+El lenguaje del mito (¿No es el mito un lenguaje en el sentido de la antropología estructural de Lévi-Strauss?), es el de una representación y significación que se construye in illo tempore, el temblor de una búsqueda esencial y numinosa. Esta búsqueda constituye una semántica y una simbólica de lo imaginario que provoca la destrucción del sentido como expresión nivelar de lo real y en el marco de la estructura isotópica de lo imaginario (G. Durand – 1977). Una constelación fantástica en la que el discurso temático evoluciona el texto de la historia por intermedio de sus significaciones. En El mito del eterno retorno ("Le mythe de L' éternel retour", 1977), el arquetipo y las repeticiones cósmicas recrean y reproducen las significaciones substanciales del ciclo terrestre y temporal. Las jerarquías míticas construyen un ideograma que revela espiritualmente la visión de un Deus absconditus (o el Dios escondido). La historia es una totalidad reveladora de significados que funcionan en los estratos íntimos de la imaginación mítica.
Una serie de relatos y visiones anuncian las obras de madurez de Mircea Eliade, en el contexto de una cultura que va a incidir más tarde en espacios auténticamente balcánicas y que hasta hoy no han sido continuadas en la perspectiva de una "hermenéutica militante". La antropología y la hermenéutica de Mircea Eliade descifran las comunidades rituales y el espacio de lo popular en la visión de lo trascendente. La revalorización de esta espiritualidad (rumana), la encontramos en una obra de juventud, Comentarios a la leyenda del Maestro Manole y en La Isla de Eutanasius en las que se anuncia una hermenéutica creadora de campos disciplinarios que abarcan la filosofía clásica, paleografía, folklores, etnología religiosa, budología, cultura védica, indianística, la historia cultural, historia de las mentalidades e historia de ideas y creencias religiosas en el espacio de la Europa oriental.
El resultado de esta activiidad es su obra "De Zamolxis á Gengis khan", los textos fundacionales de la tradición popular, baladas y leyendas (Mioritza, El Maestro Manole y otros), generan la significación de una visión popular de origen etnográfico y cultural. (Ver, Mircea Eliade, La isala de Eutanasius, Ed. Trotta, Madrid, 2005), que modifica la naturaleza, la vida y la muerte en una escatología pagana que se repite como función en el universo mítico e imaginario de esta antropología de lo sagrado y de lo profano.
En una perspectiva etnográfica y simbólica de la historia y de las creencias religiosas esta obra representa, el estudio de:
1) Un espacio fundacional que asimila los elementos de la comunidad ritual, en tanto que comunidad iniciática;
2) Una soteriología especial que comprende la renovación de ciclos y espacios de vida y muerte;
3) Los arquetipos que se manifiestan por medio de la repetición, la presión de la historia y la caída del héroe mítico (el Príncipe Dragos, Manole, Mioritza) y los personajes uránicos y solares que constituyen por su acción una nueva mentalidad cultural;
4) Una temporalidad reveladora que instituye las secuencias en el relato sagrado provocando de esta manera el orden cósmico de los elementos o símbolos integradores de la cultura;
5) La dialéctica de lo sagrado y de Io profano como estructuración abierta del espacio mítico, ritual y bio-cultural.
En un ensayo de hermenéutica espiritual con base en la perspectiva indianista, Sergiu Al. George considera que "la exégesis de la obra de Mircea EIiade, debe reconocer la finalidad del primer orden, la búsqueda del sentido unitario de su creación considerada en la totalidad de sus planos". En diversas ocasiones la crítica rumana ha discutido el problema de la universalidad epistémica en la obra literaria, filosófica y antropológica de Mircea Eliade. El mensaje de sus relatos es el mensaje de un mundo simbólico y trascendente. Las revelaciones de estos textos integran la ruptura y la conciencia del orden exterior de una visión soteriológica: la redención del ser. En este sentido la hermenéutica fenomenológica de Mircea Eliade conduce a la aceptación de una ontología fundamental que fija sus raíces en las lenguas sagradas y en la poesía védica.
De esta manera, la experiencia simbólica es un proceso y un sistema de fuerza visionaria que penetra en lo esencialmente filosófico. De esta manera nos muestra Al. George que "la continuidad entre experiencia simbólica y pensamiento filosófico se hace evidente en la India, por el hecho de que más allá de las diferencias teóricas existentes, en cada tendencia filosófica hindú se halla, como un elemento común, la oposición entre una realidad absoluta y una relativa; esta oposición continúa de hecho la oposición subyacente en la experiencia simbólica entre lo "simbolizante" y lo "simbolizado". (Sergiu Al-George, 1976).
En efecto, el conocimiento y la conciencia de la India en la obra de Mircea Eliade habrían de tener una influencia en la actividad literaria y filosófica de anteguerra y posguerra. El yoga y las técnicas arcaicas constituirán el aspecto necesario y fundamental de toda hermenéutica y ontología hindú. La teoría de la liberación del cuerpo y el espíritu por la reflexión y el sufrimiento interior, será desde el punto de vista de una teología mística oriental, la perspectiva de la "existencialidad" y de la "otredad" originaria del ser.
Desde el conocimiento interior de una cultura que se constituye (cultura del humanismo) en el proyecto de todo devenir, el sujeto desoculta la palabra intermediaria que revelará desde el punto de vista de los orígenes una espiritualidad apoyada en la tradición religiosa y mesiánica. El poder de lo sagrado y lo profano en un espacio de síntesis produce dispersión y permite entender lo implícito de un sistema simbólico y lo explícito de una mentalidad cultural. Desde esta perspectiva el campo mítico abierto por la obra de Mircea Eliade contribuye al estudio de un saber intimado en la dinámica de una hermenéutica religiosa y una ontología de lo sagrado. (Véase Adrian Marino: La hermenéutica de Mircea Eliade, Eds. 1980 y 1981)
Etnología, crítica y lenguaje. La significación del espacio ritual-sacrificial que genera aspectos deseantes marcadas por la tradición, el poder mágico-fantástico, permite al investigador diferenciar comunidades, así como también costumbres, milagros y fiestas en la génesis de la estructura religiosa. El lenguaje de lo simbólico es aquella actividad integradora que transforma y dinamiza la mentalidad simbólica. Las referencias específicas a este tipo de mentalidad en la obra de Mircea Eliade. La misma confirma el hecho: que todo historiador de las religiones, es además, un historiador de la cultura y del lenguaje simbólico de cada comunidad ritual (hindú, grecorromana, tibetana, sumero-akádica, babilónica, China, australiana y otras).
El lenguaje de lo sagrado no es una fórmula o una palabra. Es un acto de lo grandioso, nouménico, hierofánico de aquello que puede convertirse en valor, en tiempo, espacio y temblor. Para esta mentalidad las hierofanías manifiestan una intimidad sagrada que modifica la visión especular de la realidad cósmica. Ej: hierofanía (manisfestación desde la perspectiva investigadora del mito y los estudios religiosos). Eliade motiva y analiza en varios tiempos la hierofanía, revela instancias, y niveles de lo sagrado y lo profano. Toda hierofanía muestra, manifiesta la coexistencia de las dos esencias opuestas: sagrado y profano, espíritu y materia, eterno y no eterno etc.
El hecho de que la dialéctica de la hierofanía, de la manifestación de lo sagrado en objetos materiales siga siendo objeto de una teología tan elaborada como la de la propia Edad Media prueba que continúa siendo el problema cardinal de todas las religiones. Podría incluso decirse que las hierofanías todas no son sino un intento fallido de revelar el misterio de la coincidencia hombre-Dios. El lenguaje de lo sagrado es el lenguaje de esa dialéctica que penetra en la intimidad cada vez más substantiva del fenómeno religioso. Creemos oportuno en este sentido la referencia del teórico y crítico literario Adrian Marino: La hermenéutica lui Mircea Eliade en la versión rumana, 1980 y en la versión francesa 1981). El libro plantea el conocimiento de varias zonas que buscan el camino de una interpretación centrada en sus aportes fundamentales.
Para la historia la antropología religiosa, la fundación de una nueva comunidad es una revelación y un milagro entendiéndose estos dos términos como acción y manifestación de los orígenes. La complejidad del fenómeno religioso se debe al hecho de que las estructuras sociales integran y asimilan cualitativamente dicha totalidad a un sistema de pensamientos en el interior de la mentalidad cultural. Es por eso, que la vida simbólica de toda cultura se manifiesta por sus marcas, huellas y objetos valorados en el ritual de lo visible como instancia creacional. Cualitativamente este ritual sustancializa lo cotidiano haciendo de la intención colectiva un lenguaje fundamental. La reflexión por la palabra que impulsa el acto ritual o acto representativo que se reconoce en el espacio mítico promueve una acción del logos como discurso y reflexión sobre lo real, lo histórico y lo imaginario.