, la muerte representa un punto de anclaje para el abordaje de otros temas que constituyen detonantes del sufrimiento, tales como: la identidad, la sexualidad y el abuso sexual de personas socialmente “vinculada con la moral y la buenas costumbre”. Lo que revela los conflictos internos de la protagonista. Reflejando así las experiencias humanas y las relaciones interpersonales. Desde el punto de vista social y cultural la muerte es un fenómeno no solo familiar y comunitario, sino que también afecta las relaciones y la identidad de la protagonista. Donde la poesía que se inserta en toda la obra puede ser vista como un proceso de sublimación para canalizar y procesar el sufrimiento.

Considero que, la novela construye a sus personajes con características multidimensionales, lo que permite al lector congeniar con las luchas, sufrimientos y aspiraciones de estos. De manera particular, Yoseleini, cuya manifestación constante de búsqueda de significado la convierte un personaje inspirador. Aunque algunos personajes secundarios puedan restarle profundidad a la narrativa. Asimismo, el componente poético agrega una atmósfera melancólica a la novela, pero a la vez esperanzadora. Asimismo, las metáforas y símbolos enriquecen la lectura provocando una reflexión profunda sobre el personaje. La superposición entre la narrativa introspectiva con los momentos de acción provoca que el lector mantenga el interés en la novela, aunque el ritmo puede variar de un momento a otro. Eso puede variar el interés del lector.

A fin de cuentas, la novela es una muestra de esperanza más que de pesimismo sobre la realidad de la vida y de la muerte. Denotando que, incluso en los momentos más dolorosos se vislumbra una luz de esperanza que florece como razón suficiente para dar sentido a la existencia de los individuos. Ese sentido se puede encontrar en la simplicidad de lo cotidiano y en una aceptación de la muerte como realidad connatural al ser humano. Pero a la vez es un acto de rebeldía contra la inminencia de esta, creando significado a pesar de la sombra que le acompaña. Vivir ya es una batalla vencida contra la muerte. Pues, la vida, pese a sus desafíos y sufrimiento, sigue prevaleciendo sobre la nada, el miedo, la enfermedad, la soledad y la pérdida.

(Richard Rosario Félix. Es poeta, ensayista y gestor cultural)